El Carnaval, celebración pública que tiene lugar inmediatamente antes de la Cuaresma cristiana, es ilusión, disfraces, colores, pinturas, máscaras, bailes, canciones, mucha diversión y sobre todo, los desfiles de Carnaval. Los verdaderos orígenes del Carnaval todavía son una incógnita. No hay cómo comprobar científicamente dónde y cuándo nació el Carnaval. El origen de su celebración parece probable en las fiestas paganas, como las que se realizaban en honor a Baco, el dios del vino, las saturnales y las lupercales romanas, o las que se realizaban en honor del buey Apis en Egipto. Según algunos historiadores, los orígenes de esta festividad se remontan a las antiguas Sumeria y Egipto, hace más de 5.000 años, con celebraciones muy parecidas en la época del Imperio Romano, desde donde se expandió la costumbre por Europa, siendo llevado a América por los navegantes españoles y portugueses a partir del siglo XV.
El Carnaval está asociado principalmente con el catolicismo, y en menor medida con los cristianos ortodoxos orientales; las culturas protestantes usualmente no celebran el Carnaval o tienen tradiciones modificadas, como el Carnaval danés.
A comienzos de la Edad Media, la Iglesia Católica propuso una etimología de Carnaval: del latín vulgar carne-levare, que significa 'abandonar la carne' (lo cual justamente era la prescripción obligatoria para todo el pueblo durante todos los viernes de la Cuaresma). Posteriormente surgió otra etimología que es la que actualmente se maneja en el ámbito popular: la palabra italiana carnevale, que significaba la época durante la que no se podía comer carne. Pero a fines del siglo XX varios autores comenzaron a sospechar del origen pagano del nombre. Carna es la diosa Celta de las habas y el tocino. También estaría conectada con fiestas indoeuropeas, dedicadas al dios Karna (que en el Mahabhárata aparece como un ser humano, hermano mayor de los Pándavas, hijo del dios del Sol y la reina Kuntí). Algunas personas creen que la palabra Carnaval hace referencia a una supuesta antigua tradición pagana en la que se ofrecía carne al dios Baal (carna-baal) en una fiesta de donde todo vale.
En general, puede decirse que el Carnaval occidental moderno debió de configurarse en formas muy parecidas a las que hoy conocemos en la Edad Media. Son innumerables los documentos que lo describen a lo largo y ancho de toda la Europa medieval, e innegable la importancia que su celebración y significación tenían en aquella sociedad. A partir sobre todo del Renacimiento, los intentos de regulación y de prohibición que sufrió fueron continuos. Así, en la España de 1523, Carlos I prohibió que los hombres se enmascarasen.
En el siglo XVIII, el Carnaval se vio inmerso en un proceso de aceptación por las cortes y las ciudades europeas, que llevó a su refinamiento y estilización. Pero puede decirse que, en general, el Carnaval ha seguido siendo siempre una fiesta eminentemente popular, en que sobre todo las clases humildes y los jóvenes se enfrentaban temporalmente e intentaban subvertir un orden social muy oneroso para ellos. Ello explica que sus intentos de regulación y de prohibición no hayan cesado hasta el mismo siglo XX, como ilustra el hecho de que, durante la dictadura de Francisco Franco (1939-1975), la celebración de los Carnavales estuviese prohibida en toda España, donde, sin embargo, volvió a resurgir tras aquel período con enorme vitalidad.
En la comunidad castellano-manchega se consideran días propios de Carnaval el “jueves lardero”, domingo de Carnaval y de Piñata, junto con el lunes, martes de Carnaval y Miércoles de Ceniza. Antiguamente en Ciudad Real sólo se celebraba el domingo de Carnaval, el de Piñata, y el lunes y martes de Carnaval, siendo la máscara callejera con la frase “¿A que no me conoces?” la mas utilizada en nuestra ciudad.
El diario local El Pueblo Manchego en su crónica de Carnaval de 1909 publica la siguiente nota: “Por la tarde tanto en la calle de Arcos, y en el paseo del Pilar, como en las de Alarcos y Morería la animación fue extraordinaria durante toda la tarde. Hubo momentos en los cuales no se podía dar un paso.
Las máscaras, en regular número pero de poco o ningún gusto. Abundaron los mamarrachos y escasearon, casi totalmente, las máscaras bonitas y que supieran ser máscaras. ¡Qué sosería! -No me conoces -Parece mentira- y de ahí no salen nunca.”.
El Carnaval está asociado principalmente con el catolicismo, y en menor medida con los cristianos ortodoxos orientales; las culturas protestantes usualmente no celebran el Carnaval o tienen tradiciones modificadas, como el Carnaval danés.
A comienzos de la Edad Media, la Iglesia Católica propuso una etimología de Carnaval: del latín vulgar carne-levare, que significa 'abandonar la carne' (lo cual justamente era la prescripción obligatoria para todo el pueblo durante todos los viernes de la Cuaresma). Posteriormente surgió otra etimología que es la que actualmente se maneja en el ámbito popular: la palabra italiana carnevale, que significaba la época durante la que no se podía comer carne. Pero a fines del siglo XX varios autores comenzaron a sospechar del origen pagano del nombre. Carna es la diosa Celta de las habas y el tocino. También estaría conectada con fiestas indoeuropeas, dedicadas al dios Karna (que en el Mahabhárata aparece como un ser humano, hermano mayor de los Pándavas, hijo del dios del Sol y la reina Kuntí). Algunas personas creen que la palabra Carnaval hace referencia a una supuesta antigua tradición pagana en la que se ofrecía carne al dios Baal (carna-baal) en una fiesta de donde todo vale.
En general, puede decirse que el Carnaval occidental moderno debió de configurarse en formas muy parecidas a las que hoy conocemos en la Edad Media. Son innumerables los documentos que lo describen a lo largo y ancho de toda la Europa medieval, e innegable la importancia que su celebración y significación tenían en aquella sociedad. A partir sobre todo del Renacimiento, los intentos de regulación y de prohibición que sufrió fueron continuos. Así, en la España de 1523, Carlos I prohibió que los hombres se enmascarasen.
En el siglo XVIII, el Carnaval se vio inmerso en un proceso de aceptación por las cortes y las ciudades europeas, que llevó a su refinamiento y estilización. Pero puede decirse que, en general, el Carnaval ha seguido siendo siempre una fiesta eminentemente popular, en que sobre todo las clases humildes y los jóvenes se enfrentaban temporalmente e intentaban subvertir un orden social muy oneroso para ellos. Ello explica que sus intentos de regulación y de prohibición no hayan cesado hasta el mismo siglo XX, como ilustra el hecho de que, durante la dictadura de Francisco Franco (1939-1975), la celebración de los Carnavales estuviese prohibida en toda España, donde, sin embargo, volvió a resurgir tras aquel período con enorme vitalidad.
En la comunidad castellano-manchega se consideran días propios de Carnaval el “jueves lardero”, domingo de Carnaval y de Piñata, junto con el lunes, martes de Carnaval y Miércoles de Ceniza. Antiguamente en Ciudad Real sólo se celebraba el domingo de Carnaval, el de Piñata, y el lunes y martes de Carnaval, siendo la máscara callejera con la frase “¿A que no me conoces?” la mas utilizada en nuestra ciudad.
El diario local El Pueblo Manchego en su crónica de Carnaval de 1909 publica la siguiente nota: “Por la tarde tanto en la calle de Arcos, y en el paseo del Pilar, como en las de Alarcos y Morería la animación fue extraordinaria durante toda la tarde. Hubo momentos en los cuales no se podía dar un paso.
Las máscaras, en regular número pero de poco o ningún gusto. Abundaron los mamarrachos y escasearon, casi totalmente, las máscaras bonitas y que supieran ser máscaras. ¡Qué sosería! -No me conoces -Parece mentira- y de ahí no salen nunca.”.
Mascaras callejeras en 1916 en nuestra Plaza Mayor
El antiguo Carnaval ciudadrealeño era un Carnaval sin organización institucional cuyo protagonista era la máscara callejera en la calle Morería, y su actividad giraba en torno a los bailes del antiguo Casino, hoy centro cultural, el antiguo “Circulo de la Unión”, el Ateneo y el Teatro Circo organizados por la Sociedad “Circulo Artístico Mercantil”. En 1919 el Ayuntamiento presidido por D. José Cruz Prado, intervino por primera vez en la organización del Carnaval ciudadrealeño, trasladando la celebración al Parque de Gasset. El ya citado El Pueblo Manchego el lunes 3 de marzo de 1919, realizaba el siguiente comentario: “El traslado del Carnaval al Parque de Gasset, ha sido un acierto estupendo, pues la fiesta de ayer resulto esplendidísima sobre toda ponderación. A lo largo del paseo se colocaron varias tribunas. La del Ayuntamiento que era muy artística, estaba destinada al público, mediante el pago de los asistentes. El Casino de Ciudad Real y la Cámara de Comercio construyeron, también otras tribunas para sus socios respectivos. Varias familias particulares costearon las restantes”. [1]Para el Carnaval de 1919 el Ayuntamiento editó por primera vez un cartel anunciador pintado por el artista local Ángel Andrade y convocó un concurso de premios “para dar más realce a la fiesta Carnestolendas”[2]. Este concurso se celebró el domingo de Carnaval con premios para carrozas, coches de caballo, automóviles, comparsas y estudiantinas, y máscaras a pie, oscilando los premios entre las 200 y 25 pesetas. Entre las bases de la convocatoria que hizo el Ayuntamiento quedaban “prohibidos los disfraces y mascaradas que puedan menoscabar la consideración debida a las autoridades o sean atentatorias a la moral y buenas costumbres.
Se prohibirá también que las estudiantinas, comparsas y mascaradas, lleven como estandarte la Bandera Nacional" [3] .
Carroza tirada por bueyes en el Parque de Gasset
Con gran éxito se celebró el Carnaval ciudadrealeño en este año en nuestra ciudad, tal y como lo recoge la prensa local, celebrándose tan solamente el sábado, domingo, lunes y martes de Carnaval y Domingo de Piñata, únicos días que se celebró el Carnaval en nuestra ciudad desde antiguo.
Los años veinte fueron años de auge del Carnaval en Ciudad Real, asumiendo el Ayuntamiento la organización de actos en torno al mismo, siendo los años treinta de decadencia de esta celebración, donde desaparecieron los actos organizados por nuestro consistorio.
La Iglesia siempre miró con recelo la celebración de Carnaval, y en nuestra ciudad en las tres parroquias se iniciaba el domingo de Carnaval un triduo en honor a Jesús Sacramentado en desagravio por las ofensas durante los días del Carnaval. Triduo que después de la Guerra Civil (1936-1939) se seguía celebrando, aunque no existía el Carnaval en nuestra ciudad.
Con la llegada de la democracia, el Ayuntamiento presidido por D. Lorenzo Selas Céspedes asume resurgir el Carnaval en Ciudad Real, organizando actos en torno a él como el pregón, el entierro de la sardina y una programación que abarcaba toda la semana y terminaba el Domingo de Piñata con el desfile de Carnaval, que sería declarado de Interés Turístico Regional el 27 de noviembre de 1991. Años de un gran auge de nuestro Carnaval en el cual tuvieron gran protagonismo las peñas nacidas en la ciudad.
Los años veinte fueron años de auge del Carnaval en Ciudad Real, asumiendo el Ayuntamiento la organización de actos en torno al mismo, siendo los años treinta de decadencia de esta celebración, donde desaparecieron los actos organizados por nuestro consistorio.
La Iglesia siempre miró con recelo la celebración de Carnaval, y en nuestra ciudad en las tres parroquias se iniciaba el domingo de Carnaval un triduo en honor a Jesús Sacramentado en desagravio por las ofensas durante los días del Carnaval. Triduo que después de la Guerra Civil (1936-1939) se seguía celebrando, aunque no existía el Carnaval en nuestra ciudad.
Con la llegada de la democracia, el Ayuntamiento presidido por D. Lorenzo Selas Céspedes asume resurgir el Carnaval en Ciudad Real, organizando actos en torno a él como el pregón, el entierro de la sardina y una programación que abarcaba toda la semana y terminaba el Domingo de Piñata con el desfile de Carnaval, que sería declarado de Interés Turístico Regional el 27 de noviembre de 1991. Años de un gran auge de nuestro Carnaval en el cual tuvieron gran protagonismo las peñas nacidas en la ciudad.
Otra carroza de la epoca
El entierro de la sardina nunca se celebró en nuestra ciudad hasta los años 80 del pasado siglo XX. El origen del entierro de la sardina comienza a celebrarse sobre la mitad del siglo XIX, en que un grupo de estudiantes de Madrid, reunidos en la Farmacia de San Antón, resolvieron realizar un cortejo fúnebre presidido por una sardina, simbolizando el ayuno y la abstinencia, para así revivir el festejo Carnavalesco que se celebraba en Madrid el Miércoles de Ceniza. Esta costumbre se difundiría por España y actualmente está presente en todas las celebraciones Carnavaleras de la geografía española.
Actualmente el Carnaval no goza de buena salud, no es apoyado por los ciudadrealeños y tan sólo el Domingo de Piñata es el día grande de nuestra fiesta. Sus motivos podrían ser varios, el principal yo creo, que es una fiesta sin arraigo entre la población, que sólo es mantenida con la ayuda de nuestro Ayuntamiento que se afana en intentar resurgirla sin éxito. Pero sin duda alguna esto es debido que el Carnaval en Ciudad Real nunca tuvo en su historia un apoyo grande de la población y tan sólo los bailes y la máscara callejera fueron su base, máscara que sólo salía a la calle el domingo, lunes y martes de Carnaval, no en gran número como se puede ver en la prensa local del primer cuarto del pasado siglo XX.
Actualmente el Carnaval no goza de buena salud, no es apoyado por los ciudadrealeños y tan sólo el Domingo de Piñata es el día grande de nuestra fiesta. Sus motivos podrían ser varios, el principal yo creo, que es una fiesta sin arraigo entre la población, que sólo es mantenida con la ayuda de nuestro Ayuntamiento que se afana en intentar resurgirla sin éxito. Pero sin duda alguna esto es debido que el Carnaval en Ciudad Real nunca tuvo en su historia un apoyo grande de la población y tan sólo los bailes y la máscara callejera fueron su base, máscara que sólo salía a la calle el domingo, lunes y martes de Carnaval, no en gran número como se puede ver en la prensa local del primer cuarto del pasado siglo XX.
[1] El Pueblo Manchego. Año IX Núm 2.439. Lunes 3 de marzo de 1919 (portada).[2] El Pueblo Manchego. Año IX Núm 2.433. Lunes 24 de febrero de 1919 (portada).[3] Ibídem.
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