La Hermandad de Nuestra Señora de los
Dolores “Ave María”, hermandad fundada en el siglo XVII en la entonces
Parroquia de Santa María del Prado, hoy S.I.P.B. Catedral, atesora entre su
rico patrimonio, el manto de procesión más antiguo de nuestra Semana Santa, una
obra de bordado sevillano de 1914.
En el citado año muchas serian las
novedades que presentaría la hermandad, de cara a su salida procesional del
Viernes Santo. El paso de la Virgen, que hasta entonces era de pequeñas
dimensiones y llevado aún hombro por fuera, fue sustituido por un nuevo paso
mucho mas grande. Eso trajo como consecuencias que hasta este año, y desde la
creación del Obispado-Priorato, la imagen de la Virgen era trasladada en
procesión desde la Catedral a la iglesia de la Merced, el miércoles anterior al
Viernes de Dolores por la calle Feria a la de Toledo, hasta entrar en la
Merced, donde era colocada bajo el presbiterio, al lado de la Epístola. Al día
siguiente se oficiaba una Solemne Función en su honor, Ésta y la procesión dejó de realizarse en 1914, al no poder pasar por la puerta de la iglesia de la Merced, las nuevas
andas de la Virgen.
Junto a las nuevas andas, la imagen de
la Virgen estrenó saya blanca bordada en oro, regalo de la Camarera de aquellos
años, Dolores Clemente Guía, y un nuevo manto negro de procesión bordado en oro
con pedrería. Sabemos por la prensa local de aquellos años, y en concreto el
diario “El Pueblo Manchego”, que este manto importó la cantidad de 25.000
pesetas, que para su confección se entregó el antiguo manto de la Virgen, el
cual se descontó en compensación del total del importe de la obra, la cantidad
de 10.000 pesetas, sufragando la hermandad a través de los donativos de sus
hermanos, rifas y fondos propios las otras 15.000 pesetas restantes. Del taller
de bordado que realizó esta obra de arte nada sabemos, ya que solo se recoge en
la prensa que era obra de un taller de bordado sevillano, sin citar su nombre.
Destruida la imagen titular de la Virgen
en 1936, por republicanos del Frente Popular, la saya y el manto de la Virgen
fueron salvados gracias al celo de la que fuera Camarera de la Virgen, Dª.
Carmen Clemente, Viuda de Cuevas, que los mantuvo oculto durante la Guerra
Civil Española.
Este manto permaneció intacto hasta el año 1997, cuando se cambiaron los flecos del mismo por un galón de oro antiguo fino regalo del taller de bordado sevillano de Carrasquilla, y en el año 2000 la hermandad toma la decisión de pasar a nuevo terciopelo los antiguos bordados del manto, en los talleres gaditanos de Juan Zamarrillo Tornay y D. Lorenzo Guttemberger, quien restaurarían los mismos, añadiendo un metro más de ancho y otro de largo al manto, y por consiguiente nuevos bordados al estilo de los que poseía el manto.
La hermandad procesionó con el manto totalmente restaurado, el Viernes Santo del año 2001, siendo este una de las joyas de bordado de la Semana Santa capitalina.
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