Dentro de los anuncios publicados en la “Guía Folleto Oficial de las Ferias y Fiestas” de Ciudad Real del año 1925, editado por Manuel García Barba, propietario del Quiosco Cervantes, se encuentra uno de las Pompas Fúnebres de Nuestra Señora del Prado, de José González Alcázar, que tenía su sede en la calle Alfonso X el Sabio 10, actual calle Ciruela.
En el anuncio aparece una carroza fúnebre que
era el mayor símbolo de enterramiento en el siglo XIX y existían de diversas
tipologías según la clase social del finado. Estos carruajes tirados por
caballos eran cada vez más sofisticados y con mayor ornamentación porque
cumplían una función que iba mucho más allá del propio servicio de traslado del
difunto. En esa carroza fueron enterrados muchos ciudarrealeños, ya que no fue
hasta la década de los años veinte del pasado siglo, cuando en España se
empiezan a utilizar los primeros coches de tracción mecánica para los servicios
funerarios, que a nuestra ciudad llegarían una década después.

No hay comentarios:
Publicar un comentario