Tras 85 años siendo colegio público y
algunas otras cosas, entrar en el centro Carlos Eraña de Ciudad Real es como
volver al pasado, a un pasado de enseñanzas de otros tiempos, de aprendizajes
de aquellos niños hoy abuelos o bisabuelos, de prácticas de aprendices de
maestro, de clases de alfabetización de adultos, de sede consistorial, de urnas
en momentos electorales, de aulas con ordenador hoy día…
Portada
del diario “Vida Manchega” del día 29 de noviembre de 1932, un día después de
inaugurar el grupo escolar
La que suscribe no puede por menos de
quedarse boquiabierta ante un colegio inaugurado durante la segunda República,
en 1932, que permanece casi como entonces, con pequeños arreglos por el
consabido paso del tiempo y con contadas reformas. Sus grandes aulas de casi 4
metros de altura, sus enormes ventanales, su galería superior, suelos,
puertas, -¿las primeras que hubo?-, con
esos goznes que hoy chirrían como queriendo hablar de años pretéritos…, y una
fachada imponente, declarada como Bien de Interés Cultural… ¡Y pensar que en
los años 70 el Ayuntamiento quiso derribarlo para darle otro uso!
La razón de ser primera y última de este
edificio fue y es ser colegio público, aunque ha sido ‘ocupado’ y dedicado a
otros usos, educativos unos y otros no tanto. Según nos cuenta Vicente
Palomares García, investigador y profesor del centro Pérez Molina, el
Ayuntamiento compra los terrenos a la condesa viuda de la Cañada pagando 30.000
pesetas por algo más de 18.000 metros cuadrados. La construcción del colegio se
financia entre el Ayuntamiento y el Estado, en un 30-70% aproximadamente. Las
obras se adjudican en 1930 y el lunes 28 de noviembre de 1932 se inaugura el
denominado entonces como Grupo Escolar Pablo Iglesias, acto presidido por el
director general de Primera Enseñanza, Rodolfo Llopis, tal y como recoge el
periódico ‘Vida Manchega’. Durante la guerra civil, Vicente Palomares indica
que pudo ser ocupado por los milicianos como lo fueron otros colegios. Pasada
la contienda civil, en 1939 el colegio cambia de nombre por el definitivo
Carlos Eraña, en memoria del beato fallecido en Ciudad Real.
El actual director del centro, Eduardo
Madrid de la Cal, lamenta la inexistencia de documentación o actas en el propio
colegio desde su origen hasta finalizado los años 70, desconociendo por ejemplo
quién fue el primer director o las enseñanzas impartidas durante la primera
etapa del centro, aunque sí se conoce que los chicos accedían al centro por la
fachada oeste (donde hoy se sitúa la escalera de emergencia) y las niñas por la
fachada este (entrada actual). Tras la guerra civil, el colegio también se
convierte en la sede de la ‘aneja’ de Magisterio o Escuela Práctica de la
Normal de Maestras ‘Isabel la Católica’ (se encontraba en la calle Audiencia,
hoy Elisa Cendreros). Allí permaneció durante 20 años, indica Vicente
Palomares, y posteriormente, en los años 60 y 70 se realizaron campañas de
alfabetización de adultos y fue centro piloto de adultos. En 1972 comienzan las
obras del actual Ayuntamiento y se trasladan sus dependencias al colegio
permaneciendo allí hasta más de cuatro años después (se apunta incluso que
estuvieron hasta 1981) ya que la marcha de la actividad municipal al actual
consistorio fue progresiva.
Colegio en exclusiva.- Será entonces
cuando el colegio prosigue su camino como centro público de educación general
básica en exclusiva. Desde entonces, cuatro son los directores que han pasado
por el centro: Manuel Fernández Lozano, Emilia González Núñez, Dámaso Tapiador
García de Marina y Eduardo Madrid de la Cal. El colegio es de una sola línea
con 9 aulas, 3 de Infantil y 6 de Primaria; una matrícula media de más de 200
alumnos y una ratio con clases llenas pero que ha ido cambiando acorde a lo que
iba marcando la administración educativa. La galería superior del centro está
jalonada por imágenes de todas las promociones desde 1979 “es la más antigua
que se conserva”, apunta el director, promociones entre las que se incluyen
algunos alumnos conocidos como la alcaldesa de Ciudad Real, Pilar Zamora, o la
que fue concejal de Educación, Ana Beatriz Sebastiá. En el año 1996 hay
registradas tres promociones “por esa transición de EGB a la Logse”. En la
actualidad existe un claustro de 17 maestros, y un equipo directivo encabezado
por Eduardo Madrid, Rosario Aguilar como jefa de estudios y Prado Pérez
secretaria.
En la etapa última del colegio se han
acometido algunas reformas del colegio como la colocación de una parte del
tejado que se cayó y arreglo del techo, instalación de una escalera de
emergencia en la fachada oeste tras la insistencia de los padres, renovación
total de los baños y pintura del centro. El colegio cuenta con biblioteca (con
ningún volumen de su pasado más primitivo), aula Althia, aula de música, sala
de usos múltiples, sala de profesores, sala de reuniones, despachos, etc. En el
exterior cuenta con un patio de hormigón adornado con viejos olmos (alguno ya
se ha tenido que cortar por una enfermedad), pista polideportiva vallada y
arenero infantil. Se ha solicitado un comedor, un servicio que, curiosamente,
cuando se vio la necesidad de un colegio en el barrio en 1905, el arquitecto
municipal Florián Calvo incluyó comedor escolar y conserje aunque ese proyecto
no salió adelante por falta de fondos municipales.
Un colegio público muy bien cuidado por
docentes, personal del colegio, alumnos y mantenimiento municipal, que bien
merece una mayor atención en su conservación como edificio histórico por parte
de administraciones responsables sin menoscabo de su actividad colegial diaria.
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