22
de agosto: Octava de la Virgen del Prado y festividad de Santa María Reina
El sacerdote salesiano Emilio Guzmán
Romero, nacido en nuestra capital hace por ahora cincuenta y nueve años, y
miembro en la actualidad de la comunidad salesiana ciudadrealeña ha presidido
la solemne eucaristía en el día de la Octava de Nuestra Señora Santa María del
Prado, Patrona de la ciudad, que litúrgicamente se corresponde con la de Santa
María, Reina.
La
Función organizada por la Ilustre Hermandad a las 12:00 horas, fue oficiada por
el sacerdote salesiano D. Emilio Guzmán Romero
Concelebraron con él, -ante unos
trescientos fieles-, varios sacerdotes pertenecientes al Cabildo Catedralicio,
así como otros presbíteros de la ciudad. El acompañamiento musical estuvo a
cargo del organista Pedro-Pablo López Hervás, al órgano, además del sacerdote
Francisco Romero, dirigiendo los cantos al pueblo, y la soprano Patricia
Gozalo. Ocupaban lugares destacados una representación de la Corte de Honor,
con su presidenta Celia Casado Puentes; una representación de la Ilustre
Hermandad, encabezada por su homónimo Francisco Pajarón López; distintos
miembros de la Corporación Municipal; Inspector Jefe de la Policía Local;
Teniente Coronel de la Guardia Civil; el Comandante Subdelegado de Defensa; el
senador Francisco Cañizares; Pandorgo y señora y Dulcinea y sus damas, obviamente
de 2019.
El
Presidente de la Hermandad realizó la lectura y el Consiliario de las
hermandades de la Virgen realizó el canto del salmo
Homilía
Tras un emotivo recuerdo, como es
costumbre cada año, para el obispo Estenaga y su secretario, Julio Melgar,
asesinados víctimas de la Guerra Civil, el 22 de agosto de 1936, y la
proclamación de la Palabra, Emilio Guzmán pronunció una sentida homilía,
comenzando por confesar el compromiso y la responsabilidad que conlleva para un
sacerdote ciudadrealeño, predicar en un día cómo éste. Por haberla venerado
desde siempre, añadía, nos exhortaba a dejarla hablar, a mirarnos en su mirada,
a fijar nuestros ojos en los suyos, porque los ojos hablan. Además, son el
reflejo del alma: del dolor, de la esperanza, del esfuerzo…
El
Presidente del Cabildo Catedral durante la proclamación del Evangelio
María mira en dirección a Cristo,
continuaba en otro momento el sacerdote. Es la intercesora, la que mira y habla
a Jesús, por nosotros, y por Él, al Padre. Por eso necesitamos mirar a la Madre
al tiempo que sabernos mirados por Ella. Hemos de escucharla, por ejemplo, a
través del Magníficat.
El salesiano D. Emilio Guzmán realizó una emotiva homilía
«No tienen vino». Le dice la Madre al
Hijo. A veces, recordaba el salesiano, nos falta vino. El vino de la alegría,
del compromiso… «Haced lo que Él os diga». No podemos eludir nuestro vivir en
cristiano.
La
Presidenta de la Corte de Honor leyó la Oración de los Fieles
Hoy también hemos celebrado, añadía el
presbítero, la Coronación de María cómo Reina. Lo des siendo Madre de Cristo, y
su corona la formamos nosotros. Hemos de ser conscientes y consecuentes de
ello. A cambio nos ofrece al Niño. Dios con nosotros. Jesús para cada uno de
nosotros.
Junto
al oficiante concelebraron miembros del Cabildo Catedral y sacerdotes de la
ciudad
Salve
Regina e himno
Al término de la celebración, y ante las
plantas de la Virgen cuyo trono presentaba un exorno floral, -al igual que cada
Día de la Octava-, a base de nardos, -pagados por la muy ilustre
hermandad-, el presidente y los
concelebrantes entonaron, seguidos por los fieles, el canto de la Salve Regina
y del himno a nuestra Patrona a la sazón compuesto en 1924 por la monja
jerónima sor Cristina Arteaga, hija de los Duques del Infantado y amiga
personal del Obispo Narciso Estenaga.
Al
término de la Función se canto la Salve a la Virgen
Posteriormente, por parte de la
Hermandad de la Santísima Virgen, le fue entregado, -a modo de recuerdo-, un
precioso cuadro de la imagen al elocuente predicador.
D.
Narciso y D. Julio estuvieron presentes el día de su martirio ocurrido el 22 de
agosto de 1936
Fotografías: Emilio Martín
Aguirre
La
Sala Capitular acogió al final de la celebración, la entrega de un recuerdo por
parte de la Ilustre Hermandad al predicador de la Octava
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