La lectura y el seguimiento del diario Lanza nos ofrecen diversos motivos para escribir. La verdad es que la lectura es algo muy personal. Nadie leemos el mismo libro, leyendo la misma obra; ni leemos el mismo periódico, ni reparamos en las mismas noticias en que otros días reparamos.
El miércoles, 19 de marzo de 2008, descubro en Lanza una vista preciosa de la Fuente Talaverana, cuyo titular nos informa: "La Fuente Talaverana recuperará su imagen original tras la restauración". Nosotros pensamos que es un buen ejemplo de la política edilicia y de los ciudadanos de Ciudad Real el que se restaure esta fuente emblemática en el conjunto natural de árboles, jardines y plantas del Parque Gasset.
Nos indica Lanza que el Boletín Oficial de la provincia de Ciudad Real estaba previsto que publicara el proceso de contratación urgente del proyecto de remodelación del Paseo Escultor Donaire y la Fuente Talaverana, después que el 10 de marzo fuera aprobado por la Junta de Gobierno Local del Ayuntamiento de Ciudad Real. El concejal de Sostenibilidad, Juan Caballero, indicó a Lanza que se quieren recuperar las estatuas donde hoy se ubican las grandes rosaledas, así como las otras fuentes que adornaban el entorno.
Todo esto nos ha llevado a nosotros a
pensar en todo lo que representa el parque, los jardines y la fuente en la
ciudad. Podemos decir que el parque es un espacio de campo acotado en la ciudad.
Por eso pensamos en el espacio urbanizado y el espacio ajardinado y acotado.
Allí el campo se adorna con fuentes, monumentos, quioscos, escenarios,
columpios, columnas, bustos, que le prestan el carácter de vergel riente y de
humanidad. El parque está hecho para gozar, recreamos y que nuestros hijos se
diviertan con sus atracciones.
Reconocemos el campo acotado en el Parque Gasset por la Puerta de Alarcos, Ronda de Ciruela y la Ronda de Alarcos. Ahí tenemos el Museo del Quijote y la Biblioteca Cervantina. La Ronda del Parque, la Avenida del Ferrocarril y la ancha valle de Alcudia se enlazan y dan al Parque Gasset forma de triángulo con los la dos ligeramente curvados. Esta imagen del Parque Gasset nos recuerda otros parques que visitamos y nos solazamos otros días: El Retiro y la Casa de Campo en Madrid; el Parque de María Luisa en Sevilla; los jardines de la Alhambra en Granada... y los jardines de Málaga, que han dado lugar a la copla popular: "Viva Málaga que tiene / la Caleta, el Limonar, / y un jardín Heno de flores / a la orillita del mar / donde tengo mis amores".
Uno se pregunta: ¿Por qué surgieron los jardines, las fuentes y las estatuas para formar el parque en la ciudad? Para obtener la respuesta consultamos la "Breve Historia del Urbanismo", de Fernando Chueca Goitia, Alianza, 1968.
"En el plano puramente estético, la ciudad barroca es la heredera de los estudios teóricos del Renacimiento, de aquellas ciudades ideales que, como ejercicios abstractos ocuparon las mentes de los tratadistas y comentaristas de Vitrubio. Con un criterio netamente albertiano, el valor de estos esquemas reposaba en la pura armonía geométrica con independencia de la percepción visual. Este fue precisamente el hallazgo del barroco: el de crear una ciudad como obra de arte de inmediata percepción visual".
Así surgen las ciudades y los sitios
reales de grandes fuentes monumentales. La grandiosidad de Versalles; los
fastuosos palacios y jardines de la corte de Austria; la Roma de Bernini y
Borromini, con sus fuentes monumentales, tal como la Fontana di Trevi y la
Fuente de los Ríos en Piazza Navona. En Madrid aparecen la Fuente de Neptuno,
la Fuente de Apolo y la Fuente de la Cibeles. El Real Sitio de San Ildefonso
(Segovia) se adorna con los jardines más bellos y las fuentes con sus estatuas
mitológicas y sus maravillosos juegos de agua En el Sitio Real de Aranjuez
también se erigen fuentes, como la de Hércules y Anteo, y el Jardín del
Príncipe acoge sus variedades botánicas y sus fuentes.
¿Por qué hemos hecho este salto de los reales sitios ajardinados y las fuentes monumentales? Para centramos en esta fuente a ras de suelo que el pueblo llamó la Fuente Talaverana porque era una obra que había sido trabajada en el taller talaverano de los Ruiz de Luna. Hay crónicas que consideran que debió de ser instalada en el primer lustro de los años treinta del siglo XX, dado que existen testimonios gráficos. Isabel Hurley, estudiosa de estos ceramistas de Talavera, fecha la instalación de la Fuente Talaverana en 1924, cuando se inicia la gran reforma del Parque Gasset.
José Antonio Sánchez Trigueros, en "Tesoros de España. Fuentes", Espasa Calpe, 2000, nos la describe: "La fuente se articula sobre un pilón octogonal con un diámetro de 4,50 metros, vestido con azulejo de grecas al exterior. Dispone de cuatro peanas sobre las que descansan sus respectivas copas ornamentales. En el centro se alza un cuerpo compuesto de pilastra, de 75 cm de altura, al que se adosan otros cuatro de 45 cm que portan cuatro figuras de patos surtidores, y sobre la pilastra central, la taza con su pedestal y surtidor"'.
La urbanización de fuentes y jardines fue surgiendo en la época del Renacimiento (siglo XVI) y en el Barroco (siglos XVII y XVIII), pe ro en nuestros pueblos y ciudades se consolidó en los siglos XIX y XX, con la urbanización y modernidad de lo que antes eran nuestros grandes poblaciones manchegos.
Informa Lanza que se llevará a cabo la
restauración de los "muretes" de cerámica y de los bancos que hay
dentro del recinto de la Tala verana. Nosotros hemos sentido siempre la fascinación
de la cerámica de Talavera. Hemos viajado varias veces por la ciudad de los
grandes platos y de los jarros gigantes pintados con escenas del Quijote o de
caballeros en sport de cetrería.
Un día adquirimos un libro en la Plaza Mayor de Ciudad Real: "Talavera de la Reina. Ciudad de la Cerámica, de Ángel Ballesteros Gallar o, Everest, 1977. Nos hemos parado ante la maravilla de la cerámica de la ermita de Nuestra Señora del Prado, pudiendo decir que es "un Prado sagrado en azulejos". Hemos visitado el Museo Ruiz de Luna y hemos sentido la gracia de la cerámica en todas las formas artísticas, desde el azulejo al retablo. Pero ha sido en las plazas, paseos y rincones de la ciudad donde hemos sentido el pálpito que hermana a Talavera y nuestra Fuente Talaverana. En la Plaza del Salvador está el colegio Juan Ramón Jiménez. Allí encontramos la Fuente de la Tortuga, con cuatro chiquillos mofletudos que atrapan un pez, que lanza por su boca un chorro de agua como en nuestra Fuente Talaverana. Y la tortuga, en el centro escupe por su boca un surtidor, que lanza el chorro hacia arriba mezclando su música con la de la algazara de los niños.
En los bancos de cerámica de Talavera encontramos la gracia del azulejo.
Al decir de Ángel Ballesteros: "Es admirable la gradación de tonos en los colores azul, amarillo, anaranjado y blanco, y están tan sabia mente combinados, que nos hacen recordar lo que decía el padre Torrejón que "es tan vis toso que parece seda".
Dejamos atrás Talavera de la Reina con sus
bellas vistas, como ésta del puente romano y San Prudencio. Un puente el que
resistió las grandes avenidas y los tiempos devastadores en sus pétreos
tajamares, pero que vino a fallar en sus arcos y se tuvo que reconstruir en el
Medievo. Y es que el agua no era estimada por su frescura, su dulzura y su
música cantarina, como en las fuentes populares y monumentales, sino por su
utilidad para calmar la sed y regar. Tal como lo expresó el poeta: "Bueno
es saber que los vasos / nos sirven para beber; / lo malo es que no sabemos /
para que sirve la sed".
Juan Caballero indicó que se recuperarán
unas ranas y unos patos que existían originalmente de la Fuente Talaverana,
pero que no se en cargarán de cerámica como eran los de antes sino de
fundición.
Esto de las ranas nos lleva a la Fuente de las Ranas, situada en el Parque Lineal en Albacete, que ha perdido la artística farola que antaño la coronaba Existen diversas fuentes en nuestra Comunidad, cada una con su propia identidad. La Fuente Agria de Puertollano, en el paseo de San Gregorio, era el reclamo para nuestras excursiones y diversiones de chiquillos. Cuando hemos marchado a Almedina hemos quedado gratamente sorprendidos por la Fuente del Emperador, con su frente de sillares y sus dos grandes pilones abrevaderos, de cuyo fondo brota el agua.
La Fuente del Convento de las Petras en la Raza Mayor de Cuenca está formada por una gran pilastra adosada a un muro de sillares. Los dos caños surgen de media vasija artística con su tapa, para derramarse sobre el pilón semicircular, y toda la fuente está hecha de piedra labrada. A una legua de Uclés se encuentra Fuenterredonda. En el mismo Uclés se alza la Fuente de los Cinco Caños. Se erige en un gran cuerpo de piedra, con cinco caños y un pilón. Esta fuente tan bella nos suscita una solearilla: Fuente de los Cinco Caños, / allá en la Puerta del Agua / y yo por Uclés soñando. Y una fuente que siempre nos ha hecho soñar con lo más entrañable de los pueblos de la Alcarria es esta Fuente de los Cuatro Caños en Pastrana (Guadalajara). Un pilar que nos parece / la pila de bautizar / y cuatro chorros cantando / con su acento bautismal / ¿Por qué tiene cuatro chorros / y un pilón octogonal? / ¿Por qué se quiebra en la taza / el agua de su cantar? Fuente de los Cuatro chorros, / que en conseja popular, / está arrullando a pastrana / con su acento musical.
La fuente ha sido tema de inspiración para los poetas y alcanzó sus cotas más altas en el Romanticismo y el Modernismo. Un tema recurrente en Antonio Machado fue la fuente. Así tituló uno de sus primeros poemas: La Fuente: "Desde la boca de un dragón caía / en la espalda desnuda del Mármol del Dolor /soñada en piedra contorsión ceñuda- / la carcajada fría / del agua que a la pila descendía / con un frívolo erótico rumor.
Estas fuentes de Talavera y esta Fuente Tala verana no han tenido nunca dragones, sino peces, patitos y ranas, y también niños mofletudos para lanzar chorros de agua, chorros como los de la Talaverana, qué disparan al pilón en, un juego de agua al que responden los surtidores de la cruz de la base de la pila central que levanta su figura airosa con los colores más bellos que le diera Talavera, la ciudad de la cerámica que le prestó el reflejo del azulejo y el brillo de su sempiterna primavera.
Lucio López Ramírez. Diario “Lanza”
martes 9 de septiembre de 2008
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