Concluida la Guerra Civil Española
(1936-39), broto en España la Cruz de los Caídos por
pueblos y ciudades. Las cruces hablaban de los “asesinatos rojos” y eran el
símbolo del renacer del estado confesionalmente católico; y si por esto fuera
poco, un mandato expreso de José Antonio determinaba el levantar cruces a los
caídos por la Causa
en toda la geografía nacional. Por tanto, no podía haber mejor motivo para
levantar el Monumento a la
Cruzada que la “exaltación de la
Santa Cruz ” como triple expresión de
elevación de la piedad popular, de una tesis del Poder expresada en un cuerpo
orgánico de piedra cuya grandeza emulara la de los antiguos monumentos y que
aspirara a desafiar el tiempo y el olvido, y de una estructura colosal y
ciclópea referida a la capacidad artística y arquitectónica del Nuevo Régimen.
Esta comunidad de intereses estatales quedaba recogida en el decreto publicado
con fecha 2 de abril de 1940 en el Boletín Oficial del Estado, donde se daba
luz verde al levantamiento del Valle de los Caídos.
A partir de entonces, el afán por
erigir un monumento dedicado a los “Caídos por Dios y por la Patria ” se extendió por
toda España y nuestra provincia. En Ciudad Real en el atrio de Catedral de la
puerta del mediodía, es decir la que da al Prado, en su parte izquierda y sobre
su muro se grabo en su parte superior, el nombre de José Antonio que permaneció
hasta finales de los años noventa del pasado siglo XX. En este lugar llegado el
20 de Noviembre, se ofrecía una corona, acto al que asistían todas las
autoridades religiosas, civiles y militares de la ciudad, se decía la oración
de José Antonio, se rezaba un responso y terminaban los actos cantando el cara al
sol.
Con más de tres años de retraso
con respecto a la proliferación en la inmediata postguerra de los proyectos de
numerosísimas “Cruces de los Caídos” de todos los tamaños y en todos los
emplazamientos en ciudades pueblos y campos abiertos, destinadas a la
conmemoración de los “Caídos por Dios y por la Patria ”; la Jefatura Provincial
del Movimiento en Ciudad Real en noviembre de 1943, toma la iniciativa de
levantar un Monumento a los Caídos en Ciudad Real capital. Por este motivo la Secretaria Local
de la Falange
constituye una comisión para este fin en la que participarían entre otros los
representados del Ayuntamiento, Manuel Tolsada y José Luis Barreda.
Una de las primeras medidas de la Comisión Pro-monumento
Cruz a los Caídos, fue abrir una suscripción popular, para que todos los
ciudadrealeños pudieran colaborar en esta iniciativa. También se solicitaron
varios proyectos y presupuestos para la construcción de este monumento, optándose al final que
fuera la empresa “Casa Molinero”, fundada en 1880 que tenía su sede en la Plaza de Tirso de Molina, 10
de Madrid y que se dedicaba a la construcción en piedra y mármoles del país y
extranjero, que había construido ya numerosas cruces a los caídos por España,
la que realizara la Cruz
a los Caídos en Ciudad Real con un presupuesto de 130.000 pesetas. También se
determinó que fuera en los jardines del Prado donde se levantara este
monumento.
Pero los años fueron pasando y la
suscripción popular no dio los frutos que se esperaba de ella, ya que solo se
llegaron a recaudar 30.000 pesetas, por lo que al final la Cruz de los Caídos
ciudadrealeña se terminó con la ayuda del entonces Gobernador Civil de Ciudad
Real, Jacobo Roldan Losada, que aporto las 100.000 pesetas que faltaban para su
terminación.
Los actos incluían ofrenda de coronas,
responso y el canto del cara sol. En la fotografía los actos con motivo del 20
N del año 1963.
El Diario Lanza en su portada del
viernes 21 de marzo de 1947 (Año V. Nº 1214), publicaba una nota y fotografía
que llevaban el titulo “Ya tiene Cruz de
los Caídos nuestra capital”, en la cual daba cuenta de la terminación de
los trabajos de instalación de la
Cruz de los Caídos en los jardines del Prado “La terminación de este monumento, que hace
tiempo debiera haber tenido Ciudad Real” y anunciaba que en breve se
bendeciría e inauguraría. La Cruz
se situaba como elemento más revelante del monumento sobre una
escalinata de tipo clasicista, que ofrece una imagen austera, y sencilla del
conjunto. Constaba de un altar coronado por el escudo del régimen, estando
todo el conjunto protegido por unas cadenas que enlazaban unos pibotes,
rodeando la escalinata de la base.
Pero esta bendición e
inauguración se retrasaron hasta el miércoles 29 de octubre de 1947 “Día de los
Caídos”, fecha que la Falange
conmemoraba su fundación y el Frente de Juventudes calificaba como “Día de la Fe ”. El Diario Lanza en su
portada del martes 28 de octubre (Año V. Nº 1.401), mostraba su satisfacción
por la construcción de este monumento con las siguientes palabras: “desde hace tiempo Ciudad Real sentía
necesidad de poseer una cruz, un monumento que perpetuase la memoria de
aquellos que cayeron por Dios y por la Patria y que son el mejor ejemplo para los que
continuamos viviendo.”
Los actos para la inauguración de
la Cruz a los
Caídos, comenzaron a las once y media de la mañana de un día lluvioso, al que
asistieron formadas centurias de flechas y cadetes de la Falange y miembros de la Sección Femenina.
En lugares preferentes se situaron las autoridades provinciales y locales,
presididas por el Gobernador Civil y Jefe Provincial del Movimiento, Jacobo
Roldan Losada, e inmediatamente ocupaban sitio los familiares de los Caídos
previamente invitados por la
Jefatura de la
Falange , siendo arropados por una gran cantidad de público
que llenaban los paseos del Prado.
Proyecto del arquitecto Diego Peris en
1986, para el traslado de la Cruz
a los Caídos en la zona ajardinada del cementerio.
El acto comenzó con la bendición
del monumento a cargo del Excmo. Rvdmo. Sr. D. Emeterio Echeverría y Barrena,
seguido de unas palabras del Padre Avila, S. J., que según el Diario Lanza en
su portada del miércoles 29 de octubre
(Año V. Nº 1402), “pronunció a los
asistentes al acto religioso, llenas de unción patriótica y de encendido
falangismo, poniendo de relieve el martirio de los Caídos en sacrificio de
España”.
A continuación el Gobernador
Civil y Jefe Provincial del Movimiento, leyó la Oración de los Caídos, de
Sánchez Mazas, después hubo una ofrenda de coronas de flores, terminando el
acto la banda de música municipal interpretando el himno nacional y el del
Movimiento. Como colofón de todo este acto, a las doce de la mañana y ante el
monumento se celebró una Misa de Requiem, oficiada por el Canónigo Isaac
Zudaire Arraiza y después el señor Obispo ofició un responso.
Como curiosidad y tal y como
informa el Diario Lanza, durante los actos celebrados, el comercio de la ciudad
cerro sus puertas, el vecindario engalano sus balcones con colgaduras
enlutadas, tal y como había pedido la alcaldía, y en los centros oficiales
ondeaba la bandera de España con crespones negros.
Una vez inaugurado el monumento a
los caídos de nuestra ciudad, este recobraba protagonismo cada 20 de Noviembre,
día que se conmemoraba la muerte de José Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange. Durante
este día había ofrenda de coronas, y
lectura de la Oración
de los Caídos, actos que promovían y
asistían las autoridades locales y
provinciales hasta 1976.
A partir de 1977 los actos ante la Cruz a los Caídos fueron
organizados por la Falange
y Fuerza Nueva.
Tal y como quedo la Cruz en su nueva ubicación,
con la zona ajardinada que se le realizo ambos lados.
Con la promulgación de la Constitución Española
en 1978, los actos en memoria de José Antonio y Franco delante de la Cruz de los Caídos, fueron
perdiendo el respaldo de la población ciudadrealeña, hasta llegar a
desaparecer.
Ocupando la alcaldía de Ciudad
Real, Lorenzo Sélas Céspedes, en el mes de agosto de 1986, la Comisión de Gobierno
acordó trasladar la Cruz
de los Caídos al cementerio y levantar un templete para la música en su lugar.
El proyecto de la nueva ubicación, fue redactado por el arquitecto Diego Peris,
que contemplaba la instalación de la cruz delante de la verja derecha entrando al cementerio, con la
creación de una zona ajardinada junto a ella.
El proyecto del traslado de la Cruz a los Caídos al
cementerio, fue realizada por la empresa León Triviño con un presupuesto de
7.400.000 pesetas y para la conmemoración de la fiesta de Todos los Santos del
1 de noviembre de 1986, la cruz ya se encontraba en su nuevo emplazamiento,
lugar que ocupa desde entonces.
Altar que cuenta la cruz y en cuya parte
superior tuvo el escudo del régimen del General Franco, ahora desaparecido.
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