Ayer viernes llego a mis manos el
segundo ejemplar del periódico “El
Principal”, que se reparte de forma gratuita en nuestra ciudad. Ojeando su
contenido me detuve a leer un artículo de Antonio Domínguez Sánchez, estalinista tardío de izquierda que quiere
iniciar una nueva cruzada contra la iglesia pese a su juventud y formación,
tratando de confundir a la opinión pública, con un artículo lleno de demagogia,
que es un ataque en toda regla a la iglesia católica. El artículo en cuestión está lleno de medias verdades, mentiras
ridículas y absurdas, que lanza como buen pescador en río revuelto, al igual
que su formación Ganemos, intentando ganar adeptos en la sociedad que sufre una
crisis severa.
El artículo se titula “Un ayuntamiento talibán”, trata en un
primer momento sobre la polémica suscitada por la decisión de la actual
Alcaldesa de Ciudad Real, Pilar Zamora Bastante, y su equipo de gobierno, de su
no asistencia a procesiones y actos religiosos en nuestra ciudad. Pero eso solo
ocupa las primeras líneas del artículo, el transformado del mismo es un ataque
a la iglesia, intentando manipular la verdad con mensajes anticuados,
demagógicos y populistas.
Su ataque comienza con el IBI cuando
asegura que: “La aconfesionalidad, a
diferencia de la laicidad, sería compatible con que la Iglesia no pague el IBI
ni por las iglesias, ni por los terrenos, ni por los pisos o apartamentos, todo
ello con independencia de si se dedican o no al culto”. Poco informado en
este tema se ve a Antonio Domínguez, que debería saber que la Iglesia solo está
exenta de pagar el IBI en todos sus inmuebles, salvo los afectos a
explotaciones económicas en los cuales paga el IBI, al igual que todo hijo de
vecino.
Pero esto soltado así es una total
injusticia, la Iglesia no solo se beneficia
de esta exención del IBI, recogida en la Ley de Mecenazgo, en la que se
recoge que las asociaciones sin ánimo de lucro y que contribuyen al desarrollo
social están exentas de este impuesto. Este es uno de los mal denominados “privilegios de la Iglesia” que la
institución comparte con otras muchas asociaciones, ONGs, partidos políticos,
sindicatos, federaciones de fútbol, otras confesiones religiosas como la judía
y musulmana, o como la SGAE por ejemplo.
El siguiente mensaje que lanza nuestro
erudito columnista, es el relacionado con la opción de la supresión de los
ciudadanos a adjudicar el 0,7% de su cuota del IRPF a la labor de la Iglesia
Católica en la declaración de la renta, cuando dice: “La aconfesionalidad permite también que la Iglesia tenga una casilla en
la declaración de la renta y que los sueldos de los curas y obispos se paguen
de dinero público”. Otra media verdad que lanza Antonio Domínguez, ya que a la hora de hacer
la declaración de la renta hay más opciones que la Iglesia: marcar la casilla
de “fines sociales”, con la que se destina ese 0,7% a diferentes ONG; marcar
las dos, en cuyo caso un 0,7% va a la Iglesia y otro 0,7% a fines sociales; o
no señalar ninguna, con lo que el Estado es quien se queda también con ese
porcentaje.
En cuanto al sueldo de los curas y
obispos, siento decirle que la entidad pagadora de los mismos es la diócesis a
la que pertenecen. Un sacerdote diocesano cobra en España alrededor de 800
euros brutos al mes, aunque esta cantidad oscila entre las distintas diócesis.
En concreto, el sueldo más elevado en España para sacerdotes es el de la
diócesis de Bilbao, donde un presbítero percibe 900 euros brutos al mes,
mientras en la diócesis de Sevilla es donde perciben el sueldo más bajo, 700
euros brutos, a los que hay que descontarle el gasto de Seguridad Social y la
retención del IRPF. Como ve no da para muchos lujos.
Sigue su ataque a la Iglesia Antonio
Domínguez, recordándonos lo que cuestan los profesores de religión a las arcas
del estado, y como un tercio de nuestro sistema educativo está en manos de la
Iglesia. Al señor Antonio Domínguez se
le olvida que la enseñanza religiosa es un derecho garantizado por la
Constitución española y el Estado tiene la obligación de facilitar el ejercicio
real de este derecho fundamental, que asiste a padres y alumnos, y a nadie
perjudica, ni a nadie se impone. En cuanto a los centros de enseñanza religiosa
estaría bien que se informara que un alumno que cursa sus estudios en la
educación concertada supone un ahorro al Estado de casi
3.000 euros anuales. En total, las arcas públicas ahorran 6.684
millones de euros cada año gracias a los niños y jóvenes que acuden a los
centros concertados, según un informe elaborado por la Confederación
Española de Centros de Enseñanza (CECE).
A continuación nos habla del voto del
Ayuntamiento de Ciudad Real al dogma de la Inmaculada Concepción, y siento
decirle que me ha defraudado estando usted licenciado en historia. Nos cuenta
que: “Siendo Rosa Romero alcaldesa de
Ciudad Real se renovó el voto del Ayuntamiento al dogma de la Inmaculada
Concepción”, para después informarnos del año de la proclamación del dogma
por el Papa Pío IX en 1854. Digo que me ha defraudado estando usted licenciado
en historia, porque siento decirle que está usted suspenso en historia local.
Debería saber que en Ciudad Real, la
devoción a la Inmaculada Concepción se remonta a siglos atrás, cuando sus
corregidores, alcaldes, regidores y demás oficios de justicia, juraban defender
y sostener aun a costa de su vida esta creencia de la fe católica. Así el
Ayuntamiento en 1631 decretó un voto especial, una obligación perpetua de
celebrar la Concepción de la Virgen en el Convento de San Francisco, cuyos
religiosos eran grandes devotos y propagadores de esta advocación mariana. Por
este motivo desde 1631 todos los alcaldes que ha tenido Ciudad Real, hasta el socialista
Nicolás Clavero, cada 8 de diciembre han renovado el voto, por lo que atribuir
solo a Dª Rosa Romero la renovación de este voto inmaculista, demuestra que lo
suyo no es la historia local aunque sus escritos vayan dirigidos a los
ciudadrealeños.
A continuación nos habla usted dentro de
su postura radical, de lo bueno que sería que
el estado dejara de ser aconfesional y pasara a serlo laico, revisando
el Concordato con el Vaticano que para usted es el principal “escollo”.
Por último nos da razones a los
católicos para que los políticos no asistan a los actos religiosos, aconsejando
que sean los clérigos los que alerten sobre lo que para usted es un uso
partidista de las creencias cristianas. Siento decirle que aquí tampoco
coincido con usted. Mire cuando un
representante político acude a un acto religioso lo hace en su especifica
función pública, precisamente a causa de la “laicidad” de las instituciones,
que reconocen el valor de un gesto tan expresivo de la vida de nuestro pueblo
como son sus raíces, su cultura y religión de siglos, que hoy sigue viva. Ya sé
que las procesiones y actos religiosos no son una parte de las instituciones
políticas, sino de la vida pública de nuestra sociedad, sin duda más amplia que
la puramente política. Por tanto la “laicidad” que usted pide debe garantizar
el respeto y la promoción de la libertad de su pueblo, y, en primer lugar, el
respeto a sus convicciones más hondas, a su fe, expresada privada o
públicamente. Por lo que la no asistencia de Pilar Zamora y su equipo de
gobierno a la procesión de la Octava de la Virgen del Prado, es un feo que no
solo lo hacen a los creyentes católicos de Ciudad Real, sino que también lo
hacen a la historia e identidad de nuestra ciudad de la que forma parte la
Virgen del Prado.
Acabado de leer el artículo veo que al señor
Antonio Domínguez Sánchez se le olvida hacer un repaso a lo que hace la iglesia
en Ciudad Real, omitiendo las familias que tienen las necesidades básicas
cubiertas gracias a la labor asistencial de la Iglesia, Iglesia que ahorra miles de millones al estado en esta
materia. Ya sé que esto no le interesa pero los datos están ahí estaría bien
que los leyera. También se le olvida que la Iglesia católica es una institución
benefactora para la sociedad: Vive y transmite valores espirituales y sociales.
Contribuye a crear una sociedad más justa y solidaria, en definitiva, una
sociedad mejor.
Sé que es populista y muy recurrente eso
de que la Iglesia pague el IBI. Si se decide que lo pague, pero no solo la
Iglesia todos empezando por los partidos políticos. A lo mejor el dinero que la
Iglesia tendría que destinar a pagar este impuesto de lugares de culto con
siglos de historia y arte, se tendría que retraer en mantener por ejemplo comedores
sociales, y a los pobres se les tendría que mandar a las sedes de Ganemos para
que les diesen de comer. Por cierto la sede de Ganemos en nuestra ciudad, no está
en ningún barrio castigado por la crisis donde los dirigentes que acuden a ella
podrían ayudar a los que lo están pasando peor diariamente como la Iglesia,
sino que se encuentra en la céntrica calle Camarín, y no conozco todos los
vecinos que la habitan, pero seguro que en esta calle concretamente no hay
mucha crisis.
Emilio
Martín Aguirre
Antonio
Domínguez Sánchez se presentó a las primarias de Ganemos en nuestra ciudad