En la parcela situada en la confluencia de las calles Camino del Campillo y San Martín de Porres, al oeste de la ciudad, se ha construido un conjunto de 111 viviendas de promoción pública proyectadas y dirigidas por los arquitectos Margarita García del Castillo, Alberto Pérez Patada y Alberto Ibáñez Bollada. La elección del lugar es el final de un largo y conflictivo camino para encontrar una ubicación para las viviendas que servirían de alojamiento a los vecinos de la Barriada del padre Ayala. Desechada la posibilidad de construir en los terrenos situados frente a la Barriada por razones diversas se opta por la ubicación de un número importante de viviendas en estos terrenos (el resto se ubica en la Barriada de la Granja). El proyecto redactado en junio de 1992 y ejecutado en estos años verá finalizado su proceso constructivo en los próximos días cuando se ocupen definitivamente por sus usuarios que son los que en definitiva llenen de sentido cualquier actuación arquitectónica. La obra ha sido gestionada y financiada por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.
Como proyecto de viviendas de protección
oficial el primer objetivo de la construcción es el de resolver, de la manera
más adecuada, la organización de un importante grupo de viviendas en
condiciones óptimas en cuanto a superficies, distribuciones y presupuestos
prefijados por la administración. Y la propuesta supone una apuesta positiva
por soluciones no convencionales y que permiten una riqueza, de posibilidades
formales y de condiciones de vida. Dado que se trata de una zona calificada por
el Plan General de Ordenación Urbana como bloque de baja densidad se opta por
una solución que utiliza la planta baja para viviendas de cuatro dormitorios y
en la planta alta y bajo cubierta ubica viviendas de tres dormitorios
organizadas en dúplex. Ello permite una primera solución de organización
interesante en este tipo de viviendas como es la solución del dúplex dejando
salón y cocina en planta baja y llevando los dormitorios a una planta superior
independiente. Por otra parte, se ha optado por una organización de bloque en
el que todas las habitaciones son exteriores con iluminación y soleamiento
directo logrando así unas buenas condiciones de confort en la vivienda. Desde
los planteamientos estrictamente funcionales se resuelven correctamente los
requerimientos del programa apostando por soluciones nuevas y con unos buenos
condicionantes en cuanto, a los materiales de construcción (aluminio lacado en
carpintería exteriores, pavimento microchina en interiores por ejemplo) y
especialmente en cuanto a las condiciones de diseño (accesos, iluminación,
soleamiento ...).
El proyecto que surge básicamente desde el planteamiento funcional se genera a partir de un módulo que tiene una vivienda de cuatro dormitorios en planta primera y dos dúplex de tres dormitorios en planta segunda y tercera (bajo cubierta). Este módulo se orienta de forma que se fachada más agradable sea la definitiva, por las zonas de estar comedor y dormitorio principal llevando a la otra fachada el resto de las habitaciones.
Si el proyecto resuelve los problemas básicos
funcionales del programa requerido; dado el importante número de viviendas que
realiza, plantea también la definición de la ciudad. La parcela de más de
14.000 metros cuadrados se sitúa entre los barrios de Pío XII y el de Santa María
en una zona de borde urbano. Se decide la creación de una línea compacta en la
Ronda futura con la ubicación de bloques ortogonales a esta línea con una calle
central, resolviendo el encuentro oblicuo con la calle Camino del Campillo con
los accesos singulares de viviendas de dos dormitorios. El conjunto. toma la
forma de los límites urbanos existentes o previstos en el futuro generando en
su interior espacios de acceso y estancia propios del conjunto de las viviendas
y definiendo así un fragmento de la ciudad.
El conjunto arquitectónico y urbano surge desde la definición básica del módulo de viviendas. Es el único básico del módulo elegido como tipo de ordenación funcional en planta y en altura el que se repite con variaciones para generar la realidad del conjunto urbano.
La imagen formal de unidad, la creación de
una idea urbana surgida de la arquitectura se genera con elementos añadidos que
refuerzan la intencionalidad de conjunto. Y ello se consigue con la utilización
de recursos muy diversos. El primero de ellos es el modo de la propia
agregación que genera simetrías y composiciones globales que refuerzan esa
imagen global. El segundo, es la utilización de las estructuras lineales que,
en la fachada principal pasan por delante del cuerpo bajo realizado en ladrillo
visto, a modo de soportales, y en la posterior continúan el volumen hasta la
línea de la segunda planta sobresaliendo, en este caso, del zócalo de ladrillo
visto continuo. Se crea así, a la vez, una imagen de unidad conjunta y de
complejidad, de volúmenes y formas que constituye, uno de los aciertos del
proyecto. Esta idea de unidad dentro de la complejidad está reforzada por el
uso de materiales, colores y texturas diferentes. Un cuerpo bajo realizado en
fábrica de ladrillo visto, a modo de zócalo de la construido como base sólida y
compacta. Sobre él un cuerpo tratado en revestimiento monocapa color ocre que
se adelanta o retranquea respecto del anterior contrastando y diferenciándose.
Como elemento intercalado, las formas curvas que cierran lateralmente la caja
de escaleras recubiertas de gresite color azul niebla. Y por último, como
remate del edificio, repitiendo una línea de uniformidad que unifica e
identifica el conjunto la cubierta realizada en teja plana vitrificada de color
azul.
El color con el contraste de los materiales y texturas pardos y mates del ladrillo y del revestimiento monocapa Y de los materiales brillantes azul violáceos es una de las características singulares del proyecto que posee así unas señas de identidad propias y específicas desde la personalidad del propio proyecto como reflejo de sus autores. (La poética personal aparece de nuevo en el número simbólico - el 111- revestido de gresite azul niebla con cubierta en color azul Moneo).
Las buenas soluciones de organización,
distribución y funcionalidad de las viviendas, la creación de un fragmento
urbano cualificado y la poética personal presente en el conjunto son
aportaciones eminentemente positivas a un proyecto que realiza un importante
servicio social definiendo y creando una ciudad agradable y amable. La
presencia de nuevos espacios próximos y la estructura urbana cercana deben
contribuir a crear en el futuro ciudad y potenciada desde el fragmento
construido.
Diego Peris Sánchez, diario “Lanza”,
jueves 13 de julio de 1995
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