Tras los tradicionales repiques de
campanas de la torre de la catedral y la interpretación del himno de España
daba comienzo este viernes la procesión de la Octava de la Virgen del Prado. El
trono de la patrona de la ciudad cruzaba las puertas del templo a las ocho de
la tarde ante la mirada emocionada de cientos de fieles que esperaban en los
jardines del Prado con ilusión el encuentro con la madre de Dios.
Mientras los acompañantes de Nuestra
Señora del Prado se colocaban para comenzar con el desfile, muchos
ciudadrealeños aprovechaban para fotografiar a la patrona con sus cámaras y
teléfonos móviles para tener un recuerdo en el año posterior a la celebración
del milenio de la aparición de la imagen original (la actual es una talla de
Rausell y Llorens posterior a la Guerra Civil) en la localidad de Velilla de
Jiloca, denominada entonces como Virgen de los Torneos.
Justo a continuación de los cientos de
fieles que acompañaban a la patrona de Ciudad Real por las calles y plazas de
la ciudad iluminándola con sus velas, formaban los cofrades de la Ilustre
Hermandad de la Virgen del Prado, ataviados con traje oscuro. En medio de las
filas de los hermanos caminaban las dulcineas infantil y juvenil y sus damas
junto al pandorgo 2014, Antonio Broceño, la Banda de Música de la Agrupación
Musical de Ciudad Real, bajo la dirección de Jesús Miguel Gracia, y
representantes de la junta directiva de la Corte de Honor y el presidente de la
hermandad, Francisco Pajarón.
La presidencia civil de la procesión la
ostentó la alcaldesa de la ciudad, Rosa Romero, que estuvo acompañada por
representantes de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado.
La patrona de Ciudad Real, radiante,
lucía el manto de la coronación donado por Elisa Cendreros en 1967 y llevaba
prendidas en el vestido la medalla del obispo Hervás, concedida en el Concilio
Vaticano II, y la de oro de la ciudad. La carroza de palio, por su parte,
estaba adornada, como es también tradición el día de la Octava, con nardos
blancos, que simbolizan en el mundo cristiano la pureza, la alegría y la
comunión del pueblo.
NOVEDADES. Hay que
recordar que este año, como novedades, la Ilustre Hermandad de la Virgen del
Prado ha restaurado las ráfagas de procesión de su titular, que fueron donadas
en el año 1954 por el platero Benjamín L. Fernández Malagón, su estandarte,
realizado en el año 1959 por las Religiosas Adoratrices de la localidad, y la
peana del paso procesional.
A lo largo del recorrido por el casco
histórico de la ciudad quedó de manifiesto la devoción que sienten los
ciudadrealeños por su patrona, especialmente de algunas mujeres que completaron
toda la procesión descalzas como penitencia o por una promesa realizada. Otro
de los momentos más emotivos se vivió en la plaza Mayor, donde la Coral Polifónica
de Ciudad Real cantó a la Virgen.
Al término de la procesión, como cada
año, se procedió al relevo del hermano mayor. El de 2015 será Julio Morales
Ayala, que sustituye en el cargo a Ángel Ballester Escobar.
Finalizan así los actos religiosos en
honor a la Virgen del Prado, que ha recibido en la catedral la vista de
numerosos vecinos de Ciudad Real desde que fuera bajada de su camarín el pasado
9 de agosto.
FERVOR,
PROMESAS Y DESPEDIDAS A LA VIRGEN EN LA PROCESIÓN DE LA OCTAVA
Cientos de fieles ciudarrealeños no
quisieron abandonar tampoco ayer a la Patrona de la capital, a la Virgen del
Prado, durante el que fue su último recorrido procesional hasta el próximo año.
Así, poco antes de las ocho de la tarde
las inmediaciones de los jardines del Prado se encontraban abarrotados de
devotos que portaban la vela con la que acompañaron a la Virgen en la
tradicional procesión de la Octava.
Fieles que, a las ocho en punto de la
tarde, comenzaron a formar las filas que flanqueaban el paso de la Patrona,
quien inició su desfile procesional pasadas ligeramente las ocho y media de la
tarde, cuando la Agrupación Musical de Ciudad Real entonó el Himno Nacional.
Ataviada con el manto de la Coronación,
plateado con bordados en oro e incrustaciones de piedras preciosas, la Virgen
del Prado lucía en todo su esplendor sobre un trono que la Corte de Honor arregló
con nardos que dejaron su aroma durante un recorrido procesional que discurrió
por las calles Prado, Azucena, Estación Vía Crucis, Toledo, Calatrava, Paloma,
Carlos Vázquez y Plaza Mayor hasta el Prado y la Catedral, donde permanecerá
hasta el 15 de agosto del año que viene en su Camarín.
Entre las personas que acompañaron a la
Patrona, tras el estandarte de la Hermandad, se encontraban los hermanos de la
Virgen del Prado, vestidos con traje oscuro y alumbrando mientras unos
precedían a la imagen y otros se situaban detrás.
Además, el cortejo procesional se
componía de la presidencia eclesiástica, de la presidencia civil, ocupada por
la alcaldesa de la capital, Rosa Romero, así como el comisario de la Policía
Nacional, Emilio Durán, el superintendente de la Policía Local, Fernando Díaz
Rolando, Pandorgo 2014, la Dulcinea y sus damas de honor, entre otros.
Solemne
misa
Los actos religiosos en honor a la
Patrona de Ciudad Real dieron comienzo por la mañana, a las diez y media, con
una solemne misa ofrecida por la Ilustre Hermandad de la Virgen del Prado. Media
hora antes ya se empezaban a llenar los asientos de la Catedral, y muchos
fieles tuvieron que quedarse de pie en un templo abarrotado.
Fuente:
Diario
Lanza, sábado 23 de agosto de 2014, página 5.
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