La comunidad religiosa de las Hermanas
de la Cruz, llegaron a Ciudad Real en 1954, fue un empeño personal del Padre
Castro, párroco de Santiago en aquellos años, quien en contacto con la casa
madre de Sevilla, consiguió que las religiosas se establecieran en nuestra
ciudad.
Fue el 11 de mayo de 1954, cuando el Convento de las Hermanas de la Cruz de Ciudad Real, comenzó su andadura en nuestra ciudad, era la fundación número 46 de la orden en España. El nuevo convento fue bendecido por el Obispo-Prior de aquellos años, D. Emeterio Echeverria, y al acto asistieron las primeras autoridades provinciales y locales de la época. El acto comenzó con la celebración de la Santa Misa en la Parroquia de Santiago, y al término de la misma, el señor Obispo bajo palio traslado el Santísimo al nuevo oratorio de la comunidad religiosa, bendiciendo posteriormente las dependencias del nuevo convento. Al acto asistieron también la Madre general de la Orden, Marciala de la Cruz de la Cuadra, la Secretaria general, María del Salvador de la Cruz, las superioras de las casas de Madrid y Chillón, y la nueva comunidad de Hermanas de Ciudad Real, a cuyo frente se encontraba la primera superiora de Ciudad Real, María de la Cruz Ortiz.
El primitivo convento que se levantó de
las Hermanas de la Cruz en 1954, nada tiene que ver con el actual que tienen en
la Plaza de Santiago, ya que este es el resultado de diferentes ampliaciones a
lo largo de los años. La primitiva edificación era de una sola planta y así la
describía Emilio Bernabeu en el diario Lanza el viernes 13 de noviembre de
1953:
“Ayer visité detenidamente el edificio que será residencia o convento de las Hermanas de la Cruz situado en la Plazuela de Santiago, frente a la Iglesia parroquial de este nombre y levantado ene l solar que fue siempre casa del sacristán mayor.
Como
verán los lectores por la fotografía adjunta parece una vivienda modesta en su
aspecto exterior, pero en su interior contiene los suficientes departamentos
que exigen las reglas de la filantrópica asociación económica de las monjas o
Hermanas de la Cruz.
Cocina, frontera al refectorio o comedor de la comunidad, donde no pueden usarse cucharas ni tenedores metálicos, sino de palo, y los platos y fuentes solo de barro ordinario, sin baño de brillo.
Sigue
a este comedor, el dormitorio de las monjas, espacioso, sin adornos en el techo
ni paredes, capaz para diez tarimas de madera, sin colchonetas, ni almohadas,
pues sólo tienen para apoyar la cabeza un cajoncito también de madera y por
todo abrigo en invierno una ligera manta.
También tiene el edificio un recibidor pequeño, con cuatro sillas únicamente, y el oratorio que ostenta en su frente un altar dorado en el que está colocada una bella imagen de Nuestra Señora del Sagrado Corazón.
Por
cierto en este altar dijo su última misa el obispo mártir señor Estenaga,
siendo llevado desde la casa de los señores S. Izquierdo donde estaba el
oratorio y dicho altar.
Hay otro cuarto guarda-ropa y despensa reducidos estos departamentos y como corresponde a tan humilde Orden.
Hay
en la misma planta baja el Dispensario parroquial, donde además de la cura de
enfermos pobres, se darán clases nocturnas para niñas y jóvenes, indigentes del
barrio de Santiago, de cocina, costura, corte y confección y cultura elemental.
Posee esta casa una espaciosa terraza y en un extremo cubierto el lavadero de la Comunidad, todo bien aireado y a pleno sol…”.
Este convento fue ampliado en el año
1956, con una nueva planta sobre la existente, con el fin de que pudieran
habitar en él más Hermanas de la Cruz. Estas obras fueron realizadas también
por el Padre Castro, siendo bendecidas por el Obispo-Prior, D. Juan Hervas el
domingo 18 de noviembre del referido año.
La actual capilla, fue realizada y bendecida el martes 27 de junio de 1961, por el Obispo-Prior ya nombrado, D. Juan Hervas. Según la nota publicada en el diario “Lanza” el lunes 26 de junio: “La bonita Capilla es de líneas severas; el altar de mármol con manifestador y sagrario de bronce. Preside el altar la imagen de la Virgen del Sagrado Corazón.
Completa
la capilla dos ingeniosos confesionarios y sencillísimo Vía-Crucis. La luz es
difusa.
Un espacioso coro para la Comunidad es el complemento de la nueva capillita de las Hermanas de la Cruz”.
Con el paso de los años, el edificio recibió diferentes ampliaciones en los años ochenta y noventa del pasado siglo XX, hasta tomar la forma que podemos ver en la actualidad.
porque no ponen los nombres de las hermanas de la cruz
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