Los periodistas, al menos la mayoría,
somos constantes en apoyar nuestras opiniones sobre problemas que afectan a
nuestro entorno y como tenemos posibilidad de hacerlas públicas, formulamos
sugerencias o incluso realizamos campañas en defensa de esas opiniones, que en
ocasiones logramos tengan éxito en todo o en parte, al ser atendidas por
quienes tienen en sus manos la solución. Las líneas que anteceden deben tener
un complemento que sirva de recordatorio a quienes cuentan el medio siglo de
vida poco más o menos y han residido en Ciudad Real, padeciendo no pocos de sus
problemas que con un tanto de paciencia se llegaron a resolver casi en su
totalidad.
El lector me va a permitir que recordemos nuestro apoyo en la Prensa local «Hoja del Lunes» incluida, al problema de abastecimiento de agua a la capital, hace veinte, treinta, cuarenta años, dependiente del pantano de Gasset y claro está, de las lluvias tan esquivas en más de una ocasión por periodos demasiado largos. La sugerencia formulada por quien escribe, de clara solución al menos mientras se mantuviera el consumo anual de aquellas fechas, no era otra que el trasvase desde el pantano de la Torre de Abraham, que más adelante sería dada por válida por quien tenía autoridad para ello y para lo que colaborarían la ampliación de las presas de ambos pantanos a fin de que pudieran embalsar mayor cantidad de hectómetros cúbicos.
Otro problema y no pequeño a partir de los años sesenta que tenía esta nuestra capital todavía de la región La M ancha, era el del aumento considerable de vehículos de motor y por tanto la necesidad de su aparcamiento, sobre todo en las calles y plazas del centro de la ciudad. También desde la prensa local hicimos campaña los periodistas para que las autoridades municipales lo tomaran en serio, y se decidieran de una vez a construir una aparcamiento subterráneo, que se proponía como lugar idóneo la plaza de San Francisco, a poco más de cien metros de la plaza del Pilar. Se optó por la Plaza Mayor, pero lo cierto es que ahí está sirviendo de descongestión y supliendo las plazas perdidas en las calles convertidas en peatonales desde que iniciase esta medida el concejal, ya desaparecido, Zacarías Sáenz de la Cuerda en los años sesenta.
Pero las iniciativas de los periodistas
afectaban también a problemas urbanos menores, de los que me permito recordar
la expropiación y consiguiente demolición del pequeño grupo de inmuebles - en
realidad un triángulo- con fachadas a la antes citada plaza de San Francisco,
principio de la calle de Granada y final de la de Juan Caba basando la campaña,
apoyada con fotografías de la zona, en que se pudiera ampliar las calzadas de
las mismas y claro que también la citada plaza, en la que uno de nuestros
alcaldes proponía construir la Escuela de Artes y Oficios Artísticos, que,
desechada la idea, se construyó después, por cuenta del Ministerio de Educación
y Ciencia, que creo recordar ocupaba el señor Villar Palasí, en la nueva Plaza
de la Provincia.
También hubo de intevenir algún periodista en encontrar los terrenos adecuados para la construcción de la barriada del Padre Ayala, pues el Ayuntamiento ofrecía los terrenos para ella en las inmediaciones del cementerio y por tanto fuera de la Ronda, cuando detrás de la plaza de toros existía un amplio huerto - quizá el único que quedaba en esas fechas dentro del recinto urbano de la ciudad- y para cuya compra quiero recordar se estipuló en trescientas mil pesetas, que fueron aportadas por diversas corporaciones y cámaras, además del Obispado.
La
Plazuela de Don Luis Muñoz, hoy plaza de la Constitución, sigue igual
Pero no es nuestro propósito continuar exponiendo nuevos casos en los que los periodistas hemos sido promotores e inductores de iniciativas que por ser lógicas han sido recogidas por quienes por su autoridad y apoyo económico podían llevarlas a la práctica. Lo escrito más arriba lo que demuestra es que cuando una «causa» es justa termina por imponerse.
Alguna petición de este veterano periodista no ha logrado todavía que sea tomada en consideración, aunque hubo un momento que Ayuntamiento y Diputación estuvieron a punto de lograrlo. En el número extraordinario que LA TRIBUNA de Ciudad Real lanzó a la calle el 15 de agosto de 1999, con motivo de las Feria y Fiestas de la capital en honor de nuestra Patrona la Virgen del Prado, se publicó una colaboración mía, que llevaba por título «La plazuela de don Luis Muñoz, hoy plaza de la Constitución y su urgente reforma», en la que apoyándome en otro anterior artículo en el que ¡en 1996! hacía ya referencia a esta plazuela, relataba su historia urbana, y me apoyaba en una carta al director publicada en este mismo periódico, que suscribía el ciudadrealeño M. Ontañón y García del Moral, en la que pedía un serio estudio de la remodelación anunciada de dicho recinto, con la necesidad de utilizar el subsuelo para el aparcamiento imprescindible, al par que otras mejoras que dieran a la plaza la categoría y el ornato que su céntrica situación demanda.
Y seguía diciendo en mi artículo de la
Feria del 99: «Parece que esta carta hizo su efecto, porque La Tribuna del 26
de mayo (del 99 se entiende) publicaba una amplia información dando cuenta del
acuerdo alcanzado entre Diputación y Ayuntamiento, por el que ambas
Instituciones habían decidido crear un aparcamiento subterráneo en la plaza de
la Constitución, con dos plantas y 150 plazas de garaje, cuyo presupuesto
alcanzaría entre 350 y 400 millones de pesetas» diciendo también que era
propósito de la Diputación Provincial de Ciudad Real hacerse cargo del coste
del aparcamiento y sufragar también el mobiliario urbano y ajardinamiento, que
daría tono y categoría - esto lo decimos nosotros- al Palacio Provincial tantas
veces alabado el acierto de su construcción y del que nos ufanamos todos los
ciudadrealeños.
Pero por aquel entonces Diputación y
Ayuntamiento capitalino estaban regidos por personas del mismo signo político,
que la verdad sea dicha, no se dieron demasiada prisa en cumplimentar el
acuerdo y al cambiar la Diputación los nuevos gestores de la misma se
desentendieron del compromiso y aquí paz y después gloria. Claro que no es de
extrañar, pues tampoco se han cumplido determinadas manifestaciones expresadas
por la presidencia y aun después de su toma de posesión.
Nosotros nos permitimos preguntar al señor De Lara si no le dará un cierto reparo que los muchos visitantes que se esperan con motivo de la Feria Nacional del Vino a celebrar en mayo, vayan a poder comprobar que la Diputación tiene ocasión, nada más cruzar la calle, de «disfrutar» de un garaje al aire libre, un poco cochambrosa la plaza, eso sí, pero que sirve al fin y al cabo.
Y por otra parte me permito preguntar al señor Gil Ortega y con presupuestos de miles de millones, más algunas ayudas que se podrían arrimar, no es capaz el Ayuntamiento de hacer ese garaje subterráneo y urbanizar como es debido una de las mejores plazas de la ciudad. ¿Quién sufragó la remodelación de la Plaza Mayor, aparcamiento incluido? .No creemos necesario insistir por hoy sobre la urgente necesidad de llegar a un acuerdo ambas Instituciones, que se beneficiarían de la resolución favorable de este proyecto aparcado sine die, sin demasiada justificación. Y ya puestos a implicar á alguien más, parece que el señor Moro, subdelegado del Gobierno, tiene buena mano para resolver determinados problemas. Ahí tiene uno para redondear una gestión debidamente reconocida desde que tomara posesión. Todos los que vivimos en la ciudad del Rey Sabio se lo agradeceríamos de veras.
Cecilio López Pastor. La Tribuna de Ciudad Real, domingo 24 de diciembre de 2000
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