Conmemoramos el levantamiento popular del “Dos de Mayo de 1808”, ante el confusionismo en Madrid, se inició con la gloriosa epopeya de la iniciación de la Guerra de la Independencia española, una heroicidad del pueblo madrileño. Pero al hablar de aquella memorable jornada, que hizo correr sangre española, olvidamos aclarar lo que era realmente la procedencia humana de los madrileños de adopción: una abigarrada multitud de muy variados orígenes, con madrileños propiamente dichos y una gran mayoría de provincianos con permanencia ya establecida en la capital del país.
Así se explica que fueran españoles de todas las provincias y de madrileños de origen, los que protagonizaron aquél heroico levantamiento en todos los rincones de la ciudad, en la Puerta de Toledo, y en la Puerta del Sol, también en la de Alcalá Santa Bárbara, Plaza de Antón Martín, cercanías del Palacio Real de Oriente, etcétera, donde cayeron más tarde muchos hombres y mujeres en los fusilamientos de la Montaña de Príncipe Pio, tapias del Retiro y otros sitios.
En el expediente mandado formar más tarde,
conservado en la Sección de Manuscritos de la Biblioteca Nacional,
publicado en el primer centenario de aquella jornada sangrienta, por el Excmo.
Ayuntamiento de Madrid, obra documentadísima. En este expediente, vemos que,
resultaron muertos cuatrocientos dos españoles (creemos que la cifra fue algo
más elevada). De esta relación, no llega al 18% los nacidos en Madrid y más del
81% pertenecieron a provincias, es decir: 43 madrileños y 193 al resto de
España.
Evidentemente no podían estar ausentes de estos porcentajes los manchegos y no pocas manchegas, citaremos a varios de ellos: el daimieleño Anselmo Ramírez de Arellano, agente del Resguardo (Aduanas), destinado en el portillo de Recoletos, que junto a otros, trabaron encarnizada refriega e hicieron muchas bajas a los franceses. Pero hecho prisionero en unión de sus compañeros fue más tarde fusilado en la Montaña del Príncipe Pío. En este mismo sitio fue arcabuceado Juan Antonio Alises, de Villarrubia de los Ojos, que era palafrenero de palacio. En las tapias del Retiro pereció fusilado José Doctor Cervantes, de treinta y dos años, de Ciudad Real, Matías López Uceda, cabrero de Almagro, que murió en unión de su hijo Manuel, combatiendo en la calle de la Magdalena. En la refriega de palacio, donde se inició el levantamiento, participó Nicolás del Olmo García, yesero de Pedro Muñoz, que recibió un balazo en el vientre, de lo cual murió cuatro meses después. Un tal Fernando de Gastari, también natural de Villanueva de los Infantes, fue herido en la calle de Toledo falleciendo un mes después y enterrado secretamente, para evitar represalias. Hubo también dos heroínas; Francisca Giraldo Fernández, también de Villanueva, herida de muerte en la calle Ave María, y Benita Sandoval Sánchez, de Pedro Muñoz, que vivía en la madrileñísima calle de la Paloma, herida combatiendo en la Puerta de Toledo, desjarretando caballos de los Coraceros franceses, murió en el Hospital de la Pasión, en la Puerta de Toledo, también fue herido el joven de quince años José García Caballero, de Pedro Muñoz, aguador, y Manuel Ramón Lázaro de Ciudad Real, guarnicionero, herido en la Plaza Mayor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario