En 1966 y con un capital social de 50 millones se crea Espumosos Vigón S.A., pasando años después a denominarse Caserío Vigón S.A, tomando así el nombre de unos vinos premiados en la Feria Regional de Manzanares y en el Concurso Internacional de Londres. Sus instalaciones se encontraban en el Carreterín de la Atalaya.
Caserío Vigón era cosechero de sus propios
socios viticultores. En 1977 lanza “Cardencha” y “Caserío Vigón”, elaborados en
la planta de tratamiento y embotellado de Ciudad Real que ya en aquel año es
una de las más modernas de España, precisamente a aparecer en el mercado vinos
con una nueva marca: denominación de origen “Mancha”. Posteriormente comercializaría
a partir de 1991 Castillo Vigón entre otros como “Aprisco” y “Pandorga”.
Con una plantilla de 60 trabajadores, no solo la planta de Ciudad Real elaboraba vino, sino que también embotellaba la gaseosa Revoltosa, muy famosa en aquellos años. Fue una empresa que estuvo muy arraigada en la provincia y en casi todo el país, siendo una industria muy importante en el ámbito nacional. Además, Espumosos Vigón fue de las primeras empresas de Castilla-La Mancha en exportar vino al extranjero a mediados de los ochenta a países como Alemania, Francia o Gran Bretaña. Los vinos de Caserío Vigón llegaron a venderse hasta en China.
El que fuera fue consejero delegado de Espumoso
Vigón y fundador del mítico Caserío Vigón Remigio González, manifestó en una
entrevista que dio al Diario “La Tribuna de Ciudad Real” en 2013, trece años después
de su jubilación, porque cerró la fábrica, un fallecimiento que resumía con una
frase lapidaria, «el boom inmobiliario acabó con la empresa, liquidaron y
vendieron para levantar pisos».
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