Ante las murallas venerables. -Hundimiento de almenas.-Las heladas y traidoras charcas....-El vecindario y las autoridades.-La piqueta de los futuristas y el indiferentismo de los admiradores del pasado.-¿Extravíos?-Un amigable convenio.-No cabe discusión.
-¿Has pasado por la Puerta de Toledo?-interroga
el periodista.
-¿Qué objeto tiene la pregunta.?-contesta el ecuánime vecino de “la grande e bona villa bona” que se llama Ciudad Real.
- El de recomendarte que no pases.
-¿Por qué...?
-Porque peligrará si lo haces, tu cabeza; de modo que, si tienes gusto en conservar ese ligero detalle de tu físico, ya lo sabes; abstente...
-Bien. Pero ¿es que sigue hundiéndose, ante la indiferencia de todos, nuestro glorioso monumento?
-Inevitablemente, por lo visto la prensa estos días nos ha dado la noticia, - yo lo leí en “Vida Manchega”- de haberse desprendido más almenas y de hallarse sus murallas en un estado lamentable...
-¡Esas charcas...!
-Sí; ordinariamente se culpa, a esas charcas de hielo, al invadir con su humedad los gruesos murallones, de la ruina inminente de éstos, demandándose del Estado, cuando menos, una expropiación de tales charcas, definitiva y salvadora...
-A menudo se escucha ese argumento: algo de ello dijo también en un hermoso artículo publicado hace unos años en “La Esfera”, en 1920 si no me traiciona la memoria, el Sr. Ortega Munilla, ocupándose de los urgentes medios a poner en práctica para la conservación de esta histórica puerta, construida hacia el año 1255, durante la época del Rey de las Partidas, fundador de la ciudad. Pero toda la culpa no es imputable al negocio frigorífico, como le calificó el escritor ya mencionado.
-Las autoridades, el vecindario, los entusiastas de los antiguos esplendores, de las pretéritas proezas...
-Todos, todos debían soslayar esta ruina; la Comisión Provincial de Monumentos, la Dirección de Bellas Artes, el Municipio, las iniciativas privadas...
-Tiene usted razón, amigo mío -responde el periodista-; aunque ciertas "corrientes modernistas" proclamen lo contrario, usted tiene mucha razón...
-¡Y tanto que la tengo!, aunque usted ponga en sus palabras un matiz imperceptible de ironía... Yo no puedo explicarme cómo no les mueve a los admiradores del pasado el amor propio de las glorias nacionales, a evitar, por todos los medios y a costa de todo, una vergüenza semejante...
-Encuentro, sinceramente se lo digo, muy sensatos sus juicios, y no admito su suspicacia sobre mi matiz imperceptible de ironía.... Hube de referirme, quise apuntar mejor dicho, tan sólo, viéndole "poseído" de una tan entusiasta exaltación, a las doctrinas curiosísimas que expone Marinetti en su libro “El Futurismo” intentando crear un evangelio nuevo, calificado por unos de admirable por otros del arbitrario...
-Y a esa orientación, a ese credo, ¿qué significado le inspira?
-Un significado tan rebelde, tan inflamado de audacia, tan henchido de violencia, que no ha podido triunfar con la celeridad vertiginosa que su creador imaginaba, aunque en no pocas ocasiones, de una manera tácita, parece que las gentes no repudian el sistema...
- Es una doctrina de fiebre, de agitación, de movimiento, de torbellino, de salto hacia el futuro, sin actitudes de reverencia hacia el pasado... El apóstol del futurismo quiso revelarse como el iniciador de una belleza nueva, que tiene su origen en la energía, en la arrogancia y en la lucha, que "toma las formas diversas y brillantes en todo aquello que la vida moderna ofrece de apasionada y de exuberante a la mirada del hombre, considerando el pasado, con todo su arsenal de reliquias, como una cosa muerta, indigna de tomarse por modelo... Vea usted algunas de sus máximas: "Admirar un cuadro antiguo, es verter nuestra sensibilidad en una urna funeraria, en lugar de lanzar hacia adelante con ademán violento de creación y acción. “En verdad que el frecuentar a diario los Museos, las bibliotecas y las Academias - ¡esos cementerios de esfuerzos perdidos, esos calvarios de ensueños crucificados, esos registros de impulsos rotos...! -es para los artistas lo que la tutela prolongada de los padres para los jóvenes inteligentes, ebrios de talento y voluntad ambiciosa...” “En los moribundos, en los inválidos y los presos, podría pasar aún; para ellos la admiración al pasado es un bálsamo a sus heridas; desde el momento en que les está vedado el porvenir... ¡Pero para nosotros...¡” “incendiarios de dedos carbonizados! ¡Mano a las piquetas y a los martillos! ¡Socavad los cimientos de las murallas venerables...!”
-Me parece todo eso un semillero de extravío, y por encima de ellos sigo sosteniendo que nuestra Puerta de Toledo, “bajo las que entraron victoriosas las tropas de la Reconquista” y que se edificó por orden de la Corona y a expensas de la misma en un siglo de grandezas patrias, debe procurarse que no perezca derrumbada....
-Pero si así no ocurre, y continúa desmoronándose el histórico arco de estilo plenamente gótico, y las recias murallas laterales, convendremos en que quienes consientan el "desastre" apoyarán el postulado que Marinetti preconiza…
-Lo convendremos...
Y ante la vieja mole agrietada que decora la pintoresca calle de Toledo en un interesante fondo arábigo de famosos prestigios, el vecino exaltado y el periodista discretísimo se separan cordialmente estrechándose las manos... porque si bien es cierto que en pose, filosófica cabria discutir el intento restaurador de la antañona Puerta de Toledo, no cabe en postura periodística -necesariamente acoplable al general sentir del público- la más somera discusión…
Periódico “La Tierra Hidalga”
número 44-19 de enero de 1924
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