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sábado, 8 de noviembre de 2025

PETICIÓN PARA QUE SE ESTABLECIESE UNA SOCIEDAD PATRIOTICA EN CIUDAD REAL EN 1788

 



Si los sublimes deseos de un buen Patriota dirigidos a contribuir quanto pueda por la felicidad de sus consocios, nunca pueden con razon justa vituperarse ; si fue siempre sumamente laudable el zelo con que anhelaron muchos hombres por hacer a su Patria memorable, y por colmarla, si pudiese ser, de perenes felicidades; si todas las historias desde la antigüedad más remota hasta nuestros días nos están dando bien patentes testimonios de esta verdad, y combidandonos á seguir el exemplo de algunos héroes esclarecidos; nadie me reprenda, pues, si guiado de máximas tan saludables expusiese, quanto estimare útil para sacar á Ciudad Real mi Patria, de la miseria en que se halla profundamente sumergida en la actualidad. Puede ser que mis esperanzas queden frustradas por varios incidentes que siempre suelen estorbar los más loables deseos.

La mayor parte de los hombres está persuadida á que la felicidad de un Estado consiste en proporcionar sustento á todo vasallo útil. Quanto para este efecto hayan influido los nuevos establecimientos de Sociedades, no es necesario exagerarlo, supuesto que, todos los que no quieran abusar de las luces que les suministra su propio entendimiento, llegan á conocerlo fácilmente. Díganlo sino todas las Naciones cultas en donde son tan comunes estos establecimientos. Dígalo la España nuestra que ya ha empezado á sentir sus bellos y siempre útiles efectos. Dígalo la solicitud de los más caracterizados y sabios sugetos que están incesantemente clamando por ellas. Diganlo la Agricultura, la Industria, el Comercio, las Artes y las Ciencias en donde han adquirido un floreciente estado. Y díganlo finalmente á voces los Ciudadanos que desde una suma indigencia en que estaban abatidos, pueden al presente sustentar á sus familias con los frutos de su trabajo proporcionado por los auxilios de las Sociedades.

A proporción que están en más decadencia las artes, que los genios de los moradores son dóciles, que los terrenos son fértiles, que las producciones pueden adquirir una fácil salida, por medio del Comercio; las Sociedades patrióticas se establecen siempre con una utilidad más conocida. ¿Y qué Ciudad en España logrará mejor de estas ventajas que la Capital de la Provincia de la Mancha, Ciudad Real? Si bien se considera ninguna.

Hágase un parangón de su población anteriormente con lo que es ahora. ¡Que desproporción resulta! ¡Qué exceso! ¿A quién no conmoverá á lastima ver que se componía de treinta mil familias tres siglos ha, la que ahora apenas llega á dos mil? (Podrá haber habido alguna causa particular que haya tenido influxo en semejante vicisitud? No nos consta.

El inquirir esto sería objeto propio de los Socios, los que podrían mucho mas bien evitar los males futuros, si llegasen á penetrar la causa que produce los presentes. Podrían hacer continuados ensayos de agricultura en un terreno favorecido de la naturaleza y susceptible de quantas producciones exóticas se le presenten. Podrían imbuir á los clunienses de consejos muy saludables y provechosos, con la satisfacción siempre de que su mucha sinceridad miraría á los Socios como unos buenos maestros, y agradecería que los sacase de sus errores si conocían la utilidad. Podrían aliviar á muchos necesitados proporcionándoles su vivir. Podrían despertar á Ciudad Real del profundo letargo que ha padecido, y está actualmente padeciendo. Y últimamente podrían ensalzarse y perpetrar su memoria hasta los siglos venideros con el glorioso título de nobles Patricios.

Se acaba de construir un Hospicio suntuoso á expensas del Excmo. Señor Arzobispo de Toledo, que servirá de base para el aumento de la industria, y el destierro de la mendicidad voluntaria, y de la impura prostitución, vicios ambos que causan á el estado fatales males. Se han plantado Alamedas públicas que servirán de precursoras a la agricultura, siendo cierto que la sequedad no será tanta en lo sucesivo, que pueda, como lo ha hecho otras veces, destruir las cosechas principales; habiendo ya demonstradolo la experiencia de algún modo.

El Señor Vicario, los tres Curas Párrocos de esta Ciudad personas del todo literatas: el Señor Corregidor, un crecido número de Abogados y Médicos, una gran parte de la Clerecía, y lo más distinguido de la nobleza podrían concurrir todos á formar la Sociedad el plan de sus estatutos, según lo estimasen más útil y adaptable á todas las circunstancias, y esta sería la obra primera de su reflexión.

Remitirían después este plan á nuestro Soberano benéfico Carlos III. (que Dios guarde

para felicidad de la Monarquía Española) de quien pudiéramos seguramente esperar que se dignase darle su Real aprobación. ¡Ah! ¡Qué idea tan agradable! ¿Quién pudiera executarla solo con el deseo?

Si: nobles clunienses. Si: Ciudadanos esclarecidos. ¿Qué os detiene para poner en execucion un proyecto de utilidad tan notoria? Ea, pues, reunid, reunid vuestras ideas á uno mismos sentimientos para socorrer la patria. Desterrad de vosotros aquellas falsas nociones que pudieran estorvar pensamiento tan útil. Alexad de vuestros sublimes ánimos, las fantásticas ilusiones de la etiqueta. Impedid la indolencia involuntaria del labrador. Proporcionad alimento á los necesitados. Fomentad todo género de industria. Conoced las producciones de que abundaba, y es capaz un terreno fértil y saludable. Anelad por el aumento de población. Cortad la superstición que suele arrastrar á el pueblo á algunas creencias caprichosas. Y finalmente haced que florezca vuestra patria por quantos medios pueden excogitarse, para que así podáis vosotros mismos lograr con la mayor complacencia el cumulo de las humanas felicidades.

Escrito por el Escrupuloso, en la Villa de Cardenete.

Memorial literario, instructivo y curioso de la Corte de Madrid, Agosto de 1788. Parte Primera, Número LXVII



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