El
Cristo de la Salud de la salesiana iglesia de San Ignacio de Ciudad Real
La
Compañía de Jesús – que fundara en 1540 San Ignacio de Loyola- tenía
como fines principales el apostolado y la formación social y educativa,
especialmente de las clases más necesitadas.
En la provincia de Ciudad Real hubo presencia Jesuita en Daimiel y
Almagro, hasta la disolución ordenada por Carlos III. Posteriormente, con el restablecimiento por parte de Pio VII en 1814, hubo deseos de
establecerse en la capital, si bien esto no se llevó a cabo hasta 1903. Para ello se estudiaron varias ubicaciones,
haciéndolo finalmente en la casa y solares de la familia de Francisco
Ayala Mira.
Uno de los hijos – Ángel Ayala y Alarcó-
, que había acabado estudios de Derecho
en Deusto y se formaba ahora en la Compañía, habría de ser uno de los
mayores protagonistas de la labor Ignaciana en la ciudad. De acuerdo con sus hermanos y conforme al
deseo de sus padres, cedió sus
propiedades para tal fin. De
tal modo y siendo Obispo D. Casimiro Piñeda, la antigua casa familiar situada en Plaza del Pilar c/v a Calle Ciruela quedó como Residencia y
posteriormente se amplió para Seminario Jesuítico. El solar situado entre la
Puerta de Ciruela y Alarcos ( posterior Romasol ) para juegos escolares, y otro
cercado con entrada por el Callejón del
Tinte ( actual calle Ramírez de Arellano
) para
cuadras, corrales y otros
servicios que fueran necesarios.
Los primeros jesuitas
que ocuparon la casa fueron los PP. Eusebio Goñi y Angel Ayala, sus
primeras visitas fueron a escuelas, cárcel y hospitales. Posteriormente
llegaron a la Residencia otros sacerdotes también clave en la historia de la
comunidad en Ciudad Real. Se conformó una modesta capilla con
dos habitaciones de la planta baja, donde se decía Misa y se realizaban los
Ejercicios Espirituales que distinguían a la Compañía. También, el P.
Ayala creó las Escuelas Nocturnas para Obreros, de donde surgió el
Círculo Católico. Éste, agrupaba la unión de dichos trabajadores y los
llamados socios protectores (instituciones y clases sociales que favorecían el
mantenimiento de las Escuelas) . Dada la buena acogida que éstas
tuvieron, hubo de plantearse ampliar las instalaciones. Así se hizo
posteriormente por parte del P. Herrera en 1907, creando las “Escuelas de
Día”, para hijos de obreros y de socios protectores.
Las actividades
apostólicas y pedagógicas tuvieron muy buena aceptación , y se planteó
construir una iglesia acorde con las nuevas realidades. Se adquirió el solar
contiguo a la Residencia y se construyó con inspiración en la también Capilla
jesuita del Colegio de S. José en Villafranca de los Barros , realizada
con planos del P. Provincial y arquitecto José María Pagasartundúa
junto con D. Enrique Fort . Así pues quedó
bendecida con Misa Solemne el 27 de Marzo de 1914, por el Obispo D.
Remigio Gandásegui Gorrotáchegui. El P. Jesús M .
de la Mata en una de las “ Cartas Edificantes”, relata con detalle
el Acto y también la equipación del templo : La pieza principal del
mobiliario fue el retablo de inspiración neogótica en madera y pan de oro, obra
de Mariscal , que ocupaba principalmente el intercolumnio del
cuerpo central del ábside .En el primer cuerpo se encontraba el Sagrario
,en el segundo un Calvario de tamaño normal y a ambos lados,
dos ángeles. Rematando el conjunto y casi llegando a la bóveda, una
imagen muy grande de S. Ignacio de Loyola, obra esta última de José
Alsina Subirach. A ambos lados de la nave y próximos al
presbiterio contaba también con dos altares de cedro, dedicados al
Sagrado Corazón de Jesús y a la Purísima Concepción respectivamente. Asimismo
con un púlpito de la misma firma.
El Seminario
Menor S. Ignacio para Jesuitas- que había creado en 1912 el P. Ayala- conocería
ahora su máximo apogeo, comenzándose a cursar estudios de Bachillerato
adaptados para la formación religiosa. La Residencia pasa a
depender del Seminario, y se crean las Congregaciones Marianas de S.
Estanislao de Kostka, la de S. Luis Gonzaga ( los “ luises “ ) ,las Hijas
de María, Asociación de la Buena Muerte, Adoración Nocturna y la Acción
Católica de la mujer entre otras instituciones, al tiempo que continúan
los Ejercicios Espirituales y otras actividades mencionadas en la llegada
de los primeros jesuitas. Era Obispo entonces D. Javier Irastorza.
El
jesuita Padre Ayala y Alarcó
Tras de tiempos
vienen tiempos y la Constitución de 1931 declaró disueltas las órdenes
religiosas que tuvieran voto de obediencia a una autoridad ajena a la del
Estado, siendo sus bienes nacionalizados y destinados a fines benéficos y
docentes. Las Reglas de S. Ignacio –además de los pobreza, obediencia y
castidad, tenían un cuarto que literalmente decía : «Militar para Dios bajo la bandera de la cruz y servir sólo al
Señor y a la Iglesia- su Esposa- bajo el Romano Pontífice, Vicario de Cristo en
la tierra» , de modo que los Jesuitas de nuestra ciudad no
serían ajenos a la segunda expulsión nacional, decretada el 23 de Enero de
1932. Si bien en el aspecto general de violencia que sufrieron
muchas instituciones católicas desde el comienzo de la Segunda República
en Mayo de 1931 no afectó prácticamente a Ciudad Real,
con la disolución e incautación se abrió un paréntesis en la historia
jesuítica en la ciudad. Casi de incógnito, tuvieron que
trasladarse a otras comunidades y particulares que les acogieron. Un pequeño
grupo de alumnos del Seminario Menor junto a algunos profesores jesuitas, se
asentaron en el Seminario Diocesano ante la invitación y el riesgo que
ello supuso para el entonces Obispo Narciso Estenaga Los donativos
y limosnas de los fieles fueron el sustento de todos ellos durante este
periodo. No obstante y casi de incógnito, no dejaron en la medida de lo
posible algunas actividades, si bien lógicamente cada vez fue menor el
número de religiosos que quedaron en la ciudad.
Cuando llegó el
año 36 solamente eran cuatro: los PP. Manuel González, José Sánchez Oliva
, Antonio Sanchíz Martínez y Domingo Ibarlucea Oregui . Al
poco de estallar la Guerra, sufrieron el mismo destino que la mayoría del
clero, templos y conventos. Nos cuenta el P. Joaquín
Calvo que los jefes de izquierdas, luego de desvalijar Comunidades de Monjas,
el tesoro de la Catedral y las alhajas de la Virgen del Prado, fueron
acosados para que se les entregara lo que poseyeran. El P. Sánchez Oliva les
entregó el poco dinero que tenían, siendo detenidos no obstante y
llevados al Gobierno Civil donde permanecieron retenidos. Los días 8 y 9
de Septiembre fueron fusilados junto a otras personas en Las Casas y Carrión
respectivamente (como sabemos, el Obispo Estenaga y su secretario
Julio Melgar habían corrido la misma suerte anteriormente).
La iglesia –que durante la contienda fue destinada a almacén
militar e Intendencia- fue objeto del saqueo y vandalismo: el retablo,
junto a los otros altares e imágenes fue destruido y en su mayoría
destinado a leña como casi todo el patrimonio escultórico religioso de templos
y Hermandades de Semana Santa. El Seminario menor estuvo
destinado al albergue de soldados y fue la parte más deteriorada. No
obstante , en la Residencia –que desde el año 1934 fue convertida en
Museo Provincial- se custodió para ser preservado algún mobiliario y
obras de arte por parte de la Junta de Incautación y Protección del Tesoro
Artístico.
Pasada la guerra
– si bien la arquitectura de la iglesia no se vio demasiado
afectada- el conjunto de edificios de
los Jesuitas era desastroso, por lo que el entonces P. Provincial Gómez
Martinho se planteó cerrar la Institución ante las escasas expectativas
económicas para su reconstrucción. La población reaccionó muy
positivamente y aunque despacio, se pudieron arreglar los deterioros
y retomar la actividad. Acabados de restaurar los edificios,
el Seminario Menor –conforme a la sugerencia del P. Gómez y el
apoyo por parte del entonces Obispo D. Emeterio Echevarría – se convirtió en
Casa de Ejercicios para Obreros . Impulsado por el P.
José Avila primero y luego por el P. Soloaga se crearon las Escuelas
Primarias y posteriormente las Escuelas Profesionales que tomaron el
nombre del Hermano Gárate en memoria del Beato jesuita de Azpeítia. Al
tanto de todo como siempre la mano del P. Ayala, que si bien se encontraba
destinado en Madrid, nunca dejó de favorecer la labor jesuita en Ciudad Real
que le vio nacer en 1867 y en la que pasó gran parte de
infancia y juventud .
Con respecto a
la iglesia, el 10 de Enero de 1943 se inauguraron los nuevos retablos del
Altar Mayor y de los laterales con las imágenes del Corazón de Jesús y de la
Inmaculada Concepción. La realización del conjunto fue obra de los
madrileños Talleres Granda y pagada por la familia Múzquiz de
Ciudad Real, benefactora junto con la de Ayala de la obra jesuítica en la
ciudad. El modelo para las imágenes del retablo fue realizado
por el valenciano José Capuz Mamano , que de manera similar se ejecutaron
en otras iglesias jesuíticas: sirvan de ejemplo La Encarnación de
Montilla y el Sagrado Corazón y S. Ignacio de La Habana ( Cuba).
Retablo
anterior a 1936 de la Iglesia de San Ignacio
En este punto
es de resaltar el origen de estos talleres. Félix Granda
Buylla ( Pola de Lena,1868 – Madrid, 1954 ) fue un sacerdote y artista que
compaginó las dos vocaciones de manera brillante ( El P. Manuel J.
Carrasco Terriza nos indica que Granda tomó como lema parte del Salmo
25: “ Señor: he amado la hermosura de tu casa ; me seduce el
ideal de emplear todas mis fuerzas en embellecer tus templos y tus altares “ ).
Escultor, pintor y orfebre, obtuvo entre otros la Medalla de Oro de la
Exposición de Arte Decorativo del Círculo de Bellas Artes de Madrid en
1911. Creó unos Talleres de Arte en esa capital en los que
llegó a reunir hasta 200 trabajadores -entre ellos, los más
destacados artistas de la época: el mencionado José Capuz, Julio
Vicent, Juan Vargas, etc. Retablos, esculturas y todo lo relacionado
con el Arte Sacro, salieron de aquéllos para numerosos puntos de España e
Hispanoamérica. En la actualidad -con una Fundación creada en 1997
que lleva su nombre, siguen activos en Alcalá de Henares,
realizando obras de arte para nuestro país y el resto del mundo.
La tarea
de nuestros jesuitas fue obteniendo señalados frutos
( recordemos aquí entre otros – como curiosidad- la fundación
dentro de la Congregación de María Inmaculada , de la Hermandad de Las Palmas
en 1944 ). Para favorecer especialmente a las clases con menos
recursos, se creó un internado al tiempo que las Escuelas
alcanzaron gran prestigio en el terreno de la Formación Profesional. Fue
importante la demanda de alumnos ya formados por parte de Empresas,
fundamentalmente de Electricidad, Mecánica, Electrónica, Comunicaciones y
Administración. Junto a la labor de los sacerdotes, es de destacar el elenco de
profesores con el que siempre contó. Por cierto que el P. Ayala – al que
se le tributó un homenaje en Ciudad Real en 1953, falleció en Madrid en 1960 y
sus restos reposan junto a los de sus padres y los cuatro mártires
citados, en el Presbiterio de la iglesia. Era obispo en esta época D. Juan
Hervás .
Pasando el
tiempo, llegamos a 1983 y debido especialmente a la insuficiencia de
subvención estatal y la escasez de vocaciones, se temió por la
desaparición de las Escuelas. El P. Provincial Luis Tomás Sánchez del Rio –que
anualmente realizaba una visita a todas ellas- ya lo manifestó al
entonces Rector P. Peñaranda. Se plantó entonces la
posibilidad de la transferencia a otro Estamento, conforme se había hecho en
Aranjuez a través de los Salesianos. Así fue y finalmente se
suprimió el internado y se optó por que fueran los
religiosos de S. Juan Bosco los que continuaran con la labor que durante
ochenta años habían llevado los Jesuitas. El 31 de julio de
1986 –festividad de S. Ignacio de Loyola, y siendo Obispo D. Rafael Torija –
con una Misa concelebrada se despidieron de Ciudad Real, si bien oficialmente
fueron transferidos los Centros de EGB y FP a los Salesianos
el 20 de Junio de 1987. Era el Provincial de éstos el P. Aureliano Laguna.
A lo largo de su
estancia en la ciudad, entre una larga lista de religiosos jesuitas,
además de los mencionados se recuerda a los emblemáticos: PP.
José Gálvez, Picaso, Fernández, Vadillo , Gómez, Herrera,
Tarín, Moreno, Vito Martín , Fernández,
Torres , Soloaga , Huidobro, Rodríguez, Romero, Quiroga, Martínez, Avila
, Morán, Pérez, Inchaurbe, Val, Soloaga , Albares ,Sánchez, Cortés,
Oliver, López, Suárez, Fesser, y los HH Felipe Aguirre, Fernández, Muñoz,
Roldán, Vilchez, Elorza, Ginés, Javier Horrillo, Andrés de la
Fuente, Gómez Jaramillo , Angel de la Peña, Aguirreche, Burguillos,
Prieto y Sáenz Díez.
No obstante,
el importante legado de los Ignacianos continuaba prácticamente de
igual manera la nueva Congregación, también con
experiencia en el ámbito pastoral, docente y laboral. Los Salesianos
habían venido a Ciudad Real en 1962, al antiguo Hospicio Provincial
de la Plaza de S. Francisco, fundando la Escuela Hogar “Sto. Tomás
de Villanueva”. Ésta – conforme a la filosofía de D. Bosco- se ocupaba de
la atención y formación de niños huérfanos y de familias con pocos
recursos, especialmente con estudios Básicos y Formación Obrera de
Profesionales en el campo de la Mecánica, Carpintería e Imprenta.
Un
detalle del retablo mayor actual
La Escuela
“Hermano Gárate” que antes estuvo con la inspiración de San Ignacio
de Loyola, ahora, a los 52 años de la llegada salesiana a
Ciudad Real- continúa la labor formativa con la de San Juan Bosco (Becchi, 1815
– Turín, 1888) . En el Colegio se imparten enseñanzas infantiles,
Primaria, ESO, Bachilleratos, Ciclos de Grado Medio y Superior de FP en
Administración, Electricidad, Electrónica y Sistemas de Telecomunicación
e Informáticos. En el ámbito religioso destaca la Asociación de María
Auxiliadora, inspiradora del Santo italiano y la de Pozo D. Gil, de
ámbito juvenil formadora. También cuenta con los llamados Cooperadores, y
la Asociación de AA. En la actualidad son nueve los Salesianos
que están al cargo del Centro, y desde su llegada en 1987, varios han sido los
Rectores: PP. Santiago Martínez Álvarez,( en dos ocasiones, simultaneando el
primer curso 86-87 con el jesuita P. Fesser), Andrés Marcos Marcos,
Francisco Sánchez Garrido, Angel Neila Peinado y Honorio Rodríguez
Martín. Como directores del Colegio: PP. Luis Álvarez, Manuel Aparicio,
Luis Alberto Guijarro, José Antonio Zazo y el actual que, este año es el
último en tal cargo, D. Joaquín Torres Campos.
Pues bien, en la
actualidad, cuando se cumplen 100 años de la bendición de la iglesia Jesuita de
Ciudad Real, podemos admirar el retablo de Granda en el presbiterio, así
como los altares laterales del Corazón de Jesús en un lado, y
S. José con S. Luis Gonzaga y S. Estanislao de Kostka en
otro. También Mª. Auxiliadora y S. Juan Bosco con St. Domingo Savio
y la Beata Laura Vicuña. También se encuentra bajo el Coro la imagen de Rabasa
de Jesús montado en la borriquilla, perteneciente
al paso de la mencionada la Hermandad de las Palmas, que este año
2014 celebra el 70 aniversario de su fundación.
Como expresé
anteriormente, en los comienzos del estallido bélico- conforme al contexto
general de destrucción de ornamentaciones e imágenes de conventos,
templos y hermandades- , el retablo y altares de anteriores corrió la
misma suerte, destinado sobre todo para su venta como leña.
Pues bien: durante ese periodo una señora compró
un torso serrado de un Crucificado, y lo conservó desconociendo su
procedencia. Cuando terminó la guerra se descubrió casualmente que
se trataba del Cristo que había tenido antes de la misma el primer retablo de
la iglesia de los Jesuitas, a los que se lo entregó. El Hermano Javier
Horrillo encargó se le hiciera una peana y se colocó bajo el Coro. Ésta
la realizó D. Juan Borja: carpintero –ebanista de la Casa que también
había hecho los confesionarios y bancos de la iglesia entre otras cosas.
Enseguida esa imagen mutilada fue objeto de una especial devoción, especialmente
por su procedencia.
Cuando se
hicieron cargo del Centro los Salesianos en 1987, el P. Santiago Martínez
Álvarez -encargado de la iglesia- viendo el fervor que la escultura
despertaba y considerándolo uno más de los mártires del S. XX, le
puso la advocación de “CRISTO DE LA SALUD”. La imagen, que junto a
las otras mencionadas se sigue venerando hoy a los pies del templo, es
objeto de gran devoción, y según la Fundación Granda a través de su
Gestora Cultural y Responsable del Archivo y Biblioteca , Dª. Emilia
González, manifiesta que si bien no se puede constatar la autoría del
escultor, su factura recuerda a las obras de Julio Vicent
Mengual (Carpesa / Valencia, 9 de Mayo de 1891 -Madrid, 28 de Julio de
1940 ). Este artista eminentemente imaginero trabajó en los aquellos
Talleres, siendo también maestro de escultura en ellos. Se trata de una
talla en madera policromada con un perfecto estudio
anatómico de la cabeza y torso de Jesús Crucificado – que
agonizando -mira con expresión serena a su Madre.
El P. Martínez
Alvarez (Acebes del Páramo / León ), que fue Rector de varios
Colegios Salesianos –entre ellos dos veces como se ha mencionado el de C. Real-
, Fundador y Director de la Revista Misiones Salesianas, Delegado
Provincial de la Asociación Provincial de María Auxiliadora, Miembro del
Consejo Presbiteral de la Diócesis y perteneciente al Grupo Guadiana , ha
publicado varios libros de Poemas de todo tipo, pero con una inspiración
común en todos ellos: María Auxiliadora, San Juan Bosco y ese
CRISTO DE LA SALUD , junto al que tiene su confesionario y del que se
ocupa que ningún día le falten estampas con oraciones que él mismo compone
desde que llegara al Colegio y quedara conmovido por Él.
Francisco Blanco Mena
DOCUMENTACIÓN / AGRADECIMIENTOS:
ARCHIVO GENERAL
COMPAÑÍA DE JESÚS EN ALCALÁ DE HENARES: PP. Carlos López Pego,
Amancio Arnáiz Arnáiz, H. Javier Horrillo / FUNDACION FÉLIX GRANDA : Dª. Emilia
González Martín del Río / COMUNIDAD SALESIANA DE CIUDAD REAL: PP. Joaquín
Torres Campos y Santiago Martínez Álvarez / OBISPADO DE HUELVA: P. Manuel
Carrasco Terriza / BIBLIOTECA PÚBLICA DE LIRIA / D. José María García Marín /
D. Juan Borja Fuentes / D. José Manuel Moreno Vázquez / D. Antonio
Serrano Juárez y Dª. Rosa Mª. Serrano Ruiz.
El
salesiano P. Martínez Álvarez
Leo con gusto esta entrada, referida a la fue mi escuela durante cinco años. Solo hacer una observación, en el momento del traspado de la Compañía de Jesús a los Salesianos, en 1987, el Obispo de Ciudad Real no es quien aparece en el texto. Saludos.ARM
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