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edificio de pisos en la calle Toledo número 5, en cuyo solar y cuevas se
encontraba el tesoro escondido
En abril de 1999 se derribó la casa número 5 de la calle Toledo, procediéndose a continuación a realizar
excavaciones para cimentación del nuevo edificio. Durante estas excavaciones
aparecieron en el subsuelo dos o tres
cuevas y en el interior de una de ellas había una horcilla repleta de monedas
de oro. Estas fueron depositadas junto con los escombros, en Cabeza del Palo
donde varias personas, rebuscando chatarra entre la tierra, se percataron de su
presencia.
Aunque en principio los descubridores
intentaron guardar el secreto sobre su hallazgo, la “fiebre del oro” terminó
delatándolos e inmediatamente, se pusieron en marcha los efectivos policiales
encargados de la investigación de delitos contra el patrimonio. De inmediato,
se puso el hecho en conocimiento de la Delegación provincial de Cultura, para
que iniciase las actuaciones oportunas por la vía administrativa o judicial.
Las primeras indagaciones permitieron identificar y localizar a una de las
personas que hallaron las monedas, quien entregó quince, en su mayoría escudos
de oro de las épocas de Carlos II y Carlos IV, en un excelente estado de
conservación.
Días después, siguieron la pista de los
investigadores hasta un establecimiento de chatarrería, de la capital, al que
habían ido a parar cien de ellas, vendidas a bajo precio por sus descubridores.
También se recuperaron otras 46 monedas de las mismas características, que
estaban en poder de una tercera persona. En total la Policía recuperó 161
monedas acuñadas entre los años 1665-1819, perdiéndose muchas de ellas entre
particulares.
La Subdelegación del Gobierno de la
Provincia valoró y consideró éste hallazgo de un elevado interés material y
cultural. Éste tesoro, por las características de las monedas, sus acuñaciones…,
nos recuerdan y son de una época muy similar (Reinados de Carlos II, Carlos III
y Carlos IV) a las monedas rescatadas por la empresa cazatesoros Odyssey de la
fragara “Nuestra Señora de las Mercedes” que fue hundida por un barco inglés en
1804 frente a la costa de Portugal y que España reclamó a Estados Unidos.
Se barajaron varias hipótesis por lo que
podía encontrarse este tesoro en este lugar. Una de ellas fue porque hubo una
casa de “Contribuciones” y después fue utilizada para diversas actividades
comerciales, donde un tendero prestamista usurero las escondió. Por otro lado,
el archivero municipal, don Valeriano Villajos García, en atención a la época de
las monedas sugirió que posiblemente aquel tesoro pudo ser ocultado por temor a
un robo en la pasada Guerra de la Independencia con Francia (1808-1814).
El director de los Museos, Archivo y
Patrimonio del Ayuntamiento de Ciudad Real, don Francisco Javier López
Fernández, al conocer el hallazgo, realizó un informe –detallado- para que se
reclamaran parte de esas monedas (al haber sido halladas en terrenos del
Ayuntamiento) con el fin de destinarlas al patrimonio histórico municipal, pero
por problemas burocráticos y, pese a su empeño.. no se pudo lograr y el tesoro
ciudadrealeño paso a manos del estado.
Foto
de las monedas de oro encontradas en la calle Toledo, facilitada en su día a
los medios de comunicación por el Cuerpo Nacional de Policía de Ciudad Real
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