A primera vista,
lo que más nos llama la atención es el acabado general de las imágenes de Luis Marco Pérez, un poco
más tosco en el misterio realizado entre 1943 y 1944, el cual terminó y desfila
actualmente en Ciudad Real.
En el paso que
comenzó a desfilar en 1945 en Cuenca, vemos que tanto rostros como ropajes
resultan más finos, aparte de una diferencia notable en los Santos Varones:
llevan tocados en sus cabezas y están policromados con mayor riqueza. Es más,
la figura de Nicodemo, la cual recoge a Cristo por su torso, cambia las
sandalias por unas botas ricamente adornadas con oro. Tanto él como José de
Arimatea llevan policromados los tocados con oro y plata.
El Cristo de
Ciudad Real aparte de tener una anatomía más musculosa, tiene un rostro de
mayor serenidad, con los ojos y la boca cerrados. En cambio, el Cristo
conquense tiene ojos y boca entreabiertos, resultando de mayor dramatismo.
Además es de una complexión menos atlética, con los músculos menos marcados.
Respecto a San Juan vemos menos diferencias, salvo que el rostro del caso
conquense es más suave, con las facciones menos marcadas. Algo que se repite en
casi todas las figuras.
En el caso de
María y la Magdalena, la diferencia es aún mayor. Bien es cierto que en Cuenca
no se pasaron a madera hasta 1985, imitando a las anteriores de arpillera. Es
por ello por lo que vemos unos ropajes más finos, un poco diferentes al resto
del grupo. En el paso de Ciudad Real, sus mantos y túnicas se corresponden más
con el estilo de Marco Pérez, siendo más voluminosos y con unas formas más
toscas.
Aparte, los
rostros del paso de Cuenca son más dulces, con una expresión menos dolorosa que
en el primer caso.
También es digna
de mención la diferencia entre las escaleras, resultando más naturales las de
Ciudad Real con color y textura de madera, mientras que las de Cuenca son de
color marrón oscuro, muy cercano al negro. Para terminar, la escalera de
Nicodemo (la más corta) tiene un acabado en forma de añadido en el caso
conquense, seguramente necesario al cambiar el tamaño de alguna de las imágenes
respecto al primer paso realizado. Recordemos que el Cristo de Ciudad Real es
un poco más grande respecto al de Cuenca, ya que tienen una estatura de 1’70 y
1’60 metros respectivamente.
Como conclusión
y aparte del acabado del tallado, el cual vemos más fino en el paso de Cuenca
(algo poco usual en la obra imaginería de Marco Pérez), existe un tratamiento
diferente en las policromías, resultando más ricas y con mayor presencia del
dorado en el paso conquense. Todo ello sin tener en cuenta las imágenes de la
Virgen y la Magdalena de Cuenca, las cuales se acabaron en 1985.
Ignacio Blanco
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