Vista
exterior de la ciudad de la Puerta de Toledo
La Puerta de Toledo, llamada así, porque
de ella parte el camino que conducía a la imperial ciudad de Toledo, es una
construcción del siglo XIII mandada realizar por Alfonso X el Sabio, tal y como
se recoge en la Crónica de los Reyes de Castilla, Alfonso X capitulo XI: “pasando por un lugar que dicen el Pozuelo de
D. Gil, que era termino de Alarcos, …mandó venir gentes de su comarca, é ordenó
de cual manera se poblase allí una villa que le dijesen Villa-Real (Ciudad
Real, hoy); é ordenó luego las calles é señalo los lugares por do(nde) fuese La
cerca. E hizo facer luego una puerta labrada de piedra, é esta es la que está
en el camino que viene de Toledo…”.
La Puerta
de Toledo es de fábrica de gruesa mampostería en los lienzos y de vistosos
sillares en sus ángulos y arcos
La puerta propiamente dicha, aparece
entre dos fuertes torreones de planta rectangular de unos 12X4 m. de frente;
tiene además seis arcos (tres pares) de variada y elegante forma; siendo su fábrica
de gruesa mampostería en los lienzos y de vistosos sillares en sus ángulos y
arcos. Y, aunque hoy les faltan, indudablemente estuvo antes coronada de
almenas con sus correspondientes parapetos; pero ya a finales del siglo XIX, se
hallaba despojada de estas defensas y adornos.
La
puerta tiene dos matacanes que revisten su ornamentación y forman un arco
apuntado u ojival
Los seis arcos se hallan entre los dos
torreones; tres de ellos hacia el interior de la Ciudad y, hacia el exterior,
los tres restantes: forman una bella combinación, en pareja, los dos del
centro, extremos e intermedios. Los dos arcos del exterior de la puerta,
aparecen de estilo ojival; estos se hallan apoyados sobre dos medias columnas
fuste cilíndricos que arrancan a unos 4 m. del suelo y están adosadas a los
muros laterales. Las pequeñas columnas tienen capitelillos ornamentados con
hojas de acanto y, en éstas, se encuentran bellas ménsulas.
Estos
matacanes se encuentran apoyados en dos medias columnas con pequeños capiteles
ornamentado con hojas de acanto, análogas a las existentes en la Ermita de
Alarcos y portada de los Reyes de la S. I. P. B. Catedral
Siguen a la portada vistosos arcos de
herradura, es decir: los dos arcos intermedios, que descansan sobre pilastras
empotradas en los muros de los torreones y están coronados de impostas. Sobre
estos arcos mudéjares, se pueden admirar en piedras rectangulares y esculpidas
en ellas mismas por la parte de fuera de la ciudad, una losa de piedra
cuartelada en cruz con las armas castellano leonesas labradas: 1º y 4º cuartel,
un castillo de tres torres; 2º y 3º, un león coronado. Por la parte interior
figura una losa de piedra rectangular, enmarcada por una doble moldura que la
ciñe toda alrededor y, en ella, en grandes caracteres góticos (labrados) se
halla la siguiente inscripción en versión castellana:
Escudo
con las armas castellano leonesas
“Visita,
oh Señor, te lo rogamos, esta morada, y aparta de ella todas las asechanzas del
enemigo: tus Santos Ángeles nos guarden en Paz á los que habitamos en ella, y
tu bendición sea siempre sobre nosotros. Sálvanos, oh Dios Omnipotente, y
concédenos tu eterna Luz, Nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo. Fue hecho esto en
la Era de mil trescientos sesenta y seis, reinando el Señor Don Alfonso, Rey
Ilustrísimo.” (Esta inscripción según D. Jorge Sánchez Lillo, en su
reciente libro publicado sobre la Puerta de Toledo, no corresponde a la de la construcción
de la puerta, sino a otro acontecimiento
histórico de la ciudad).
Bóveda
y una de las caras pétreas aparecidas en las
nervaduras de las mismas
En esta portada, los arcos del centro
son de estilo gótico y están separados de los mudéjares, por unos recintos casi
cuadrados entre la pared principal de los arcos y los muros interiores de los
torreones. Estos espacios llevan, a 8 m. del suelo un triple boncel que
bifurcándose en los ángulos y trepando por la parte superior de los muros, los
corona arcos ojivales; ello, en sentido diagonal, da origen a los nervios que
hay en las bóvedas cerradas por claves en forma circular. En las últimas obras
de restauración de la puerta, se descubrió en las claves que cierran las
nervaduras, cuatro caras o rostros pétreos tallados. Y, estos esbeltos arcos
góticos de reducido espesor, se encuentran solo separados por el centro por una
estrecha ranura abierta entre los torreones; dando ello lugar, al espacio donde
encajaba el rastrillo.
Oración
que hay labrada en la parte interior de la ciudad sobre el arco de herradura
Por último, conforme se sale de la
Ciudad, en el costado del torreón de la derecha, hay una pequeña y estrecha
puerta embellecida por un arco apuntado que, subiendo por una estrecha
escalera, se tiene acceso a la terraza de la puerta propiamente dicha y al
adarve.
Puerta
y escalera de acceso al adarve
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