A cualquier ciudadrealeño que le mencionen la referida expresión, le viene inmediatamente a su mente la idea de homenaje a la Virgen del Prado, el paseo por los jardines del Prado, bailes y cantos regionales y, según la edad, quizá la asocie a la zarzaparrilla y el agua de cebada expendidas en los «aguaduchos» de primeros de siglo, los conciertos de la Banda Municipal en el Kiosko cuando se sea «menos joven» y a la zurra, «el puñao», la peña...en los que «aún no pintan canas». En todo caso, fiesta e inicio de las ya pronto venideras Ferias y Fiestas del mes de Agosto que comienza.
Pero... ¿qué es la Pandorga? ¿Conocemos su origen como fiesta popular? ¿Tiene tradición la figura del Pandorgo?
Desconozco si existen publicaciones recientes sobre esta entrañable fiesta, dada mi residencia fuera de la Ciudad pero, en todo caso, mi contribución, si en algo lo fuere, sólo persigue aportar a la investigación algún aspecto que pudiere ser menos conocido, y así sacar a la luz crónicas y efemérides de nuestra propia historia.
Mis breves comentarios irán acompañados de los trabajos de nuestros historiadores y cronistas, con cita de su referencia en los textos de que dispongo.
La idea de la
Pandorga siempre ha estado asociada en nuestra Ciudad a actos en que ha
prevalecido el referente del amor y homenaje a la Virgen del Prado, además del
carácter civil de fiesta del pueblo, que los grupos celebran con bailes y
cánticos, acompañados de instrumentos musicales. La Enciclopedia Larousse, al
referirse a su acepción, la hace proceder del latín «pandoricare» - dar una
serenata - derivándola de «pandorium» (bandurria) y relacionándola con
«pandora» (latín pandura) -instrumento musical de la familia de los laúdes,
provisto de un largo mástil de tres cuerdas según unos y, según otros, instrumento
de muchas flautas unidas.
«Pasó, vencida a sus ruegos,
desde Aravaca a
Madrid
hubo pandorgas
y fuegos
con otros
nocturnos juegos
que dispuso el
adalid».
(N.F. de
Moratín)
Nuestros historiadores de la primera mitad del siglo, siempre hacen referencia al archivo de la Parroquia de S anta María del Prado (Merced), cuando buscan las fuentes de su investigación acerca de la historia de la Virgen del Prado, a la que tan íntimamente se encuentra asociada la de la Pandorga, como fiesta popular celebrada en su honor.
Rafael
Ramírez de Arellano.- «Al derredor de la Virgen del Prado, Patrona de
Ciudad Real» (1914) ,-Cap.VI.-Acontecimientos notables ocurridos en
este templo -, centra su investigación en el archivo de la antigua iglesia del
Prado, hoy de la parroquia de la Merced, «el cual contiene relaciones de muchos
acontecimientos históricos y principalmente de los que ocurrieron dentro de la
Iglesia y que se escribieron con ocasión de un pleito entré las parroquias del
Prado y de San P edro, sobre la primacía de una sobre la otra.»
Por el archivo de protocolos, «sabemos que en las de procesiones anuales de la Virgen se hacían bailes y diversiones y en las que tomaban parte, a veces, cómicos de profesión». Alude a las contrataciones de músicos y danzarines para las procesiones durante varios años, lo cual tenía mucha relación con las que en las grandes capitales se celebraban el día del Corpus.
José
Balcázar y Sabariegos.-«La Virgen del Prado a
través de la Historia» (1940) - alude también al archivo de la Parroquia del
Prado, diciendo -pág. 84 - que «desde Felipe II la proclamación de los Reyes en
Ciudad Real se hacía de un modo solemnísimo en la Iglesia Mayor de Santa María
del Prado y, así mismo, eran muy solemnes también todas las procesiones de la
Virgen venerada y, con especialidad, las patronales de las fiestas de Agosto.
En la del Corpus iba también nuestra amantísima Patrona».
«Son curiosos, en extremo, los detalles que se conservan de dichas procesiones. Se comenzaba por contratar el personal que había de intervenir en las danzas...». Y hace igual referencia a las contrataciones citadas por R. D e Arellano, puesto que las recoge de las mismas fuentes archivísticas.
Hermenegildo Gómez Moreno.- «Notas históricas alrededor de la Imagen de la Santísima Virgen del Prado» (1969), pág. 26 -es el cronista- de los que conocemos- que con mayor detalle refiere la fiesta de la P andorga.
«Desde principios del siglo XVIII, en la última noche del mes de Julio y madrugada del 10 de Agosto, los ciudarrealeños celebran la típica fiesta popular de la Pandorga, en homenaje a su celestial Patrona, fiesta que es relatada por un cronista de la siguiente forma:
«La pandorga es una antigualla que se conserva en esta ciudad. Su propio nombre es Pandora, que significa junta de varios instrumentos musicales. El fin a que se dirige estas funciones dar culto con Maitines y un a Misa cantada. En la última noche del mes de julio se juntaban dichos instrumentos en casa del que celebraba la fiesta y salen, primeramente al Camarín de la Virgen del Prado y después a casa de los Jueces y Gentes Principales. Les cantan unas cuantas seguidillas y retornan a casa del que tiene la Pandorga y éste, según sus facultades y voluntad, tiene un magnífico refresco».
«Esa noche, la Señora abría la ventana de su Camarín para ver bailar a las mozas, batiendo castañuelas, repicoteando seguidillas y fandanguillos manchegos, con sus sayas cortas y vueludas, con pañolillo de talle de lana, con pendientes de «chorro» y peinado de rodetes en las orejas; ellos seriotes y afeitados, tocan la guitarra y cantan con ellas. ¡Así era la Pandorga!
Las primeras
melodías de las guitarras y sus amorosas canciones eran para la Paloma del
Prado, Reina de sus amores, con canciones como estas seguidillas manchegas,
que tanto dice de la religiosidad de aquellos manchegos:
Cuál es la
mejor moza
que hay en
Ciudad Real,
La que lleva en
la espalda
el águila
imperial.
Y esta otra:
Ciudad Real en
el Prado
tiene una
estrella
que entre todos
los soles,
es la más
bella.
Estas y otras canciones entonaban aquellos realeños en honor y pleitesía a su Virgencita Morena del Prado; canciones populares con las que también obsequiaban a las mozas de carne y hueso y en quienes tenían depositado sus amores terrenos. Terminaban estas rondallas callejeras ante las puertas de las casas solariegas.
Nuestra memoria
-sigue escribiendo - conserva grato recuerdo de aquellas noches, ya lejanas, en
nuestra niñez, en el paseo del Prado. Los ricos refrescos de zarzaparrilla y
helados vasos de agua de cebada, adquiridos por unos céntimos en los kioscos
del paseo de la Virgen. El entrar y salir de la gente en el templo, el bisbiseo
de primeras Ave Marías, piropos a la Madre y de nuestra madre aprendimos, y
luego, más tarde, contemplar embelesados las danzas y canciones que en el
tablado levantado y bajo la dirección de Mazantini, jefe de la fiesta y
animador coplero, con su gracia y salero, jaleaba y animaba aquello. La silueta
ondeante del célebre Paco Argumosa, el ciego, moviendo su cabeza al son del
rasgueo de su guitarra. Oraciones sencillas y canciones populares, así era la
fiesta de la Pandorga a principio de siglo, cada noche del 31 de julio.»
Manuel Alcázar
Bermejo. Diario “La Tribuna de Ciudad Real”, domingo 30 de julio de 2000
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