El pasado 4 de octubre se cumplían 50 años de su fallecimiento.
Salomón Buitrago, gran compositor de la Mancha injustamente olvidado, y ahora homenajeado en La Merced.
Nació en Almadén en 1889, se trasladó a
Malagón, localidad en la que su padre, su primer profesor de música, era
sacristán en la parroquia de la Magdalena
El Museo de la Merced estaba a reventar, lo que evidencia el enorme interés que había despertado la conferencia de Vicente Castellanos. Un estudioso que hace tiempo viene preocupándose por la recuperación de algunos de nuestros personajes más ilustres, particularmente aquellos menos conocidos de lo que sus merecimientos aconsejarían… Espléndida conferencia pues, la organizada el nueve de octubre, por la Asociación de Amigos del Museo Provincial de Ciudad Real. Colectivo cultural que ejerce una incansable actividad todo el año, en pro de la dinamización cultural de la capital manchega.
Como decíamos, en esta ocasión le llegó el turno a un personaje contemporáneo nuestro, don Salomón Buitrago Gamero (1889-1975). Puesto en pie y casi resucitado por la amena y excelentemente documentada conferencia, ofrecida por el doctor en Historia y miembro del Instituto de Estudios Manchegos, (Además de músico, musicólogo y cantautor), Vicente Castellanos Gómez. En ellase aportó una amplia información sobre la figura del compositor Salomón Buitrago Gamero, del que el pasado 4 de octubre se cumplían 50 años de su fallecimiento. Los trabajos del profesor Castellanos -ordenando el Legado Histórico Musical de Buitrago durante 26 años- han arrojado a la luz 246 obras para piano, órgano, polifónicas e himnos de este insigne sacerdote. Autor que ocupó el puesto de maestro de capilla de la Santa Iglesia Prioral Catedral de Ciudad Real durante 53 años. Exactamente desde 1922, hasta la fecha de su fallecimiento, ya en 1975.
Según el conferenciante, Salomón
Buitrago formó parte de una generación de compositores litúrgicos de
toda Europa, que se conoció con el nombre de generación cecilianista,
pues, siguiendo ordenanzas emanadas de Roma —dadas el 22 de noviembre de 1903,
día de Santa Cecilia, por el papa San Pío X— se
implicaron en un estilo musical que trataba de rescatar del olvido, tanto el
canto gregoriano, como la polifonía clásica dentro de los templos. Cierto es
que, a nivel internacional destacó el gran compositor Lorenzo Perossi, mientras
que a nivel nacional destacaron músicos como Vicente Goicoechea o Nemesio
Otaño. Y es aquí donde el gran representante de La Mancha, Salomón
Buitrago, puso con su obra musical a la catedral de Ciudad Real, nada menos
que en el mapa internacional de la música católica.
UN BRILLANTE INICIO
Salomón Buitrago había nacido en Almadén en 1889, trasladándose después a Malagón, localidad en la que su padre, su primer profesor de música, ejercía de sacristán en la parroquia de la Magdalena. Sus primeros estudios fueron en el Seminario de Toledo, completando su carrera en el Seminario de Ciudad Real (Filosofía y Teología). Si bien, antes de ser ordenado sacerdote ya era sochantre II de la catedral de Ciudad Real. En 1912, con tan sólo 23 años, realiza sus votos en Malagón, y muy poco tiempo después lo encontramos como director del coro de seises de la catedral de Ciudad Real (por cierto, al que pertenecía Marcos Redondo), y como miembro de la Comisión Diocesana de Música Sacra, que decidía lo que debía o no cantarse en las iglesias de la diócesis.
En 1921 asciende a sochantre I, y en 1922 aprueba las complicadas oposiciones a maestro de capilla, que incluían canto, interpretación del órgano y composición. Desde entonces y hasta su muerte, estará en el cargo sin interrupción, ocupando también de forma ocasional el puesto de organista, entre 1939 y 1945, y entre 1950 y 1956.
Obligado por los estatutos de la
catedral, Salomón Buitrago se entrega a la composición
al estilo cecilianista. Siendo su primera obra como maestro
de capilla el Himno a Santa Teresa con motivo del III
Centenario de su canonización, VCG 64 (mayo de 2022).
También de estos primeros años nos queda la excelente composición para tres
voces mixtas y órgano titulada Septenario a la Virgen de los Dolores, VCG
109. Y desde 1922 hasta el comienzo de la Guerra Civil, Salomón
Buitrago dirige la Schola Cantorum del Seminario, muy
numerosa en aquella etapa, por lo que suponía una presencia, muy activa y de
calidad, de la música cecilianista en la Santa Iglesia
Prioral.
DE INFATIGABLE ACTIVIDAD
Pero Salomón Buitrago no se circunscribió únicamente a su desempeño musical en la catedral. Durante los años 20 y 30 del siglo XX fue encomiable su servicio público a Ciudad Real en orden a impulsar la educación musical y la audición en vivo. En este sentido, destacan sus escritos en El Pueblo Manchego entre 1921 y 1933, y su asesoramiento a la Sociedad Filarmónica de Ciudad Real (1924-1925), a la I Asociación de Cultura Musical de la ciudad (1925-1927) y a la II Asociación de Cultura Musical, con pretensión de conservatorio, entre 1930 y 1936. Precisamente, esta asociación nació como complemento del Orfeón Manchego, masa coral de más de 80 miembros, que fundó y dirigió Buitrago entre 1929 y 1936. Este coro triunfó ampliamente en toda la provincia, siguiendo la estela del canto coral que encabezaban los vascos (Orfeón Donostiarra) y los catalanes (Orfeó Catalá).
En su bien documentada conferencia, ilustrada con numerosas imágenes, según Vicente Castellanos, Buitrago, no se contentó con su exclusiva labor de director, llegando a profundizar en su formación durante cuatro años, en el Real Conservatorio de Música de Madrid (1930-1934), donde cursó piano, armonía y composición. Dedicándose al mismo tiempo a la composición profana, a partir de cantos populares que él convertía en obras a varias voces mixtas, como homenaje al pueblo manchego. A este respecto, sabido es que colaboró con otros directores de banda y compositores, entre ellos el maestro Jacinto Guerrero, natural de Ajofrín, y autor de la zarzuela La rosa del azafrán (1930). Entre las composiciones más afamadas de Salomón Buitrago se recuerda especialmente su Ronda Manchega, VCG 127, estrenada por el Orfeón Manchego en abril de 1933, y desde ese momento canto obligatorio en todos sus conciertos por expresa petición del público.
La guerra civil española, sin embargo,
acabó con muchas esperanzas en el terreno musical, y también en el personal del
maestro Buitrago. Durante la contienda se sabe que dirigió a
los Coros del Socorro Rojo Internacional y que fue respetado
por ello… De hecho, la prensa republicana revolucionaria le consideraba “el
famoso cura”. Buitrago aprovechó para realizar una encomiable labor protectora
del patrimonio musical de la catedral, aún a riesgo de su vida. Muchas partituras
de finales del siglo XIX, y de las primeras décadas del siglo XX, fueron
salvadas por el insigne maestro de capilla, de una segura
quema en la hoguera del radicalismo. Gracias a esa labor conocemos y poseemos
la obra de Nicolás Fernández Arias, Tomás Barrera, Antonio
Segura Peñalber y otros buenos compositores coetáneos y contemporáneos
de la provincia.
UN NUEVO ALICIENTE
Tras la Guerra Civil, la actividad compositiva de Buitrago alternó periodos de gran intensidad, y otros de desaceleración. Aunque con un hecho notable. La presencia como chantre de Pedro Rebassa Bisquerra, compositor, procedente de Palma de Mallorca y traído por el obispo Hervás, contribuyó a un relanzamiento de su actividad creadora. En los años 50 Salomón Buitrago crea una gran cantidad de himnos marianos e himnos a los santos; restaura el Himno a la Virgen del Prado de Valdés (1924), y retoma la composición cecilianista con misas y motetes de gran belleza. He ahí el Miserere Mei Deus, VCG 193, o Mandatum Novum a 3 voces mixtas, VCG 188 (1956). Un año antes, con motivo del “IV centenario de la muerte de Santo Tomás de Villanueva”, compone su himno más famoso, el Himno popular de la Mancha a SantoTomás de Villanueva, VCG 186.
Son unos años en los que Salomón Buitrago ocupa también la mayordomía del Seminario, sin cejar en su empeño de servir a Ciudad Real. Destaca su labor como profesor y asesor de la Sección Femenina, trabajo en el que colabora con Francisco García Márquez, el popular, “Mazantini”, y con Pedro Echeverría Bravo, director de la Banda de Tomelloso, autor del Cancionero Musical Manchego que publicó el CSIC en 1951. De estas colaboraciones nacerá en 1941 el Grupo de Coros y Danzas de la Sección Femenina, embrión de la actual Asociación de Coros y Danzas Mazantini (1978).
Tampoco es posible ignorar, su labor como
profesor en las Escuelas Normales Masculina y Femenina, de
formación del profesorado de Ciudad Real entre 1955 y 1965, ya con avanzada
edad. Y son muchos los apuntes que su legado recoge de aquellos años, en los
que Salomón Buitrago vuelca todas sus teorías sobre la música,
y su papel clave en la educación.
DE COLOFÓN, SORPRESAS
La inevitable conclusión de la conferencia de Vicente Castellanos en el Museo de la Merced, agiganta la larga y prolífica carrera de Salomón Buitrago. Como gran músico de la Mancha en un afán de formación continuo; con un desempeño catedralicio que arroja más de doscientas obras sacras; su intensa labor pastoral como capellán de las Siervas de María; el desempeño paralelo de varios cargos diocesanos, y el cuidado del Seminario. En opinión del conferenciante, “de todo ello se deduce el retrato fidedigno de un gran compositor, director de coral, gran coleccionista de música cecilianista, teórico, salvador de un patrimonio precioso, y gran maestro de música. A todo ello se debe añadir, su labor como copista incansable de música de todos los tiempos… Con una perfecta caligrafía musical, de extraordinaria estética, que se puede observar en cada una de las miles de partituras que ennoblecen su legado”.
La realidad actual es que “el cecilianismo ha quedado atrás y nunca se recuperará”, añade Castellanos. “El afán del Concilio Vaticano II por introducir música pastoralista en los templos, provocó sin pretenderlo, que los coros olvidaran este tipo de música en favor de un canto más participativo, sencillo y también menos cuidado. Hoy, las corales que acuden al estilo clásico en sus conciertos de Navidad, Cuaresma o Semana Santa, puentean el estilo cecilianista y buscan directamente en las fuentes del Renacimiento”.
Tal vez por ello una amplísima generación de grandes compositores ha sido olvidada, y entre ellos nuestro Salomón Buitrago. Y es precisamente por lo que la conferencia del historiador Vicente Castellanos Gómez, terminó con una llamada a nuestras corales para recuperar su figura. “Es decir, la música grande del entorno cercano, que puede convivir perfectamente con otros grandes compositores del pasado, y que añade un reconocimiento de la música en La Mancha, del que estamos tan necesitados”. La conferencia del Museo de la Merced, terminó con la presencia de Margarita Crespo, que fuera alumna en su momento de Salomón Buitrago, y más tardeprofesora de ‘Historia de la música’ en el Conservatorio de Ciudad Real. Y el broche final del encuentro, lo puso la Rondalla de la Asociación de Coros y Danzas Mazantini con la interpretación de unas emotivas seguidillas de don Salomón.
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