Más que por deberes políticos y
deferencias personales, a que siempre procuro ser atento, acepté el cargo de Alcalde
de esta capital por ver si en posesión del mismo podía iniciar e influir lo
bastante para llegar a la consecución del abastecimiento de buenas u abundantes
aguas potables, sumamente necesarias para la mejor higiene y desarrollo
industrial de Ciudad Real; de la construcción de una plaza de abastos con arreglo
a las necesidades del día, donde cómoda y aseadamente se puedan exponer todos
los artículos alimenticios destinados a la venta; de la construcción de
edificios municipales para escuelas; de la mejora del empedrado y acerado de
las calles; etc.; pero circunstancias imprevistas y de difícil solución, que
comenzaron a raíz de los lamentables sucesos de Mayo último, colocaron a este
ayuntamiento en estrecha situación financiera y por ende, hasta ahora, me he
visto contrariado en mis propósitos de contribuir inmediatamente a dotar a esta
Ciudad de todo lo expuesto, que considero le es lo más necesario para su mejor
estar y más próspero desarrollo.
La
revista moderna Año III Número 104, 25
febrero 1899
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