Revista
Vida Manchega. 25 de septiembre de 1918
A
Ciudad Real también llegó el contagio de la conocida como “gripe española” que
padeció España en el año 1918 y que causó 21 millones de víctimas en toda
Europa. 250.000 españoles murieron por el contagio de esta enfermedad que entró
en la península por los Pirineos y que aún hoy mantiene el apellido de
"española" porque, según cuenta el autor de ese artículo, España
aportaba información sobre y no censuraba datos que si hacían otros países que
estaban inmersos en la Primera Guerra Mundial. En la provincia murieron casi
4.000 personas
A Ciudad Real también llegó el contagio
de la conocida como gripe “española”, apellido aplicado a nuestro país
simplemente por aportar más información que ninguna otra nación afectada, al no
censurar los datos sobre la enfermedad.
Al contrario de lo que hicieron otras naciones por estar sumidas en la
Primera Guerra Mundial y no desear dar a conocer bajas en sus respectivos
ejércitos.
A través de los Pirineos nos contagia
Francia. Y años más tarde, superando el dificultoso acceso a los archivos, y a
la documentación relacionada con la beneficencia; o colectivos concretos como
médicos o religiosos y también con la consulta a diferentes hemerotecas,
establecemos así valiosos documentos de gran interés.
Respecto a la mortandad causada por
dicha gripe en toda la provincia de Ciudad Real, conocemos datos fidedignos que
arrojan la cifra de unos 4.000 fallecidos, pero también hubo fallecidos valencianos,
murcianos, gallegos y burgaleses que fueron víctimas de la trágica epidemia
gripal que, a lo largo de 1918, hizo sucumbir a un cuarto de millón de
españoles.
Numerosos
afectados en la primavera de 1918
Además de Madrid, conocemos datos
durante la primavera y el verano de 1918 cuando se informó de numerosos
afectados en diversas provincias, donde destacaban Ciudad Real, Toledo,
Badajoz, Córdoba… Al principio no fue una epidemia de elevada mortandad. Nada
hacía pronosticar la intensa reaparición sobrevenida en los meses de otoño.
Hasta el día 30 de septiembre no se
publicó en la prensa provincial la primera noticia sobre el estado sanitario de
la provincia de Ciudad Real presentando un panorama general poco complaciente.
La primera defunción por gripe acontecía el día 10 de septiembre aunque apenas
tuvo repercusión porque la siguiente no aparecería hasta pasados seis días.
Tendrían que transcurrir otros seis días
más para que se percibiesen los efectos letales de la epidemia. La jornada del
22 de septiembre fallecían dos individuos iniciando una dramática serie de
defunciones que se mantendrían hasta finales de noviembre, concretamente hasta
el día 24. Entre ambas fechas todos los días se registraban decesos, sumiendo a
la población en un estado de pánico colectivo. El día 2 de octubre en la
reunión de la Junta Provincial de Sanidad, se constataba la preocupación sobre
la evolución, esta vez sin duda, de la epidemia de gripe en la provincia.
Revista
Vida Manchega. 15 de noviembre de 1918
Campo
de Criptana, Tomelloso, Daimiel, Porzuna
La turbación en la capital por la
invasión gripal era manifiesta ante los incesantes e inquietantes rumores sobre
la propagación epidémica muy mordaz en diferentes puntos de la provincia como
Campo de Criptana, Tomelloso, Daimiel, Porzuna… Para calmar los ánimos y pese a
la inexactitud de información oficial, las autoridades municipales continuaban
con el riesgo epidémico a que exponían a sus ciudadanos; se confirmaba que el
gobernador civil y el inspector provincial de Sanidad se trasladarían a las
localidades ciudarrealeñas más afectadas.
El 22 se multiplicarían las defunciones
por gripe, bronquitis y bronconeumonía. “Para que nos hagamos una idea del
impresionante drama humano sufrido y vivido por los habitantes de nuestra
provincia, en poco más de un mes murieron 198 personas. Para paliar los efectos
de la epidemia, desde el Gobierno de la nación se habían enviado a Ciudad Real
casi medio centenar de tiendas de campaña procedentes del Ejército, además de
estufas de desinfección, medicamentos y dinero para socorrer a los más
desfavorecidos.
A pesar de la prevalencia de patologías
epidémicas también en Ciudad Real capital, eran ahora otros núcleos de
población los que requerían atención inmediata y el sábado 5 de octubre, al
mediodía, juntos gobernador civil e inspector de Sanidad emprendían viaje por
ferrocarril para trasladarse a pueblos donde comprobarían el alcance de la
infección para emprender las acciones oportunas. Se iniciaba una campaña de
conocimiento directo del estado sanitario provincial asistiendo a aquellos
lugares donde existía constancia de la profusión del ataque epidémico,
demostrando con ello su preocupación personal humanamente comprensible de miedo
al contagio.
En cambio sus declaraciones minimizaban
el estado de alarma -sin duda para evitar crispación en los municipios no
afectados que no les eximía para que únicamente actuasen cuando tenían
fidedigna constancia de los graves efectos de la crisis epidémica.
Las noticias acerca de la epidemia eran
extremadamente trágicas. En Tomelloso se hablaba de 2.000 atacados con una
mortalidad del 4%. En Campo de Criptana y también en Daimiel y Porzuna habían
acentuado el número de afectados; en Daimiel, coexistían los enfermos de gripe
con los abundantes casos de tifus, viruela y difteria. Para mejorar el estado
sanitario de los daimieleños la junta provincial de sanidad remitía a la
beneficencia municipal 10 viales de linfa vacuna, que constituiría la única
ayuda sanitaria que recibiría la localidad para hacer frente a este brote
epidémico.
José
Golderos Vicario es miembro de Número de la Real Asociación Española de
Cronistas Oficiales
Revista
Vida Manchega. 15 de noviembre de 1918
No hay comentarios:
Publicar un comentario