Algo más de año y medio de negociaciones hizo falta para que el Ayuntamiento de Ciudad Real y el Ministerio de Defensa llegaran a un acuerdo sobre el destino de los terrenos ocupados en su día por el regimiento de Artillería, Información y Localización, (RAIL). En noviembre del pasado año ambas instituciones firmaban un convenio, en virtud del cual el Ayuntamiento recuperaba 49.850 metros cuadrados en los que se ubicará el nuevo rectorado y parte de las dependencias universitarias. Aunque no ha habido que desembolsar ninguna cantidad de dinero por esta operación, Defensa está gestionando el negocio que hará en Ciudad Real para rentabilizar la cesión hecha al municipio
Hace sólo unos días saltaba a los medios de comunicación la noticia de la ocupación del cuartel Viriato por el alcalde de Zamora que se negaba a pagar los 860 millones de pesetas que exige el Ministerio de Defensa por los terrenos anejos al cuartel. Esta es sólo una muestra de la tensión existente en el proceso de negociación entre esta institución y las corporaciones locales que pretenden conseguir la expansión de los municipios con el menor costo posible, pues es sabido que las arcas de los ayuntamientos no están para excesivas alegrías.
Con el
desmantelamiento del antiguo Regimiento de Artillería, Información y
Localización (RAIL) cuyo traslado a León se llevó a cabo a partir de septiembre
de 1988 comenzó un largo proceso negociador entre el Ayuntamiento de Ciudad
Real y el ministerio que dirige Narcís Serra a través de su Gerencia de
Infraestructura (órgano encargado de administrar los fondos obtenidos de la
enajenación de sus bienes). En los primeros contactos este organismo pidió a la
corporación municipal la friolera de 1.400 millones de pesetas por la compra de
los terrenos anejos al cuartel, mientras que el Ayuntamiento pretendía a toda
costa obtenerlo en propiedad sin ninguna contraprestación económica a pesar de
que legal y jurídicamente todos los terrenos estaban escriturados a nombre del
Ministerio de Defensa. Se inició así un tenso «tira y afloja» que en otras
provincias españolas culminaron con medidas de fuerza similares a la mencionada
anteriormente, pero que en el caso de Ciudad Real culminaron después de un año
y medio con la firma de un convenio, suscrito en Madrid el pasado mes de
noviembre entre el alcalde Lorenzo Selas y el general de brigada, Juan
Valverde.
Los puntos del convenio fueron pactados en términos muy parecidos a los restantes 49 acuerdos firmados por este ministerio, que ha estudiado el planteamiento de librar de la pesada carga económica que supone a los municipios la compra de suelo militar, sin perder por otra parte, ni un duro. Por dicho acuerdo, el Ayuntamiento recuperaba una parcela de 49.850 metros cuadrados de los 70.000 metros totales de extensión, el procedimiento elegido fue la cesión de esta parcela a cambio de otra de 17.175 metros cuadrados que posteriormente será subastada por la Gerencia de Infraestructura y una tercera que continuará albergando parte de las viviendas y dependencias del Gobierno Militar con una extensión de 6.127 metros.
El Ayuntamiento,
según palabras del alcalde, Lorenzo Selas, «tuvo que proceder a una
modificación del plan urbanístico recalificando parte de los terrenos que el ministerio
se quedaba en propiedad, para que pudiera venderlos y poder, de esta forma
compensar la cesión que ha realizado al municipio y que no nos ha costado, repito,
ni una sola peseta». La fórmula arbitrada permitirá a Defensa actuar con la
filosofía de un promotor privado intentando hacer un negocio del que obtener un
aprovechamiento razonable, «sin llegar a caer en la especulación», según
informa el subdirector del Gabinete de prensa de este ministerio, Pedro Meyer.
Los terrenos del RAIL, una vez abandonados carecen de interés militar, pero a
buen seguro llegarán a alcanzar un valor incalculable en el saturado y rentable
mercado inmobiliario de la capital, dadas las posibilidades de expansión del
escaso suelo urbanizable que hoy en día existe en Ciudad Real. Según Pedro
Meyer, «el convenio efectivamente está firmado pero actualmente se encuentra en
fase de ejecución, pendiente del acuerdo puntual y del modo de concretarlo». Un
buen negocio que reportará a las arcas del ministro Narcís Serra unos
sustanciosos beneficios.
“Campus universitario”
La corporación que preside Lorenzo Selas, ha recuperado, por tanto, más del 50 por ciento de unas parcelas que se habían quedado encajonadas dentro del casco urbano a costa de permitir que otra institución realice una sustanciosa operación financiera que hubiera deseado para sí. No obstante había que ceder porque el municipio necesitaba suelo pero no podía permitirse el lujo de comprarlo y de esta forma se conseguían terrenos –aunque no todos- renunciando a una parte de sus intereses. El destino de estos terrenos, sobre los que todavía se levanta la muralla alrededor de la Ronda de Toledo y calles Altagracia y las Cuadras es comentado por Lorenzo Selas quien afirma al respecto: «Es muy satisfactorio para nuestra ciudad poder recuperar el edificio histórico del Hospital de la Misericordia construido hace 200 años por el cardenal Lorenzana y en el que se ubicará el nuevo rectorado, construido con miras de futuro, para que podamos, por fin desalojar el actual de la calle de la Paloma. Además de esto, nos queda un espacio de suelo muy importante en el que vamos a levantar parte de las dependencias del campus universitario, y un instituto de enseñanzas medias, también vamos a dejar un espacio muy importante para espacios de recreo, zonas deportivas y zonas verdes.»
Actualmente, el cuartel continúa ocupado por 120 soldados que están esperando la adjudicación del presupuesto para la reforma del edificio que van a ocupar de forma permanente, mientras tanto, el Ayuntamiento, «en generosa correspondencia», según el alcalde, les permite que continúen ocupando las instalaciones, que ya son propiedad municipal, «porque estaba pactado dentro del convenio la modificación del edificio cuando se consiguiera partida presupuestaria, que ya ha sido adjudicada por un importe de 48 millones de pesetas, esperamos -continúa- que para los meses de septiembre u octubre nos dejen las instalaciones del antiguo regimiento libres para que podamos nosotros entrar a acometer las obras y reformas pertinentes».
Ciudad Real ha sido sólo un punto más de la gigantesca operación inmobiliaria que ha provocado numerosas tensiones con los ayuntamientos que han debido renunciar a buena parte de la tarta inmobiliaria de sus propios municipios para que el ministerio pueda así financiar la adecuación y construcción de los cuarteles en los que se instalarán las unidades enclavadas hasta ahora en el interior de los cascos urbanos.
ANGEL N. VELDUQUE. Revista “Bisagra”, 17 de junio de
1990
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