4. LA DESINFORMACIÓN NUESTRA DE CADA DÍA.
Entonces,
volviendo a Ciudad Real, lo que pasa sencillamente, es que no ocurre nada
incitante para un productor o usuario de cultura, para cualquier autor de algo,
salvo el espectáculo diario de su inercia y su atonía. A ello hay que añadir
que se trata de una ciudad desinformada. Sus canales de comunicación (prensa,
radio, elemento docente, instituciones culturales, etc), salvo excepciones,
inciden contumazmente sobre informaciones viejas o tópicas, cuando no
escandalosamente estúpidas, que mantienen el status cultural sin ser capaces de
renovar, o al menos remover, sus tranquilas y desfasadas aguas. Y esto por una
causa fundamental: las propias cabezas encargadas de producir información,
también salvo excepciones, están ellas mismas desinformadas. Por todo esto, la
poca cultura que se produce está completamente disociada de la vida real de
nuestro tiempo, es ajena a los auténticos problemas de la ciudad, a su latido y
a su trayectoria. ¿Qué tipo de cultura, al menos honrada, podría hacerse aquí?
5. LA SALUDABLE CRITICA.
Dadas las
circunstancias generales apuntadas, el oportuno tipo de cultura que nuestra
ciudad está reclamando, a fin de conseguir por lo menos alguna reacción de sus
gentes (aunque fuese una reacción indignada), consiste en cierta forma de
cultura crítica. Crítica de sus estamentos, de sus inertes ciudadanos, de su
aplastante atonía. Y esto es, justamente, lo que no se hace. ¿Quién se atreve a
hacer crítica seria en una ciudad de cincuenta mil habitantes, donde todo el
mundo te apuntará después con el dedo? Alguien tiene que hacerlo y alguna vez
es preciso comenzar. Los sucesos culturales más importantes casi siempre suelen
iniciarse con maneras y conceptos críticos, que después, pese a que hicieron
daño a mucha gente (a toda la gente a quien debía hacer justamente daño)
producen con el tiempo saludables y positivas consecuencias.
6. MEMORIA DEL ESTADO CULTURAL DE CIUDAD REAL.
Tras este preámbulo se impone hacer ya una descripción, lo más completa posible, de la actividad cultural que se produce en Ciudad Real, a fin de calibrar globalmente su tono actual, descripción que, siendo coherente con todo lo dicho anteriormente, se deduce que deberá ser crítica e imparcial, en la medida que esto es alcanzable.
La estructura de esta descripción es bien simple: se trata de ir pormenorizando las ramas más re levantes de la cultura para ver qué se hace ahora con relación a ellas en nuestra ciudad. En este sentido se tocarán los siguientes apartados: Letras, Artes de la imagen, Arquitectura, Música, Teatro, Espectáculo, Cine, Ciencia e Investigación y Cultura Popular, cada uno de los cuales se subdividirá en los géneros pertinentes.
Nos referiremos
siempre, como se indica en la introducción, sólo a aquellas manifestaciones o
personas que se producen o trabajan en Ciudad Real capital, omitiendo cualquier
mención al buen número de gente radicada en otras ciudades (especialmente en
Madrid), que por desarrollar su actividad profesional lejos de nuestro entorno,
su labor sólo tiene escasa incidencia entre nosotros.
a) LETRAS
Narrativa. Esta ciudad no fue nunca un lugar pródigo en narradores, y en la actualidad no se conoce a ningún escritor de ficción que se dedique seriamente a este género literario, salvo algún caso aislado sin la menor repercusión sobre su medio.
Hasta hace un par de años el Ayuntamiento concedía un premio anual de novela. Dada la escasa competencia del jurado que lo otorgaba, se premiaron en cada convocatoria novelas de bajísimo nivel que pasaron desapercibidas para el público, no sólo por su propia indigencia literaria, sino también a causa de una comercialización y distribución primitivas. Estas circunstancias hicieron de dichas novelas y del premio mismo algo carente del más mínimo interés para la ciudad, lo que precipitó, lógicamente, su desaparición.
Poesía. La tradición poética está mucho más enraizada en la cultura de Ciudad Real. Se produce un número singular de personas que escriben versos, y se puede decir que existe un estilo local de poesía intimista, muy marcada por el paisaje de la zona, cuyo exponente más representativo, en la actualidad, es el denominado Grupo Guadiana. Publica una revista titulada Manxa desde hace varios años, distribuida por suscripción, que sólo suscita una atención pública reducida casi únicamente a sus propios colaboradores.
Los poetas de este grupo hacen una poesía encorsetada y formalista, muy medida y aseada, provista de un ritmo que podríamos calificar de perfecto. Sin embargo, se trata de poesía vieja, carente de cualquier poder incitador, que utiliza un lenguaje supersobado procedentes de los poetas españoles de los años 50s. y está exenta del menor atisbo de crítica o saludable espoleamiento capaz de sugerir a la gente algo acorde con los tiempos presentes.
Es en fin, poesía de salón, fosilizada y masturbatoria. Vicente Cano, Julián Márquez, Morales Bonilla, González Lara, Marciano Cuesta, etc., pertenecen a esta tendencia.
Resulta más
interesante el trabajo de algunos poetas muy jóvenes, provistos de mayor
capacidad de sugerencia y maneras menos tópicas. Se pueden citar entre estos a
Miguel Ángel Mila, autor de un interesante libro titulado Pequeña senda de
poniente, y a José Luis Mora, con trabajos esporádicos e inéditos.
Un sector joven del Grupo Guadiana, formado por José María González, María del Carmen Matute, Pedro A. González y María del Prado de Juan, practican la interesante modalidad del recital poético público y tienen a su cargo un programa diario de poesía, Palabra al viento, en La Voz de Ciudad Real, que sirve de cierre a las emisiones. Su intrínseco trabajo literario, no se distancia demasiado de la tendencia dominante en el Grupo Guadiana, aunque sus intenciones son más o menos renovadoras.
En general, toda esta poesía peca de un defecto mayor en cualquier expresión artística: el irrealismo y un alto grado de creencia en el mito de las artes, que se entienden, no como una forma de investigación de la realidad y del hombre, sino más bien como algo, perteneciente a una vaga entidad llamada "espíritu" y hecho tan sólo a golpes de corazón y de palabras hermosas que sirven para conseguir un buen ritmo sonoro. Parece olvidarse que las cosas hechas únicamente a golpes de corazón y buena sonoridad, están expuestas al yerro continuo, ya que las artes son patrimonio, fundamentalmente, de la inteligencia selectiva y del trabajo tenaz en busca de formas expresivas capaces de desvelar aspectos o ángulos desconocidos de la realidad.
Teatro. Tampoco existe una tradición teatral en la ciudad que pueda ser significativa. En este sentido salvo error u omisión, no se tiene noticias de nadie que, con cierta seriedad y regularidad, se dedique a esta especialidad. Del teatro como espectáculo se habla más adelante.
Ensayo. Se
produce, a niveles muy minoritarios, ensayos de investigación histórica,
antropológica, o sociográfica, de los que se habla en el apartado Ciencia e
Investigación.
Prensa. Se publica el diario Lanza, que dirige Carlos María San Martín. Se trata de un periódico que, comparado con otros de ciudades similares a la nuestra, presenta un volumen de papel y una contextura general de diario que le permite ser una publicación más sólida o madura. Salvo este dato formal, el contenido propiamente periodístico resulta bastante sorprendente: siendo un periódico que no puede competir con la prensa de Madrid a nivel de información nacional, su verdadero cometido, que sería la noticia, comentario y crónica de la vida local y provincial, está servido de tal forma que un lector asiduo del mismo jamás podrá saber a ciencia cierta qué pasa en nuestra zona y cómo late. Ejerce, pues, una rara habilidad: la capacidad de ofrecer mucho papel escrito que no dice absolutamente nada.
El periódico omite cualquier compromiso serio con relación al montón de problemas que afectan a la ciudad, es ajeno a su pulso y se inhibe de cualquier tipo de crítica frontal. Se olvida, con increíble asiduidad, de sucesos o estados permanentes ciudadanos ciertamente graves y, sin embargo, se muestra sensible (concediéndoles buenos espacios) a tonterías como el espectáculo anual de ballet ofrecido por las niñas que estudian danza, elecciones de Dulcineas o plomizas e insólitas Cartas a los emigrantes, sin el menor interés divino o humano. En ocasiones formula suavísimas críticas municipales, que inciden siempre sobre la superficie sin tocar nunca la base de los problemas. Los comentarios políticos del periódico, por otro lado, constituyen sin excepción una muestra perfecta de qué cosa es una postura ultra. En cuanto a sus firmas, sólo Pedro Peral se salva de cierta catástrofe generalizada, con maneras de buen comentarista incisivo, dotado de un lenguaje periodístico vigente, al margen de que estemos en las antípodas de sus posiciones políticas.
Párrafo aparte merece la incompetencia de sus críticos culturales, que alcanza grados de rara amplitud. A un elemental sentido de lo que es escribir para un periódico, unen una desinformación tan profunda sobre las disciplinas de que son titulares, que uno se pregunta con sorpresa qué raros azares han hecho posible que estas personas estén al frente de unas secciones de crítica para las que se hallan obviamente incapacitadas. El periódico resulta así, como vehículo informativo de sucesos culturales, no sólo inoperante, sino nocivo (1).
20.000 kms2 es
la revista de la Diputación (llamada popularemente 20.000 leguas de viaje
submarino): sale cuando Dios quiere y es una solemne chorrada. Con un
presupuesto costosísimo (mucho papel couché, mucha foto en color) se trata de
una incongruente cosa compuesta de artículos varios previstos para contarnos lo
bien que marcha todo en la provincia y lo activa y emprendedora que es nuestra
Diputación. No plantea nada que no sea folklorismo barato, siendo ajena a toda
clase de información, encuesta o comentario mínimamente comprometido. No se
comprende bien ni para qué, ni por qué existe, y es un ente periodístico, en
fin, cuyo mejor logro consiste en haber estimulado la creatividad popular para inventarse
el magnífico apodo que ostenta.
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