Entre las casas fabriles e industriales establecidas en Ciudad-Real, que en el menor lapso de tiempo han alcanzado mayor apogeo, desarrollo, crédito e importancia, cuéntese, indudablemente, la Fábrica de Jabones de que es fundador, propietario y director D. Pedro Lozano.
Esta Fábrica se halla situada en el amplio paseo de Cisneros, casa núm. 20, lugar próximo a la Estación del Ferrocarril, ocupando un magnifico y anchuroso edificio, construido ad-hoc, y está dotada de todo el material y maquinaria modernos que requiere esta clase de manufacturas.
El local es vastísimo, sirviéndole de entrada un bien cultivado jardín y una frondosa huerta, estando el circuito del solar descubierto, rodeado de gigantescos arboles y setos de ebónimus.
Consta de seis
dependencias, todas ellas comunicadas entre sí: taller de fabricación; almacén
de aceites, almacén de drogas, deposito de envases, sala de despacho y
escritorio.
Su funcionamiento se realiza por los más modernos y rápidos procedimientos, relacionándose y encantándose las diversas operaciones de la fabricación: Una vez seleccionadas las primeras materias y verificada la cochura en las enormes calderas empotradas en el testero del salón, una vagoneta, montada sobre rails, se encarga de transportar velozmente la masa a los moldes refrigerantes, colocados en dos líneas por toda la longitud de la estancia, hasta que, enfriados y modelados los grandes bloques de jabón, pasan a las maquinas cortadoras, que los subdividen en barras simétricas, para ser apiladas en el lugar del oreadero; a no ser que la cochura sea de jabón más fino, en cuyo caso las barras son llevadas a la maquina troqueladora, que los convierte en pastillas perfectamente en iguales, y con el grabado en relieve a guisa de etiqueta de la casa fabril.
Todas estas manipulaciones las realizan los operarios con suma facilidad, sencillez y prontitud; economía de tiempo que contribuye a la abundancia de la producción.
La fábrica fue fundada en el año 1892 en forma modestísima,
con material pequeño y escaso y aparatos antiguos, hasta que su dueño pudo ir
aumentando y perfeccionando día por día y año por año el sistema de
fabricación, hasta llegar al momento actual.
La
Tribuna, extraordinario Feria y Fiestas de Ciudad Real, agosto de 1912
Interesante aportación documental. No sé si mi memoria se corresponde con el recuerdo de una edificación inactiva en el emplazamiento que describes.
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