En la Era del Cerrillo viven, si es que a aquello se le puede llamar vivir, unas cuantas familias de gitanos, que desde hace unos cuantos años, se afincaron en nuestra ciudad y aquí permanecen, aquí han comentado la familia, y aquí siguen dispuestos a permanecer el tiempo que sea, aunque todo el mundo, les vuelva la espalda y se despreocupe de su existencia.
Un grupo de señoras se ha empeñado, en estudiar el problema que, por otra parte no precisa de mucho estudio y tratan de poner remedio a una situación que ellas y con mucha razón catalogan en la categoría de terrible y lamentable.
Cuando en Ciudad Real se admitió la presencia de estas gentes, los vecinos tuvimos que hacernos cargo, con todas sus consecuencias, del problema que se nos planteaba. Andando el tiempo, no podemos ignorar ese problema. Esta es la cuestión que ponen sobre la mesa estas abnegadas mujeres que están realizando una estupenda labor de apostolado en la Era del Cerrillo, pero totalmente insuficiente, puesto que el problema merece ser tomado en consideraciones por las autoridades Y por la sociedad en general.
Estas señoras nos contaban hace poco, algunos casos espeluznan es que nosotros dispensarnos al lector de conocer con detalle, pero esos casos se han dado y como no se ponga remedio se seguirán dando con brutal frecuencia.
La Era del Cerrillo y su situación está ahí mismo. No podemos ignorarlo. Nos señala a todos, exigiéndonos una acción, la que sea...
Estas señoras de Acción Católica que se han, propuesto trabajar este asunto, nos sugerían la construcción en la zona, con la colaboración generosa de propietarios de terrenos adyacentes, etc.… de una colonia especial, incluso llegaban en su ilusión, a que esa colonia tuviera un carácter típico, como existe en otras ciudades. Pero una colonia decente, en la que pudieran vivir personas humanas. Este deseo tropieza con la prohibición de construir fuera de Rondas y con otras muchas cosas que están establecidas. Por otro lado, parece que la ciudad no permite que esa colonia se construya en el interior, ya que, según parece, hay unos precedentes molestos en la misma. La situación, como se ve es de las de callejón sin salida. Pero hay que atacarla, atacarla con todo realismo, con toda generosidad también, y sobre todo, con toda urgencia.
Hace un poco tiempo, en este periódico se publicó una interviú con una gitana de la famosa Era. Para esta gitana, las cosas marchaban bien pero es el caso que, los miembros de esta raza humana que, son los gitanos son por naturaleza, demasiado optimistas y alegres y bajo ese prisma lo ven todo, quizá ignorando lo que existe en el mundo que les rodea ignorándolos a ellos. No, no había mucho de verdad en lo que afirmaba aquella "calé" de Ciudad Real. La situación en que viven, según la versión de estas señoras y la nuestra propia, dista mucho de ser recomendable para una persona de medianos escrúpulos. Realmente es una situación que nos acusa un tanto a los demás.
Otras épocas hubo en las que otros excelentes vecinos de la capital hicieron lo que pudieron en pro de que aquello se mejorara. Después de aquella época rosada, se ha vuelto a esta otra miserable de ahora. La solución que se dé a este asunto, en bien de la ciudad y de los que vivimos en ella, para que estemos más tranquilos, debe ser radical y definitiva. ARJ.
Diario Lanza, miércoles 14 de abril de 1971
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