En la Solemnidad de la Asunción de la
Virgen María en cuerpo y alma a los cielos, se celebra en Ciudad Real la
festividad de su Patrona, la Santísima Virgen del Prado. Por este motivo la S.
I. P. B. Catedral, acogió el 15 de agosto a las 12:00 horas el Solemne
Pontifical, que estuvo presidido por el Administrador Apostólico,
D. Gerardo Melgar Viciosa, y en el que concelebraron el Vicario General de la
Diócesis, miembros del Excmo. Cabildo Catedral, sacerdotes de la ciudad, un
diácono y seminaristas de nuestra diócesis.
En el Pontifical estuvieron representadas
la junta directiva de la Real e Ilustre Hermandad y Corte de Honor de la Virgen
del Prado, miembros de la corporación municipal, encabezada por su Alcalde,
representante de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, diputados
regionales y nacionales, autoridades militares y de cuerpos de seguridad del
estado; así como el Pandorgo y la Dulcinea.
Durante la homilía, el Administrador Apostólico
de la Diócesis de Ciudad Real, ha pedido a los fieles imitar a la Virgen “en su
valoración de Dios” y poner en el centro de la vida cristiana el mensaje de
Jesús. También ha reflexionado, igualmente, sobre el significado de la
conmemoración de la fiesta de la Asunción, que “es el anuncio de lo que
seremos” tras la muerte en la tierra. “Nuestra madre nos pide que
demostremos nuestro amor en nuestras actitudes, al margen de lo material, en
base de la valoración de Dios y a sus planes”, ha señalado.
Por ello, frente a las “cosas mundanas” y
otros “dioses del mundo”, Melgar ha instado a mirar en el espejo de la Virgen y
a emular con devoción “la entrega de su persona al servicio de los designios de
Dios, que es lo más importante”. La Virgen, en sus distintas advocaciones, es
“un auténtico modelo y testimonio” a seguir como “buenos hijos”, ha indicado,
antes de pedir su intercesión para que “nos proteja”.
Al término de la celebración, el Administrador
Apostólico, por disposición especial de la Santa Sede, ha impartido la
bendición apostólica con indulgencia plenaria. Las condiciones para recibir
este perdón es el arrepentimiento de los pecados, haberse confesado quince días
antes o después de la bendición y haberse acercado a comulgar. También, rezar
el Credo o el Padrenuestro. La ceremonia a concluido con el canto del himno de
la Virgen del Prado.
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