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jueves, 18 de diciembre de 2025

NUEVA HISTORIA DE CIUDAD REAL (III)

 




Al fundar Villa Real propúsose Alfonso X constituir una población poderosa que asegurase la defensa y comunicación entre Toledo y los pueblos conquistados por su padre Fernando III en Andalucía. No lejos de las ruinas de Alarcos, dice el P. Mariana en una aldea que se llamaba el Pozuelo de Don Gil, en los oretanos, una legua del rio Guadiana, en muy buen sitio rodeado de muy fértiles campos y apacibles por la comodidad del sitio fundó un pueblo bien grande con el nombre de Villa Real. Pretendía con esto el Rey que por estar este pueblo asentado en la vaya de Andalucía sirviese como de un fuerte baluarte para impedir las entradas de los bárbaros, y para que donde los nuestros hicieron correrías y cabalgadas. Nuestro cronista copia literalmente al gran historiador de España, desconociendo ambos la topografía del terreno sobre el cual se asienta Ciudad Real y de aquel donde aquel momento se ventilaban los grandes intereses de nuestra reconquista.

D. Fernando III, el Santo, tomando a Córdoba, destruyó el Califato, único poder serio que podía amenazar a esta parte de Castilla, tributario el Rey de Granada tomando a Sevilla, las armas cristianas dominaban toda Andalucía, ¿Qué apoyo podía ofrecerle una ciudad naciente sin fortificaciones de ningún género que tenía por barrera natural la Cordillera Mariánica? Los Calatravos, años antes, habían fortificado una posición estratégica, llave de uno de los más frecuentados caminos y a esta fecha le consideraban ya retrasada, lejos del paler que de la lucha y soñaban y soñaron mucho tiempo con una plaza de guerra que llenara todas las necesidades. Al mayor hombre de su siglo y aún muy superior a él como lo fue Alfonso X ¿se le había de ocultar lo que tan claro vio la Orden de Calatrava el Salvatierra, Calatrava la Nueva y últimamente en Osuna?

Dijera nuestro autor que Alfonso X vio con ojos de vidente la necesidad en que estaba el Poder Real de dar punto de apoyo a su autoridad en el Campo de Calatrava como dique que había de contener el dominio absorbente de la poderosa Orden, dispuesta a anularle por completo; que hoy escoge a Villa Real, mañana a Bolaños para contenerla y encauzarla dentro de sus deberes de dependencia y sumisión y estaría en cierto. Tal desacierto militar no está a la altura del Rey Sabio, pero este pensamiento de abatir a la Orden de Calatrava honra al profundo político. Ahí está la historia de las Ordenes Militares en sus relaciones con los intereses políticos de la Nación y con los particulares de Ciudad Real para evidenciarlo. El Rey Sabio confirmó este plan en la Sentencia que diera en el Pleito sostenido entre Bolaños y la Orden, arrancándole de la jurisdicción de esta, sometiéndole al Fuero de León.

Inocente Hervás y Buendía. El Pueblo Manchego,  viernes 1 de agosto de 1913



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