Días pasados
acaeció en una de las parroquias de Ciudad-Real el siguiente caso,
verdaderamente novelesco:
A las siete en
punto de la mañana entró por la puerta de la derecha un gallardo mancebo, a la
vez que por la de la izquierda entraba una joven cubierto el rostro con espeso
velo.
Por reiteradas
instancias obligaron un viejecito y una mujer de edad que se hallaban orando en
el templo a ir con ellos a la sacristía; de allí al poco rato salieron todos
con un sacerdote que al pie del altar bendijo la unión matrimonial del joven
con la señorita misteriosa.
Terminado el acto,
el novio se fue por donde había entrado y la novia por la parte opuesta.
Después no ha
vuelto a saberse nada de los protagonistas de esta boda tan misteriosa.
La Paz de Murcia
de noviembre 1886

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