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martes, 21 de octubre de 2014

VINCULACIÓN ENTRE EL MONASTERIO DE LAS MADRES CARMELITAS DE CIUDAD REAL Y EL DE MALAGON


Así se conservó el interior de la iglesia del monasterio de las Madres Carmelitas de Ciudad Real hasta el año 1936, que fue destruido al inicio de la Guerra Civil Española. El lienzo es obra del pintor ciudadrealeño, Ángel Andrade Blázquez pintado en el año 1917

Las primeras monjas que ocuparon el Monasterio de San Antonio Abad y Santa Isabel de las Madres Carmelitas Descalzas de Ciudad Real en 1596, evocaron el periodo fundacional y de la reforma llevada a cabo por Santa Teresa; y por haber conocido y convivido con la santa Madre, como prefieren llamar a Santa Teresa sus hijas, pueden ser denominadas como confundadoras o correformadoras. La primera priora de este monasterio, M. María de Jesús, venida de Toledo para fundar entronca al monasterio con el de Toledo, la 5ª fundación de Santa Teresa (14 de mayo, 1569), a una distancia de sólo 25 años de la fundación del monasterio de Ciudad Real (1596). En Toledo conoció María de Jesús a Santa Teresa cuando ésta había alcanzado los 54 años de edad; y convivió en el convento de Toledo con otra monja coetánea de Santa Teresa, la Beata María de Jesús (María López de Rivas) que ingresó en el convento de Toledo, a primeros de agosto de 1577 y murió en este monasterio en 1640. Desde el convento mantuvo correspondencia con doña Luisa de Lara (Condesa de Paredes) quien posteriormente ingresaría de monja no en el convento de Toledo, a pesar de haber sido admitida, sino en Malagón el 15 de marzo de 1648. Trato epistolar entre condesa y monja, base de la información ascética y mística que llevaría a la condesa al monasterio de Malagón, conservándose 25 cartas (31 de mayo de 1631 al 30 de mayo de 1648) en el archivo conventual de San José de Malagón.

El enlace del monasterio de Ciudad Real con Malagón, tercera fundación de Santa Teresa (11 de abril, 1568) y el periodo fundacional le viene por la primera subpriora de Ciudad Real, Lucía de San José. En los primeros días de febrero de 1575 Santa Teresa, que había cumplido los 60 años de edad, llego a Malagón para preparar y desde allí partir para la 10ª fundación en Beas de Segura (24 de febrero de 1575). De Villarrubia de los Ojos, acudieron el clérigo presbítero Gregorio Martínez (Gregorio Nacianceno como consta en el acta de profesión como carmelita descalzo) con sus dos hermanas: Catalina, que tomó luego el hábito y Lucía, más niña, invitada por la Madre Teresa a ir con las fundadoras a Beas para recibirla allí de monja sin dote. Invito igualmente al hermano sacerdote, a quien daría también el hábito de descalzo en Beas y lo llevaría luego al noviciado de Sevilla. Esta religiosa fue una de las que cantaron a San Juan de la Cruz cuando fue a visitarlas al salir de la cárcel de Toledo la célebre coplilla: “Quien no sabe de penas –en este valle de dolores- no sabe de buenas ni ha gustado de amores –que penas es el trabajo de amadores”. Por la ejemplaridad de sus virtudes mereció ser escogida por la M. Ana de Jesús, delegada por Santa Teresa y, acompañada de San Juan de la Cruz para la última fundación de Granada (20 de enero de 1582). De aquí pasó a Málaga (1585) y por último a la Ciudad Real (11-2-1596) como subpriora. Ocupó los cargos más tarde de priora y maestra de novicias. Murió el año 1614.

Bibliografía: “San Juan de Ávila, Doctor de la Iglesia. La Reforma Católica y Santos Reformadores de Ciudad Real”, de Francisco del Campo Real. Instituto de Estudios Manchegos, n. 89, año 2012.

La sagrada Familia oleo sobre lienzo del siglo XX que se encuentra en la iglesia del monasterio

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