Retablo
cerámico de la Hermandad del Santísimo Sacramento y Ánimas Benditas del
Purgatorio de la Parroquia del Señor San Pedro de Sevilla
Los siglos bajomedievales (XIV-XV)
habían sido difíciles para Europa Occidental. Las guerras, epidemias, crisis
económicas y años de malas cosechas en la agricultura, causaron un incremento importante
de la mortalidad y un descenso demográfico acusado. En una sociedad
profundamente religiosa, este contexto dramático hizo aumentar la preocupación
por la muerte y el deseo de un rápido y seguro acceso al cielo, la morada
eterna de los justos. Pero, antes de llegar al Paraíso, el hombre debía pulgar
sus faltas. La preocupación por la vida futura propiciaría el desarrollo del
culto en rogativa por los fieles difuntos, en especial a las Ánimas Benditas
del Purgatorio.
El culto a estas se desarrolla sobre
todo a partir del Concilio de Florencia en el año 1459, alcanzando una gran
evolución en los siglos siguientes (XVI-XVII) cuando ya se había realizado el
tránsito a la denominada Edad Moderna. De este modo fueron numerosas las
iglesias parroquiales y conventuales con altares dedicados a las Ánimas
Benditas del Purgatorio, así como también fueron abundantes las capillas que a
esta advocación surgieron en las calles del mundo católico. También se
propagarían pronto cofradías y hermandades de ánimas del purgatorio, dedicadas
rezar por las almas de los fieles difuntos, para que cuanto antes fueran
aceptadas en el paraíso.
Ciudad Real no iba ser diferente al resto
de España y el mundo católico y en las tres parroquias históricas de nuestra
ciudad, se crearon cofradías de Ánimas. En el catastro del Marqués de la
Ensenada, realizado en Ciudad Real en 1770, se dice lo siguiente de las Cofradías
de Ánimas:
“Assi
mismo ay tres cofradías de Animas extrablecidas en las tres Parroquiales de
esta ciudad con igual numero de saldadescas las quales celebran al año cada una
en su respectiva Iglesia dos funciones subiniendo a sus gastos con la limosna
que juntan dos hermanos que piden dos días en la semana para cada hermandad son
las que ofrezen voluntariamente los individuos de referidas soldadescas en tres
ocasiones que se juntan gastando cada capitán en un refresco que dan 200 reales
a corta diferencia, siendo el cargo del Hermano maior el pagar 60 reales por
los sermones que se predican en mencionadas fiestas haciendo a demás de ellas
las que se pueden// celebrar de honras y Misas en sufragios de las benditas
Animas, conforme la limosna que juntan también se pagan de estas las achas que
lucen en los entierros de los hermanos están sus ordenanzas aprobadas por el
ordinario.”
Parece ser que de las tres Cofradías de
Ánimas existentes en nuestra ciudad, la de mayor antigüedad era la de la
Parroquia de Nuestra Señora del Prado, tal y como lo manifiesta el P. Fr. Joaquín
de la Jara de Santa Teresa, Agustino Recoleto, en su “Historia de la imagen de
Nuestra Señora del Prado”, cuando dice que atendiendo á los escritos que se
conservaban en el archivo parroquial, ya existía en 1522. También dice que hubo
en tiempos dos Cofradías de Ánimas, una vieja y otra nueva, llegando las
noticias de la primera hasta el año 1690 y 1701.
Altar
de las Ánimas del Purgatorio de la Parroquia de la Magdalena de Sevilla. Parecido a este altar existieron en las tres
parroquias históricas de nuestra capital, altares dedicados a las Ánimas del
Purgatorio
Ambas cofradías se fusionarían y en el
año 1721 se renovaron sus constituciones, redactadas desde el año 1637, siendo
aprobadas por el Cardenal Astorga, Arzobispo de Toledo. En estas constituciones
se prescribe que la cofradía celebraría dos aniversarios, uno en la dominica
cuarta de cuaresma, y el otro el 15 de Noviembre, fiesta de San Eugenio. En
ellos se cantaba un solemne nocturno de difuntos, y la misa del día con
manifiesto y sermón costeado por el hermano mayor; y por la tarde se cantaban vísperas
votivas de Sacramento, y después de reservar el Santísimo Sacramento se
concluía con un responso cantado en sufragio de las benditas ánimas del purgatorio.
El Santísimo Sacramento se exponía en estos cultos por concesión del Arzobispo
de Toledo del 13 de noviembre de 1795, concediendo también para siempre cien
días de perdón á los fieles, que visitaren la iglesia de Santa María del Prado,
y rogaren a Dios por la paz y concordia entre los príncipes cristianos, extirpación
de las herejías, en esos dos aniversarios. Asimismo por trascripto de Pio VI y
en un decreto de la Sagrada Congregación de indulgencias, ambos con fecha 19 de
agosto del mismo año, se halla concedido a los cofrades de Ánimas con otras
parciales indulgencia plenaria en el día de su ingreso en la cofradía, y para
el articulo de la muerte: como también a cualquiera misa que se diga en
cualquier altar de la iglesia de Santa María del Prado de Ciudad Real en
sufragio de algún difunto o difunta de la cofradía.
Pero desde antiguo gozaba esta cofradía
de muchas otras indulgencias. Inocencio XII, con fecha 24 de marzo de 1692, le había
concedido sacar ánima del purgatorio con la misa celebrada en el altar de la
cofradía en el día de la conmemoración de los difuntos, en los de su octava, y
en todos los viernes del año. También Clemente XI le concedió con fecha 19 de
noviembre de 1720, indulgencia plenaria.
En el año 1785 se comprometió la
Parroquia de Santa María del Prado con la hermandad en reducir los derechos del
entierro de cada hermano a 50 reales. Todos los capellanes y sirvientes de la
parroquia se reputan cofrades y se les aplica por la cofradía los mismos
sufragios.
Esta Cofradía, al igual que el resto de
las existentes en las parroquias de nuestra ciudad, se extinguieron el
pasado siglo XX.
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