Escudo
labrado en piedra de la segunda mitad del siglo XVII, situado en el dintel de
la portada de la iglesia de la Merced. Blasón de alianza del caballero de
Santiago, Álvaro Muñoz y Figueroa, y su esposa, María Torres Aguilera,
fundadores del templo en 1674
Es parejo en antigüedad con el apellido
Treviño, dentro de la urbe manchega, el de Muñoz.
Desde lejanos tiempos figuran los
Muñoces en nuestra capital, como de los más fijodalgos, formando parte del
Concejo o Ayuntamiento de Ciudad Real y de todas las Hermandades que requerían
para su ingreso limpieza de sangre, es decir, no tener en su familia ni moros
ni judíos, no haber padecido lepra, no viajar en burro, ni ser comerciantes al
menudo, ni ejercer algunos de los oficios llamados serviles.
Los Muñoces de esta población tuvieron
su casa solariega en el edificio donde hoy está la audiencia provincial, siendo
grandes labradores con magnificas fincas en esta provincia como Villadiego,
Benavente, La Puebla, etc. etc.; además de extensas dehesas en Extremadura,
pues la Casa de Muñoz fue riquísima en ganados alcanzando gran renombre su
cabaña ganadera.
Tuvieron los Muñoces acreditada ganadería
de reses bravas, que se lidiaron en todas las plazas de España con grandes éxitos,
conservándose todavía por D. Manuel Muñoz y Maldonado el antiguo hierro de la
casa que figura como una cruz de Calatrava.
Hemos estudiado el riquísimo archivo de
Muñoz, hoy en poder de D. Manuel Muñoz y Maldonado, que fue organizado por el
competente D. Manuel Tolsada y en él están las pruebas de haber sido caballeros
de todas las Ordenes Militares y Reales Maestranzas, en todos los tiempos
individuos de esta casa solariega.
Por el año de 1700, D. Álvaro Muñoz Y
Figueroa, caballero del hábito de
Santiago, mando levantar la Iglesia de la Merced, a sus expensas, pues era
riquísimo y un Pósito Pio, que hemos conocido donde hoy está la Puerta falsa de
la Diputación, para facilitar granos o simientes los años de escasez de
cosechas a los labradores modestos.
En la plaza que siempre se llamó Muñoz,
después de la República y hoy de José Antonio, frente a la Audiencia, en su
centro hubo una cantera de la que sacó D. Alvaro Muñoz Figueroa, en la fecha
anotada, la piedra para construir la nombrada Iglesia de la Merced, a excepción
de su portada que es del cerro de Picón, lo mismo que la puerta de las
Carmelitas.
Este piadoso y esplendido caballero
santiaguista que se llamó D. Álvaro Muñoz y Figueroa, tuvo los privilegios
siguientes por haber levantado con su peculio el Templo de la Merced:
1º. Poner sus escudos de armas en la
piedra clave de la puerta de entrada de la Iglesia, como hoy se ve, además en
el techo del vestíbulo en relieve bien tallado y policromado, y cuatro en la
media naranja del centro, donde pueden en la actualidad contemplarse muy
conservados.
2º. Tener su enterramiento y sus
sucesores en el mismo templo y
3º. Ser depositario de las llaves del
Sagrario en Jueves y Viernes Santo.
Figuran como varones de esta antigua
Casa, los Muñoces y Loaysa; Muñoz y Vera; Muñoz y Antolinen de Castro y Muñoz y
Jaraba y en la actualidad D. Álvaro y D. Manuel
Muñoz y Maldonado.
En los escudos enumerados hay en sus
cuarteles variados blasones, siendo el principal como tronco del apellido 1º y
4º en campo de oro una cruz floreteada de gules, 2º y 3º en el mismo campo de
oro, tres fajas de gules que es el que usa el que estas líneas escribe, por ser
Muñoz de tercer apellido.
En la puerta del sol o del Mediodía de
la Iglesia de San Pedro de esta capital, tallado en madera hay otro escudo de
Muñoz, con cinco toros. Todos los escudos de este apellido van orlados con una
cadena por haber estado en la batalla de las Navas de Tolosa un insigne Muñoz.
Emilio
Bernabeu. Diario “Lanza” martes 3 de enero de 1950, página 2.
Escudo
labrado en una hoja de las puertas de mediodía en la iglesia de San Pedro, de
la segunda mitad del siglo XVII. Blasón atribuible al caballero de Calatrava
Gonzalo Muñoz Loaysa o sucesores, casado en 1639 con Jerónima Velarde
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