Decíamos que el Alzamiento sorprendió al
cinema proyecciones en el comienzo de sus sesiones veraniegas, recién estrenada
su flamante terraza, que fue acogida con beneplácito. Se suspendieron las
funciones y, más tarde, se reanudaron en el salón, hasta que el Comité de Espectáculos
Públicos se hizo cargo del salón.
El local, poco más tarde, fue utilizado
para que en él se alojaran los primeros refugiados que procedentes de Andalucía
y Extremadura, llegaron a la capital. Como es sabido, las autoridades colocaron
en las casas particulares y en algunos centros y establecimientos a todas estas
personas, que componían el éxodo de las provincias del sur y el oeste. El
Cinema Proyecciones, ante la avalancha, fue uno de los sitios en que más
personas se alojaron. Claro que esto tuvo un carácter provisional, hasta que
aquellos refugiados se pudieron acomodar en domicilios particulares. El cine
estuvo lleno unos ocho o diez días. Luego hubo que proceder a limpiarlo a
conciencia y casi a reacondicionarlo para que cumpliera las funciones para lo
que había sido edificado.
No fue esta sola la vez que el Cinema
Proyecciones sirvió como lugar de alojamiento masivo, ya que, poco antes de terminar
la guerra, se alojó en él, la brigada que vino a Ciudad Real a sofocar el
levantamiento comunista. Los soldados que componían aquella brigada de
represión se alojaron durante unos días en el cine.
Durante la guerra, los operadores, así
como mucho personal, se tuvo que incorporar al frente, por lo que se dio la
circunstancia de que operaban en la cabina el ingeniero jefe de la Delegación
de Industria, don Pedro Calvo, que tenía como ayudantes a don Antonio Sánchez
Santamaría y a don Francisco Pujades.
En tiempo de guerra, la programación del
cine se vio muy mediatizada por la Junta Provincial del Espectáculo, que
dependía, como hemos dicho de la U.G.T. De ahí que hubiera que poner muchas películas
de matíz político y de procedencia rusa, aunque había algunas, que eran
excelentes producciones.
Por fin, termino la guerra y todos los avatares
que el nuevo cine tuvo en sus comienzos, parecían haber terminado. La primera película
que se proyectó, una vez terminada la contienda, fue “La bandera”, posiblemente
la mejor película que se ha hecho sobre la Legión española y, que precisamente
era francesa, interpretada por Jean Gabín. Este film lo tenía guardado la
empresa desde los comienzos de la guerra y se proyectó con una enorme afluencia
de público el día primero de abril. Tal fue el éxito de aquella película, en un
Ciudad Real que estaba entonces superpoblado, que su proyección se repitió
durante varios días.
Por aquellos días, las tropas nacionales
encontraron en la estación, consignada al Comité del Espectáculo, una película titulada
“Desnudismo”. Las tropas que la encontraron la prendieron fuego. La empresa del
Cinema Proyecciones entregó, una vez pasados unos días de la terminación de la
guerra, a la Delegación Provincial de Prensa y Propaganda las copias de las películas
soviéticas “Los marinos de Kronstadt”, “Su
última noche” y “Un pionero alemán”, así como varios documentales de
procedencia soviética, francesa y realizados en zona roja.
Este material debería haber estado en
los locales de las tres distribuidoras cinematográficas que durante la guerra
funcionaron en nuestra capital, una rusa, “Films Popular”, que estaba instalada
en la calle de Calatrava, donde hoy está “Calzados Madrid”; “Distribuidora
Manchega”, que estaba en donde hoy está la “Editorial Calatrava”, y “Atlantic
Films”, instalada en el local que hoy ocupan “Almacenes Calatrava”. Como se
verá, la calle Calatrava, era algo así como el barrio comercial de Hollywood,
en tiempos de guerra. Nosotros no nos explicamos que hacían en Ciudad Real nada
menos que tres distribuidoras de películas.
Desde su inauguración, el Cinema
Proyecciones ha sido tribuna para numerosos oradores, desde los que
participaban en mítines y actos políticos hasta los literarios o académicos.
Podemos citar, entre otras personalidades que se han dirigido al público desde
el escenario, el poquísimo escenario local, a don José María Gil Robles, don
José María Valiente, don José Calvo Sotelo, doctor Albiñana, don José Martínez
Velasco, don Luis Montes de la Torre… Las directivas de los partidos políticos alquilaban
el local para organizar en él sus actos políticos.
En la guerra, generalmente, en lugar de
alquilarlo, lo requisaban y también se celebraron allí diversos actos de
propaganda.
Después de la guerra también se han
celebrado en el Proyecciones varios actos literarios, uno de ellos, el más
importante tal vez, fue en el centenario de Cervantes, que se celebró un ciclo
de conferencias entre los que tomaron parte, don Luis Martínez Kleiser, don
Luis Astrana Marín, don José María Pemán, etc. etc.
Un dato curioso: La empresa del Cinema
Proyecciones, como antes no existía lo de las pagas extraordinarias, dejaba al
personal lo que se recaudara en la doble proyección, un día determinado del mes
de diciembre, de una película. El 25 de diciembre de 1935 se proyecto “Nobleza
baturra”, después se siguió proyectando, pero lo recaudado el primer día, se
repartió entre el personal. La empresa regaló aquel año también una arroba de
coñac de sus propias cosechas, para que aquella Navidad se celebrara a modo en
los hogares del personal empleado en el local.
Otro de los datos más curiosos en la
historia de este cine, que va desaparecer próximamente, es la realizada, dentro
del local, los días de cine, por la Quinta Columna, que, como es sabido
funcionaba clandestinamente, durante la guerra, en nuestra capital. Ocurría que
al salir del cine, los espectadores se encontraban, escritos en las escaleras e
incluso en las paredes, mensajes en los que se notificaban los triunfos de los nacionales
en los frentes. Tanto éxito tuvo esta labor callada, que los comisarios y las
autoridades determinaron implantar el cacheo cada día que los nacionales habían
tomado alguna ciudad española. Y se doblaba la vigilancia. Con todo y con eso,
a la salida del cine se enteraban de una manera o de otra, del avance de los
nacionales.
Esta
fotografía del archivo de ABC es del 11 de febrero de 1936, y nos muestra el público
asistente aún mitin de presentación de candidatos antirrevolucionarios en el
Cinema Proyecciones
Eran otros tiempos, tiempos heroicos
para todos, tiempos en que la diversión era necesaria para mitigar el dolor de
malas noticias, o celebrar con alegría las buenas. Lo cierto es que los cines,
por entonces, registraban grandes llenos y en la taquilla se formaban unas
colas que nunca había habido. Hasta se hacían fuegos en la calle para que la
gente se pudiera calentar mientras esperaban a que se abrieran las taquillas.
Eran tiempos, en fin, en que por un vaso
de vino, que costaba 20 céntimos, el calefactor ayudaba a Herrera a llevar el
pesado paquete de material, diariamente, a la estación, para ser facturado y
recoger el del día. Vaso de vino que, generalmente, tomaban en Casa Pepe,
taberna que había en el callejón del Gas, convertido hoy en magnífica avenida,
tiempos, en fin, bastante lejanos ya.
N. de la R.- Cuando hacíamos relación de
las personas y entidades que tomaron parte en la construcción del Cinema
Proyecciones, decíamos, porque así se nos informó que las butacas habían sido
construidas y colocadas por D. Juan de Dios Imedio. En realidad, quien
construyó y colocó todas las butacas del nuevo cine fue la empresa de ebanistería
de don Francisco Pérez Ortega, del que era asociado el citado don Juan de Dios
Imedio. Así lo aclaramos complacidos a petición del propio señor Pérez Ortega.
Emilio
Arjona, diario “Lanza”, domingo 6 de marzo de 1966, página 5
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