El
mercado se celebró en Ciudad Real desde la edad media en la Plaza Mayor hasta
el año 1911
Desde tiempos antiquísimos los judíos de
Villa Real tenían su mercado público en el sitio denominado “Alcaná de San
Antonio”. Después del incendio ocurrido en 1396, una vez reconstruido el
barrio, durante mucho tiempo el mercado público continuó en aquel lugar,
trasladándose después a la calle Mercado Nuevo (hoy la de María Cristina).
En el siglo XV ya tenían su importancia
las ferias que se celebraban en nuestra ciudad durante los meses de abril y
agosto. Por entonces destacaba la enorme afluencia de comerciantes de suelas,
especialmente venidos de los pueblos extremeños de Fregenal, Zafra y Llerena.
El mercado franco se celebraba todos los martes, hasta el año 1612 que fue
trasladado el sábado. En los días de mercado los vendedores estaban exentos de
cualquier tributo; de esta manera los artículos se vendían a más bajo precio,
atrayendo a la ciudad gran número de forasteros de los pueblos de la comarca.
Por Hervás y Buendía sabemos que, como
consecuencia de la despoblación que sufrió la ciudad por el año 1735,
pretendieron los comerciantes trasladar estos mercados a la ciudad de Almagro.
La oposición del Ayuntamiento de Ciudad Real a este proyecto fue firme y
decidida, siguiendo los días de mercado con toda normalidad en nuestra
población.
En el pasado siglo el negocio del
mercado se había hecho ya diario. Desde tempranas horas de la mañana, hasta las
10 de la misma, se instalaban en la Plaza Mayor abundantes puestos de frutas,
verduras, carnes, pescados, pan y todos los artículos de la primera necesidad.
Acuarela
del antiguo mercado de Jerónimo López-Salazar
En el año año1911 se construye en
nuestra ciudad el primer local destinado a Mercado de Abastos. La edificación
se hace en un gran solar propiedad del Ayuntamiento, junto a la Plaza mayor,
cuya puerta de entrada (grande y vieja) estaba en la calle del General
Aguilera. Este solar (nos dice López Pastor) servía de estercolero, pues en él
se arrojaban las barreduras de las calles (era el lugar que hoy ocupa el
Gobierno Civil y la Caja de Ahorros de Ronda). El proyecto fue ejecutado por el
entonces arquitecto municipal don Florián Calvo. El local era un amplio patio,
ubicándose a su alrededor unos humildes y pobres tenderetes. En el centro del
patio se encontraba una fuente de hierro, la que era utilizada por los
vendedores para el lavado de sus mercancías, especialmente los pescaderos. El
recinto tenía también una nave con escasas condiciones de salubridad, destinada
a la venta del pescado. El día de la inauguración de este Mercado (afirma Gómez
Moreno) la fuente del patio, por medio de un dispositivo especial, en vez de
verter agua por sus grifos arrojó gran cantidad de vino, ante el jolgorio y
diversión de los asistentes, no faltando el “puñao” de frutos secos y las tapas
de queso manchego. Más tarde el Ayuntamiento adquirió unos terrenos lindantes,
donde se hallaba un molino de aceite propiedad de un tal don Marcial, pasándose
a ampliar el Mercado de Abastos que resultaba insuficiente.
Años después el Mercado se había quedado
pequeño e inadecuado, como consecuencia del crecimiento de la población. Las
autoridades locales se sintieron en la obligación de edificar un nuevo
edificio, con instalaciones adecuados a tiempos más modernos. Y es en 1929,
siendo alcalde don Cristóbal Caballero, cuando se anuncia un concurso de anteproyectos,
para la construcción de un nuevo mercado pero la cosa no pasaría de ahí, de
momento, “y los anteproyectos en número de diez, durmieron en la tranquilidad
del archivo”. Pasados tres años (1932), el primer ayuntamiento republicano “desempolvó”
los citados proyectos declarando desierto tal concurso.
En el mes de julio de 1931, estando de
alcalde don José Maestro, se comenzó a gestionar la compra de un solar conocido
antiguamente por el “Huerto del Pangino”, propiedad del marqués de Casa
Treviño, situado en la manzana de calles: Miguel Morayta (hoy Morería), callejón
de Borja, Reyes y Capitán García Hernández (actual Postas). La edificación del
nuevo Mercado no se pudo llevar a efecto en aquellos años; sí el proyecto del
arquitecto municipal don José Arias en el año 1934, que sería ejecutado tiempo
después.
Siendo alcalde don José Donado Adán
(1940) se iniciaban las obras del actual Mercado en los terrenos del mencionado
“Huerto del Pangino” y una casa continua que se compró al Sr. Rodero Sánchez,
con un presupuesto de 1.412.000 pesetas; pero poco tiempo después los trabajos
quedaron paralizados por falta de fondos (sólo estaban hechos los cimientos).
Por fin, las obras se reanudaron siendo alcalde don Fernando Bustamante. Por
aquellos (dice González Díaz) visitó nuestra ciudad el entonces capitán general
de la región don José Saliquert y Zumeta. El Sr. Bustamante le informó de las
dificultades por las que atravesaba el municipio para adquirir los materiales
necesarios para proseguir las obras del Mercado. “En el plazo de una semana, el
Sr. Saliquet, proporcionó 30.000 kg. de hierro, que por cierto se pagó al
precio de 1.06 pesetas el kg”. Por mediación de don Luis Andreu, secretario
general de la Industria del Cemento, al que le unía una buena amistad con el
alcalde don Fernando Bustamante, se consiguió la adjudicación de 40 toneladas de
cemento que junto con el hierro antes citado las obras del Mercado se hicieron
en ocho meses. Se invirtieron en esta segunda fase 1.200.000 pesetas,
procedentes de un crédito extraordinario del Banco de Crédito Local de España.
Las obras fueron realizadas por los contratistas: don Cleto Vera, don Francisco
León y don José Selas.
En 1978 comenzó a ejecutarse una
remodelación en el Mercado Municipal, quitándose los puestos centrales de la
nave de arriba. Las obras de reforma concluyeron en 1983. Actualmente este
recinto cuenta con unos 150 puestos, repartidos en tres zonas: la nave
principal en la primera planta, otra nave en la planta baja (antiguo
Supermercado), y la nave del pescado, que se halla debajo de la central.
En el mes de diciembre de 1983 fue
inaugurada en el Mercado una Oficina de información al Consumidor.
Con la llegada a nuestra capital de los
hipermercados, el Mercado Municipal ha sufrido una gran baja en la afluencia de
público, por lo que, parece ser, no tardando mucho tiempo, este tendrá que
desaparecer por falta de clientela, ya que cada día que pasa son menos las
personas que hacen sus compras en el mismo.
Francisco
Pérez Limón. Diario “Lanza”, Extra de Feria de Ciudad Real, agosto de 1993
El
edificio del actual mercado se construyó en los años cuarenta del siglo XX
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