La película con que se inauguró el local
fue una película alemana, de la inolvidable pareja Jan Kiepura y Martha Egert y
que se tituló “Paso a la Juventud” que distribuía Ufilms y había producido la
poderosa marca alemana UFA, que andando el tiempo produciría en aquel país
famosas películas españolas con las
estrellas de moda, que lo eran por entonces Imperio Argentina y Miguel Ligero,
que hubieron de aprender alemán. De aquella época son aquellas “Carmen la de Triana”, “Suspiros de España”, “Goyescas”,
etc.
Las sesiones comenzaron a las seis y
media y a las diez de la noche. No hubo lleno total en las primeras funciones,
tal vez por estar retraído el público que aún no asistía plenamente,
masivamente, al espectáculo cinematográfico.
De ahí que en otras ciudades, como en Madrid se montara el cine, con el
fin de fiesta. A eso se debió el retraimiento inicial, a eso y a que, el precio
3,50 butaca de patio, 2,50 entresuelo y una peseta general, parecía excesivo
para la mayoría de los bolsillos de la época. Ese, al menos, fue el comentario
general. Lo cierto es que a las primeras funciones sólo asistió un 70 por
cierto del aforo, un setenta por cierto por la tarde y un 40 por cierto por la
noche, por aquello de los fríos febrerinos, que eran de abrigo.
El precio de por entonces, el precio corriente,
se entiende, era de tres pesetas los domingos. Por eso, hubo de revisar los
precios, claro que el revisar de entonces suponía, de verdad, bajarlos y no como ahora que cuando se habla de
revisar tarifas, o precios significa que aquello de que se trate va a dar un empujón hacia arriba.
De ahí que la empresa de los señores
García-Ibarrola Santiago pensara en
incorporar de inmediato aquellas sesiones
que se hicieron célebres en
aquellos años. No se daba todos los días cine. Solo había unos tres días en
semana, a excepción de aquellas en que la película del domingo “pegaba” que se
repetía los lunes.
Así, fueron creadas las sesiones
especiales llamadas: Día Fémina, que se hacia los martes. Era como su nombre
indica función especialmente dedicada a la mujer, que entraba, siempre que
fuera acompañada, completamente gratis. Si iban dos señoritas pagaban la mitad
de precio que, en los días era de 1,50 butaca y 50 céntimos general. Ese día,
por tanto podía ir al cine una señorita por
setenta céntimos a patio y por un simple real a general.
Luego estaban los jueves de moda, que
costaba 1,25 y 50 céntimos respectivamente y se pasaba una película de estreno.
En los sábados populares el precio oscilaba entre 1 peseta y 30 céntimos. El domingo subía
un poco y se ponía el cine a 2,50.
Como la cosa parecía no ir mal por este
sistema y para evitar trastornos a los asiduos se inventó lo de los abonos de
asistencia. Por eso muchas personas se abonaron a un número y a una fila, por
una o dos o más entradas, con lo que tenían asegurada la entrada, por si había prisas que, ciertamente con el tiempo las iba
habiendo.
Las películas de aquellos tiempos heroicos del Cinema Proyecciones, eran muy
variadas. Todas ellas, como es lógico, sin doblar, con letreros en español; de ahí
que cuando llegó la película “La novia de la suerte” interpretada por Barbará
Stanwick que era de un diálogo denso, la
empresa creyó que la sucesión de tanto letrero llegaría a ser fatigosa para el espectador.
Entonces, haciendo un alarde de gran interés hacia el público, los señores
Garcia-Ibarrola Santiago, dispusieron que partiera un coche hacia Madrid con el
fin de contar con otra película distinta, de menos dialogo y más acción, que
era, lo que gustaba por entonces más, puesto que no tenían que perder tiempo en
la lectura de los textos.
La primera película doblada al español
que se proyectó en el Proyecciones con gran afluencia de público , por la
novedad que suponía el doblaje, fue “Fruta Verde”, se proyectó el 24 de marzo
de aquel mismo año, es decir unos días antes de cumplirse el mes de vida del
nuevo cinema. Era un film interpretado por Francisca Gall, de la Universidad y que, por supuesto tuvo un gran éxito.
Por entonces se proyectó en el citado
local “La Taquimeca se casa”, una película “muy francesa” de Selecciones
Verdaguer; “Vuelas mis canciones” que
causó un gran impacto en el público; “Madame Dubarry” de Dolores del Rio, etc.,
etc.
La clase de cine que mas gustaba por
entonces, en eso han variado poco los gustos, eran aquellos melodramas ,
llorones que había y comedias ligeras con ciertos tintes frívolos.
Aquel mismo verano de 1935 se inauguró la terraza, fue el 19 de junio y
la terraza se llenó totalmente y acogió la modalidad con autentica ilusión,
puesto que la “sala”, no muy grande, era acoda, aunque algunas personas les supusiera molestia el subir los
escalones.
Al año siguiente , el 18 de julio, fecha
del Alzamiento Nacional, se estaba proyectando la película de Harold Lloyd “La vía láctea”, de la
Paramount.
Las autoridades, para aparentar normalidad, que no había, por
supuesto en la ciudad, ordenó que se continuara dando la película y así se hizo
con la menor cantidad de público habido a lo largo de toda la historia de este
local. Solo había en la terraza dos o
tres personas cada noche. Se hicieron gestiones y entonces se dispuso, bajo el pretexto
de que la aviación no sorprendiera, que se suspendieran las funciones. Cosa que
se hizo inmediatamente.
La terraza no volvió a abrir sus puertas
hasta bastante después de terminada la guerra de liberación, pero después de
unos días de aquello, el cine volvió a abrir sus puertas, incautado ahora por
el llamado comité local de espectáculos públicos, dependientes de la U.G.T.
Lo mismo hizo esta organización marxista con los demás locales.
Emilio
Arjona, diario “Lanza, sábado 5 de marzo de 1966, página cuatro
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