Ciudad Real es una ciudad, que no ha
conservado su gran patrimonio arquitectónico que heredó a lo largo de los
siglos, principalmente por la indiferencia de sus ciudadanos y sobre todo de la
clase política que gobernó nuestra ciudad a lo largo del siglo XX. Entre el escasísimo
patrimonio que aún se conserva, se encuentra la antigua casa de postas de la
ciudad, en la calle que recibe su nombre y que es una de las reliquias del pasado
que aún se conservan.
Por Cédula Real del 28 de agosto de 1518
de la reina doña Juana y su hijo Carlos I, se establecía en España el correo de
postas reglado. La puesta en marcha de la citada Cédula Real propició el
desarrollo de una serie de rutas postales, con las consiguientes apariciones de
casas de postas, dotadas del personal y equipamiento correspondientes, las
cuales siempre fueron protegidas por el Gobierno real y que se extendieron
rápidamente por la geografía peninsular para conectar la mayoría de las
ciudades del reino.
Cada casa de postas, según el reglamento
general expedido por Felipe V, estaba gobernada por un maestro de postas encargado
y obligado a servir los caballos de refresco necesarios para el normal
funcionamiento de los correos y diligencias que transitaban cotidianamente por
aquella casa. El correo real y/o urgente lo hacía habitualmente un jinete que
cambiaba de caballo en cada posta de la ruta; por su parte, la diligencia,
enganchada normalmente con cuatro caballos (en el siglo XIX se utilizaban
preferentemente mulas), transportaba, además del correo, a los viajeros que se
desplazaban por este medio.
El mapa de postas de España estaba
diseñado mediante casas que distaban jornadas de 3 a 5 leguas, estableciéndose
estas postas en rutas que conectaban Madrid con las principales ciudades
periféricas y otras de travesías de menor recorrido que comunicaban con las
rutas principales. Ni que decir tiene que Ciudad Real, era cruce de caminos del
Sur, y formaba parte el Camino Real de Castilla. Con la llegada del ferrocarril,
estas casas de postas cayeron en desuso y en el caso de la de Ciudad Real, se convertiría
en la sede de correos y telégrafos, realizándose varias obras a la antigua casa
de postas de nuestra ciudad para su adaptación.
La casa de postas de Ciudad Real se
situaba en la calle Postas nº 1, y estuvo en funcionamiento hasta 1930, año que se inauguraría la
sede de correos y telégrafos en la calle de Toledo. D. Cecilio López Pastor nos
describe en su historia sobre el comercio de nuestra ciudad en la primera mitad
del siglo XX, de la siguiente manera esta antigua casa de postas y posterior de correos: “número
1 lo ocupaba un caserón de dos plantas, en el que se hallaba la Administración
Principal de Correos y la Caja Postal de Ahorros. Correos estuvo en dicho
inmueble hasta su traslado al actual edificio de la calle de Toledo, con
fachada a la hoy plaza de la Constitución, inaugurado el año 1930 y que fue
construido sobre el solar del Antiguo Teatro Cervantes, circunstancia que
detallamos al referirnos a la calle de Toledo. Pues bien en el citado caserón de
la calle de Postas los servicios postales también estaban insuficientemente
instalados, con pequeño patio central dedicado al público para que se pudieran
rellenar los impresos de giro y certificado, con una cartería en la que prestó
muchos años sus servicios como jefe Ramón Gallego, que habitaba frente a la
iglesia del Corazón de María, y en la que los funcionarios y subalternos de
Correos superaban su interés y dedicación la insuficiencia de unas
instalaciones mal dotadas”.
A resultas de lo expuesto sólo me resta,
desde aquí, invocar a quien corresponda, disponga los medios para poner en
valor este viejo caserón olvidado. De este modo, se podrá recuperar una
arquitectura ecuestre cuya relevancia durante mucho tiempo las erigió en
símbolo de progreso en comunicaciones y comercio, y les permita en nuestros
días seguir dando frutos para Ciudad Real, ahora, como bien cultural y
turístico.
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