En el año 1968, el ayuntamiento de Ciudad
Real acomete la obra de adecentamiento de los alrededores de la Puerta de Toledo,
en concreto el solar existente entre la calle Pedrera Baja con Toledo. Para
ello decide realizar un pequeño jardín y levantar un muro de piedra que fue
decorado con las ordenes militares en forja, colocándose el viejo escudo de
Carlos I de la desaparecida Puerta de Alarcos, que ahora se conserva en el Museo del
Quijote. Este muro de piedra se mantuvo entre 1968-2005, que fue demolido para
levantar un grupo de pisos.
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