La Srta. Antonia Megía Rodero, hija del Presidente de la Diputación, actúa de madrina de la Bandera regalada al Benemérito Instituto y adquirida por suscripción popular. Asisten los Sres. Gil Robles, Cabanellas y Diputados a Cortes
Conforme estaba anunciado, el día 24 fue entregada a la Guardia Civil, la bandera que, por suscripción popular, regala la provincia, por iniciativa de don Luis Megia Rubio, Presidente de la Excma. Diputación.
Desde las primeras horas de la mañana, Ciudad Real presentaba un fantástico aspecto. Día de gran solemnidad, que la capital debe a nuestro ilustre paisano señor Megia Rubio. El llamamiento del Presidente de la Diputación halló eco en todos los municipios, y como prueba de patente de adhesión, acudieron a englobar el homenaje que se daba a la institución que ya apuntamos. El Ayuntamiento de Valdepeñas estaba representado en el acto por los señores Ruiz Cejudo, alcalde, y concejales señores Madrid, Rodríguez Ruiz, Galán, Rodero (don juan). Santa maría, y el oficial mayor, en funciones de Secretario, señor Sánchez. También vimos sumados al homenaje a don Manuel Barba e infinidad de amigos particulares del Presidente.
El acto de entrega
Poco después de las once, llegó el Sr. Gil Robles, acompañado del Director de la Guardia Civil, general Cabanellas, y diputados a Cortes señores Mondéjar, Montes, Jiménez Izquierdo, Pérez Madrigal, Maroto Y Morayta. El Ministro de la Guerra, en compañía de éstos, revistó a las fuerzas que, formadas al mando del comandante D. Miguel de la Vega, se hallaban en el Parque de Gasset, lugar elegido para la ceremonia. Terminada la revista, el Ministro y sus acompañantes subieron a la tribuna. Al dirigirse el Sr. Gil Robles a la madrina, para felicitarla, el público aplaude calurosamente a la señorita Antonia Megía.
Seguidamente se procedió a la entrega de la bandera, entre ovaciones ensordecedoras, y hecho el silencio, la señorita Megía pronunció la alocución que aparte reseñamos en este mismo número.
El comandante señor Ibáñez, después de recibir la bandera entre los vivas y aclamaciones del público, contestó emocionado a las palabras, de la madrina, en esta forma:
Señorita: Emocionado recibo de sus delicadas manos la bendita enseña de la Patria, que esta capital y su provincia por suscripción popular ofrenda a estos veteranos hijos de Ahumada, cuya representación de la Comandancia de Ciudad Real está aquí presente.
Estad segura, señorita, que esta Institución esencialmente benéfica y protectora, protegerá y beneficiara todos sin excepción desde las personas más elevadas del país y de más merecimientos hasta el obrero honrado; este Instituto que desde su existencia gravita dentro de la Ley, protegerá a las personas de orden, más al infractor, al delincuente, al que salga de estos mandatos, para ese, la Guardia civil será un dique insuperable contra sus maquinaciones y una fortaleza inexpugnable a sus desmanes, sin que sus odios y los que como ellos piensan y obran, hagan mella en estas huestes, pues nuestra sabia Castilla con su visión profética en uno de sus artículos le sale al paso diciendo, que la Guardia civil «no será temida sino de los malhechores ni temible sino a los enemigos del orden», tened también, señorita, la seguridad de que la Guardia civil siempre fiel a su deber defenderá esta enseña veneranda que me entregáis, y es el emblema de nuestra Patria que encarna todas sus tradiciones gloriosas en una palabra encierra el honor de España. Para nosotros es más, pues vivimos a su amparo y bajo su amparo moriremos, prometiendo defenderla hasta perder nuestras vidas, como lo hemos hecho en muchas provincias de la nación y principalmente en Asturias hechos que todos guardamos en la memoria. Como Guardias civiles hemos de deciros que por serlo, por entregarla el pueblo del que hemos salido, de este Ciudad Real noble y honrando y de su provincia y entregada por vos señorita que sois la más bella representación de la mujer manchega, os prometemos que seremos fieles y dignos guardadores de ella, significando este color morado como el rojo de ella la sangre vertida por el Ejercito nacional y color que queda después de la sangre vertida por la Guardia civil una vez restañadas las heridas que sufrieron sus hijos.
Prosigue haciendo presente el agradecimiento de la Guardia Civil, a las autoridades, especialmente a D. Luis Megía y Rubio, alma y vida de este homenaje y al pueblo y después de un canto a la Virgen del Prado, termina con los tres vivas de rigor:
¡Viva España! ¡Viva la Republica! ¡Viva Ciudad Real!
Seguidamente bajó el Sr. Ibáñez de la tribuna, y pronunció una brillante y patriótica alocución a la Guardia Civil.
Terminada su oración el teniente abanderado, Sr. Molín, recibió la insignia. y el comandante señor De la Vega ordenó a la voz de mando que las fuerzas hicieran las descargas de rigor, entre una ovación enorme.
E1 Gobernador Sr. Pérez Moya impuso a continuación varias condecoraciones que el Gobierno de la República concede al coronel Sr. Piñal y Capitán de Asalto Sr. Ríos.
Breves palabras del Sr. Gil Robles
Ante la insistencia del público, habla el ministro de la Guerra, destacando la actuación brillantísima de la Guardia Civil, en inteligencia constante con la justicia que anhelan el Gobierno y el pueblo. (Es calurosamente ovacionado).
El Desfile
Acto seguido comenzó el desfile de las fuerzas
y público. Al paso de los coches el enorme gentío estacionado en la carrera,
ovacionó calurosamente a la madrina a su paso hasta la Diputación, donde se
celebraba el banquete oficial.
Adelante. Órgano Regional del Partido
Agrario Español. Valdepeñas 29 de octubre de 1935
La República así premio a la Guardia Civil fusilando a cientos de ellos especialmente en Asturias y en toda España así es que que se metan las banderas en los huevos si luego van a fusilar miles de guardias civiles simplemente por ser guardias civiles
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