En el López Villaseñor hay una serie de dibujos de la década de los cuarenta de Manuel López Villaseñor. Esa etapa previa a su salida hacia Roma donde practica en cada rincón de la ciudad, un conjunto de dibujos de Ciudad Real de principios de la década de los cuarenta que da cuenta de la relación vital de Manuel Villaseñor con esta ciudad y un testimonio excepcional de cómo era Ciudad Real en ese momento del que disponemos poca documentación gráfica.
Los dibujos son
un excelente testimonio de la ciudad en esos años. Los planos urbanísticos del
momento se completan con imágenes de esa ciudad humilde con casas bajas y
calles estrechas que rodean los edificios singulares. Dibujos desde las calles
que rodean la catedral, de las Terreras, o vistas desde la Atalaya. Dibujos
fechados en 1943, 1944 que son un retrato de la ciudad en ese momento.
Un conjunto de
imágenes que, históricamente son una imagen especialmente interesante de la
situación de la ciudad en esa etapa de su evolución. Bocetos rápidos, prácticas
de dibujante que quiere ejercitar el apunte rápido, la toma de datos del
paisaje pero que además de eso son un testimonio excelente de la ciudad. Un
conjunto de dibujos que con la rapidez de su ejecución, como proceso de
aprendizaje, de ganar soltura en el trazado y en la copia del natural, vistos
ahora, con el paso de los años, son todo un documento de la imagen urbana de
los años cuarenta del siglo pasado y de la profunda vinculación de Manuel López
Villaseñor con esta ciudad.
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