Las excavadoras de la empresa Pablo Ropero
acabaron con la vieja estación de Ciudad Real el martes 22 de marzo de 1994. En
cuatro horas el edificio quedó reducido a escombros bajo la atenta mirada de
curiosos, y la familia gitana que desde la primavera de 1993 se alojaba en las
dependencias que albergaron la antigua gerencia de Renfe durante años, y que
fueron desalojadas previamente.
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