Portada
del primer número del “Pueblo Manchego”
Aquí, en la hemeroteca municipal
madrileña, hemos encontrado el primer número de “El Pueblo Manchego”, aquel
diario conservador –o “de derechas”,
para entendernos con la terminología política al uso- que llenó con brillantez
más de un cuarto de siglo en la historia de nuestro periodismo provincial.
Aunque no lo dice en su artículo de
fondo –titulado a la manera clásica “Nuestro
Programa”-, el periódico nació bajo la inspiración y tutela del Obispo de
la diócesis, Dr. Don Remigio Gandásegui. Por entonces, el único diario
ciudarrealeño era “La Tribuna”, con
su tufillo liberal, y había que contrarrestar en la provincia su moderado
izquierdismo.
Nunca hizo traición “El Pueblo Manchego” a sus ideales. Ya en
este primer número anunciaba como “deber
social” de su actuación “vigorizar el
alma de nuestra raza, su fe religiosa, el tesoro de nuestra fe y las costumbres
cristianas”, para asegurar a continuación que “no debemos consentir por más tiempo que los explotadores de las
muchedumbres presenten a la Iglesia como enemiga de sus legítimas aspiraciones”
y prometer al final que sus campañas serían “para la creación y multiplicación de cuantas obras e instituciones
sociales tiendan a mejorar la condición moral y material de las clases
necesitadas…”
Su redacción y administración estaban en
la calle Calatrava, número 5, casi enfrente de su imprenta, que era la de
Rubisco y hoy la “Editorial Calatrava”. Costaba la suscripción ¡cuatro pesetas
al trimestre! y era el director, aunque no lo dijese en la cabecera, aquel gran
periodista Isaac Antonino, que se escondía -¡es un decir!- bajo el seudónimo de
“Aviceo”. Nada menos que tres
conferencias telefónicas tenía “El Pueblo
Manchego” diariamente con Madrid y ya en este primer número, junto a la
crónica “Chismografía madrileña”,
daba cuenta de la reciente crisis, resuelta por el Rey con la ratificación de
confianza al presidente, don José Canalejas, quien la aprovechó para nombrar
tres nuevos ministros: Amós, Salvador, Alonso Castrillo y nuestro paisano de
adopción don Rafael Gasset, en su sempiterna cartera de Fomento. ¡Mandaban los
liberales!
De la provincia, se informaban en este
primer número de “El Pueblo Manchego” los corresponsales de Tomelloso (sobre
precios de vinos y un suceso demostrativo de que esto de los atracos no son
novedad: unos gitanos penetraron en una panadería, maniataron a la niña María García
López, que se encontraba al frente del establecimiento, y se apoderaron de
varios efectos, comestibles y dinero); de Valdepeñas (conferencia del señor
Rubio en el Círculo Obrero sobre “Acción
Social”) y el de Manzanares, quien denunciaba anomalías y gritos de “¡abajo los consumos!” y pronosticaba que
las protestas contra aquellos siempre odiados tributos sobre el aceite y las
carnes “traerían cola”.
¿Y de Ciudad Real? Pues aparte la
elección de los señores Conde de la Cañada, don Enrique Rodríguez de Celis, don
Manuel Aguirre y don José María Gómez-Rico como nuevos vocales de la Cámara
Agrícola y otras notas de relativo interés, se trataba -¿cuándo no?- de “El
asunto de las aguas”: obras en el manantial de “El Arzollar” y una queja porque
el cántaro valía dos céntimos y si se compraban dos cántaros y se entregaba la
moneda más usual de cinco céntimos –“una
perrilla”-, no tenían monedas de un centimillo para la vuelta. La gente
protestaba y el periódico comentaba al final: “Tiene razón el vecindario”.
¡Lo que son las cosas! ¡Protestas por un
céntimo!
Y el caso es que todavía viven testigos
de aquellos tiempos: total ¡si hace apenas algo más de sesenta años…!
Francisco
Pérez Fernández (Publicado en la contraportada del diario “Lanza” el 3 de enero
de 1975, en la sección Efemérides Manchegas)
Contraportada
de este primer número
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