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sábado, 17 de enero de 2015

EL ORIGEN DE LA ROMERÍA DE SAN ANTONIO ABAD


Festividad de San Antón en Ciudad Real en 1916, fotografía Vida Manchega

Varios cronistas se han ocupado hasta la fecha en averiguar el origen de la costumbre de que en el día como hoy, las gentes lleven por delante de la iglesia de Santiago, los caballos, asnos y demás animales que se emplean en la labranza y faenas agrícolas, paseándolos alrrededor del edificio varias veces, siete según algunos, y según otros tres.

Algún escritor ha aventurado el supuesto de que esta práctica tradicional, representa un homenaje al Santo que retirándose al desierto, supo vencer con indomable energía las retiradas tentaciones del demonio.

Otro escritor religioso refiere que en tiempo de San Teodoro, Archimandrita padecían algunos animales, enfermedades contagiosas, de las cuales curaban por bendición del Santo y los dueños de los animales que querían verlos preservados del mal llevaron á San Teodoro unos cabestros y campanillas que ponían al ganado, con lo cual no se atrevía la peste.

Y como San Antonio tenia igual facultad milagrosa que San Teodoro, como lo prueba varios casos curiosos, á él acudieron las gentes á festejarle con los animales de servicio, con aquellas tres vueltas ó tornos, esperando conseguir de su intercesión la sanidad y conservación de los brutos.

A más de esto dice el fervoroso escritor, que eso de las tres vueltas es un género de adoración y culto que ya empleaban los gentiles, citando al caso opiniones de Suetonio, San Ambrosio y Zigabano, según los cuales tal costumbre de hacer paseos y círculos en contorno de los templos de los dioses, de los gentiles, lo tomaron los romanos y de estos lo copiaron los sarracenos.

Dícese también que hace muchos años y sin que pueda fijarse fecha, que se desarrolló una mortífera epidemia en el ganado caballar, mular y asnal de Madrid, acudiendo los labradores con sus animales á tocar estampas del Santo en la efigie de éste y á bendecir la cebada como preservativo para el mal.

Y este hecho repitiéndose en los años posteriores, dio origen a la romería que subiste en los tiempos presentes, aunque desnaturalizada en sus móviles y fines.

Publicado en el periódico ciudadrealeño  del “Labriego” el 17 de enero de 1915


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