La
Puerta de Toledo, en imagen de archivo de la Fundación Telefónica
Ciudad Real fue en un tiempo pasado una
villa amurallada que se extendía conformando el perímetro de la ciudad. Unos
4.600 metros de muralla, según las hipótesis, de los que sólo se conservan
«unos 40 metros». En ella, se levantaban las ocho puertas que permitían la
entrada a la ciudad, que en la actualidad sólo queda en pie la Puerta de
Toledo, que un día estuvo 'acompañada' de la puerta de Calatrava, la de La
Mata, la puerta de Granada, Ciruela, Alarcos, Santa María y El Carmen.
La conservación de esa gran muralla es
un anhelo que los ciudadrealeños sólo pueden revivir a través de las nuevas
tecnologías, las que han permitido la realización de una reconstrucción 3D por
parte de un joven ciudadrealeño que ha 'dibujado' a través del ordenador cómo
pudo ser Ciudad Real en su pasado medieval, cuando estaba rodeada de una
muralla que no sobrevivió al paso del tiempo.
Dicha reconstrucción ha sido fruto de la
combinación del trabajo como diseñador gráfico de este vecino de la capital,
Juan Jiménez, y de su pasión por la historia, si bien reconoce que existe «poca
documentación» sobre cómo fue realmente la muralla y, por ello, realizó el año
pasado una aproximación sobre la forma que pudo tener, aderezada con dosis de
imaginación.
No obstante, su reconstrucción ha abierto
una puerta al pasado, que, aunque virtual, ha servido para conectar la época
medieval con el presente de la ciudad y con un patrimonio que se escapó entre
los resquicios del tiempo. La existencia de páginas en las redes sociales como
'Ciudad Real destruida: Historia de una destrucción' o 'No eres de Ciudad Real
si no...' son algunos de los foros en los que se refleja la historia pasada de
la ciudad, se comparten fotografías de antaño y se comparten anhelos sobre un
patrimonio extinguido.
Así, el interrogante que planea en la
cabeza de muchos vecinos es el de porqué se perdió ese gran legado cultural e
histórico que hubiera hecho de la capital una ciudad muy diferente, con más
tirón en el ámbito turístico y más testimonios de las generaciones pasadas. Para
Sonia Morales, profesora doctor del departamento de Historia del Arte de la
Universidad de Castilla-La Mancha y experta en arte bajo medieval, la muralla
se perdió por «factores circunstanciales», pues explicó que desde el momento de
la construcción, la edificación registró problemas como consecuencia en gran
medida de las «lagunas» que había en sus inmediaciones y que hacían que «se
viniera abajo cada dos por tres».
Para otros edificios. No obstante, «la
mayoría de las piezas de la muralla se perdieron del siglo XIX al XX», después
de haber invertido una gran cantidad de dinero de las arcas públicas, de ver
cómo pasaban distintas partes de la muralla a manos privadas e, incluso, de que
se destinara parte de la misma a la construcción de otros edificios que aún se
conservan en pie, como el antiguo casino o la plaza de toros.
El cambio de usos también motivó esa
pérdida del patrimonio de la capital. «Lo medieval no siempre ha estado de
moda», comenta esta especialista de la Universidad, que a la vez recordó que
fue el Rey Alfonso X 'El Sabio' quien decidió ubicar la villa en el llamado
Pozo Seco de Don Gil, a unos ocho kilómetros de Alarcos, y del que se dice que
dibujó con su espada una ciudad «exagonal», aunque su forma actual es más bien
«ovalada e irregular».
La Maqueta
de Ciudad Real hacia 1850. Por Ramón Peña Bustos y Tomás Guerrero. Vista desde
el Sur (Hotel Paraíso de C. Real)
Descartan que la muralla tuviera una
función defensiva, puesto que el monarca eligió una ubicación «en llano y en
esa época no estaba en guerra», por lo que Sonia Morales atribuyó esta
edificación a la voluntad de Alfonso X de establecer una zona diferenciadora
«entre el espacio rural y el urbano» que servía para «controlar la entrada y la
salida» de la ciudad y el tráfico de mercancías.
En un sentido similar se pronunció a La
Tribuna el experto en historia Domingo Melero, quien aseguró que «Ciudad Real
ha tenido siempre un afán por destruir» y comentó que en el siglo XIX se
recogía en publicaciones de la época que la muralla era considerada «una
anticualla» que era necesario derribar porque «impedía el crecimiento».
No obstante, reconoció que la muralla
que rodeaba la ciudad «no tenía mucha consistencia» y que el perímetro que
trazó el rey Alfonso X en el suelo «con su bastón» se materializó en una
construcción de «unos 4.500 metros» de longuitud y unos 2 y 2,5 metros de
grosor» que se fue perdiendo, hasta quedar sólo en la actualidad unos fragmentos en la zona de La Mata y la
Puerta de Toledo.
De hecho, ésta última ha sido restaurada
recientemente fruto de un proceso de reforma que ha venido impulsando desde la legislatura
pasada la actual alcaldesa de la ciudad, Rosa Romero. Domingo Melero también
lamentó la pérdida de otro patrimonio que albergó la ciudad más allá de la
muralla, como es el caso de «la mezquita que había en la calle Morería», el
convento de San Francisco, la Casa de la Inquisición o «unos baños árabes que
había en la calle Baños», entre otros muchos tesoros del pasado.
Por su parte, el concejal de Cultura,
Pedro Lozano, comentó que existe «una sensación general de nostalgia» en la
ciudad por la pérdida de la muralla con la que contaba la ciudad. «Es una pena
que se haya perdido porque podía haber sido un emblema de la ciudad», añadió.
No obstante, explicó que en el pasado se consideró que esta construcción era
«un freno a la expansión de la ciudad».
El impulsor de la página de Facebook 'Ciudad
Real destruida: Historia de una destrucción', Luis Mario Sobrino, explicó que
la filosofía que hay detrás de esta iniciativa que promueve a través de
internet es «hacer una denuncia del patrimonio histórico y urbanístico que
hemos perdido en Ciudad Real». Lamentó que en la capital «se han tirado
edificios que, sin ser una joya del siglo XV, formaban parte del patrimonio de
la ciudad» y, por todo ello, hizo «un llamamiento» a la conservación de los
inmuebles con los que aún cuenta la ciudad para que se mantengan «en el mejor
estado posible», así como reclamó una «mayor implicación de Patrimonio» para
dejar un legado lo más completo posible a las generaciones futuras.
Sobrino explicó que comenzó a recopilar
fotografías hace ya unos 40 años, y que entonces lo hacía mediante los libros o
las fotocopias que encontraba, de manera que en 1990 organizó su primera
exposición en el Museo Elisa Cendrero. No obstante, subrayó que «con internet
se abrió el campo» para compartir documentación y que, para ello, se puso en
contacto con diversas entidades y colectivos, como la Universidad de
Castilla-La Mancha o el Instituto de Estudios Manchegos.
De esta forma, ha podido recopilar un
gran volumen de fotografías, las más antiguas de las cuales datan de alrededor
de 1870 y que corresponden a Jean Laurent, si bien también cuenta con material
firmado a Herrea Piña, Mato u otros fotógrafos. Esta página web cuenta con algo
más de 4.000 seguidores amantes de la historia de Ciudad Real.
Fuente:
Manuela Lillo - domingo, 18 de enero de 2015, La Tribuna de Ciudad Real
Vista
desde el Norte
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