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domingo, 27 de noviembre de 2016

EL ANTIGUO CASINO: UNA OBRA DE REBOLLAR



La inserción de un pueblo en un espacio establece una relación con el mismo transformándolo a su imagen y al mismo tiempo plegándose el propio espacio. “La imagen del medio exterior y de las relaciones estables con él pasa a primer plano de la idea sobre este espacio”. Se establece una memoria colectiva sobre el lugar, memoria viva que se enriquece y evoluciona a lo largo del tiempo.

Cuando el edificio está próximo en la historia como es el caso del casino, esta memoria se encuentra presente de modo inmediato en todos los ciudadanos. Tal vez sin embargo esta inmediatez del momento nos hace valorar más ciertas vivencias relacionadas con el lugar que el propio lugar.

Y por ello estas líneas pretenden tan sólo facilitar la lectura del edificio en el mismo ayudando a su valoración.

La edificación realizada por el arquitecto  Sebastián Rebollar y Muñoz a finales del siglo pasado se inserta en el momento edificatorio histórico del que surge. Las soluciones academicistas manejan un repertorio tipológico y formal ecléctico, alejado de la dimensión urbana y basadas en modelos “clásicos”.

La actividad de Rebollar, refiriéndome al antiguo Casino, se inserta en esta línea pero con aportaciones muy positivas en su concepción arquitectónica, aportaciones que analizo a continuación sobre espacios concretos del edificio y actualmente existentes.


PATIO CENTRAL

El espacio del patio central se resuelve con técnica constructiva impecable y con un entendimiento de la arquitectura como “hecho climático”. Una estructura metálica roblonada constituida por cuatro cerchas que se cruzan en el centro del patio salvando la zona central opaca forma la base de la solución constructiva.

La forma cuadrada del espacio se polariza hacia ese frente. La utilización diversa del espacio exterior ha potenciado el diálogo exterior interior que será bueno rescatar en alguna medida potenciando su uso y estudiando soluciones constructivas presentes en otros momentos.

El espacio interior se potencia con la decoración de escayola en su perímetro superior y la presencia de la lámpara central.

En este espacio se hace patente otra característica importante evidenciada en el patio central: la presencia de la luz en una doble visión del espacio: la luz natural se utiliza no sólo como elemento funcional necesario sino como valoración del espacio.

Y en ese sentido cobra una dimensión totalmente distinto el espacio con luz natural y con luz artificial.

La superficie acristalada pasa de generadora de luz a fondo neutro oscuro receptor de la luz artificial.

El espacio que emerge desde el techo del patio central o del paramento frontal en el salón del Prado parece emerger desde el techo del salón en el Prado o desde los espacios laterales en el patio central, con la presencia de la luz artificial.


SALON DE BAILE

El gran salón de baile posee una estructura arquitectónica simple de forma rectangular con una triple puerta de acceso y una serie de ventanas en el frente opuesto con ritmo regular.

En este espacio es tal vez donde se valora más la decoración introducida por Andrade con un rico juego de molduras en el remate superior y en el techo. Todo ello con la riqueza decorativa que se valora con criterio barroco y hasta escenográfico, pero donde el mármol “falso” cobra la dignidad de obra de arte y donde la moldura de escayola es un ejercicio de diseño ambiental con una utilización ecléctica de formas y recursos. Todo ello dentro de un ejercicio de equilibrio y mesura totalmente acorde con la arquitectura en la que se sustenta.

Esta ambientación se refuerza con la presencia del palco para músicos y sobre todo con las lámparas centrales y apliques acordes con ellas.

El ambiente ecléctico con lenguajes clásicos se ha mantenido en la decoración introducida en la rehabilitación con la presencia del cortinaje, las grandes mesas de Valentí y las cómodas de Época.

En la base de dicha estructura se apoya el techo acristalado que se observa desde el patio. Terminando la forma a cuatro aguas de la cubierta, una estructura secundaria soporta los perfiles inclinados sobre los que se apoya el acristalamiento de la propia cubierta. Sólo en el remate de la coronación, coincidente con la zona opaca del patio se utiliza la teja conformando un torreón superior que sirve de acceso al interior de esta compleja estructura.

La elevación lateral de la edificación en el conjunto del patio permite una primera ventilación e iluminación lateral que se controla con persianas metálicas exteriores accesibles desde la cubierta.

El centro del patio queda abierto en la zona ocupada por la lámpara colgante permitiendo una segunda ventilación que se comunica con el cerramiento de la cubierta acristalada que deja todo su perímetro lateral abierto.

Estructuras metálicas secundarías evidencian el uso con diferentes sistemas de entoldados que contribuían al bienestar climático del conjunto.

Solución formalmente compleja y de una belleza formal fuera de toda duda con un rigor racionalista y tecnológico cuidado en sus mínimos detalles.

Desde otra perspectiva el patio central es un buen ejemplo de “arquitectura abierta” donde la circulación y el uso se confunden y de ahí esa complejidad de perspectivas y superposiciones desde los diversos accesos que él presenta como espacio servido y a los que comunica como espacio de servicio.

(Esta visión se vio alterada en determinados momentos con un cerramiento del espacio central del patio)


SALON DEL PRADO

El salón del Prado (salón Carlos Vázquez), presenta otro ejemplo arquitectónico de tratamiento del espacio en este caso como relación exterior-interior.

El salón se diseña como espacio en comunicación con la terraza exterior elevada y protegida por las dos alas de la edificación.

La doble puerta acristalada protege el espacio y permite la comunicación con el exterior.

Pero no sólo realiza esa función, sino que define y valora el espacio con su molduración y composición.

Aún con una cierta pobreza constructiva confiere la significación al espacio a través de la visión exterior. La restauración realizada ha intentado potenciar esta cualidad jugando con la visión “a través de” pero matizada y velada intuyendo el espacio natural que se divisa como fondo.

En otra escala ocurre algo parecido en el pequeño salón contiguo dedicado actualmente a sala de profesores. La diferente dimensión y sobriedad decorativa confieren sin embargo otra significación totalmente distinta al espacio. En el hall de acceso por la calle Caballeros el rescate de la ornamentación mural puede ser un elemento anecdótico rememorativo de antiguas ornamentaciones tanto exteriores como interiores.

Como tal testimonio valora un espacio en el que se han introducido novedades en la restauración: la puerta del antiguo juzgado, lámparas del antiguo Ayuntamiento, nuevo zócalo de mármol, supresión de la puerta giratoria…

Un espacio reducida que valora en otra forma la relación exterior-interior del edificio creando ese espacio intermedio entre espacio urbano y espacio interior.

Quedan consideraciones importantes sobre el edificio referidas a su historia y a la valoración del exterior del mismo.

En cualquier caso esta breve valoración creo puede contribuir a resaltar la arquitectura de Rebollar en un edificio con valores importantes en su concepción y en la memoria de nuestro pueblo.

Diego Peris Sánchez, diario “Lanza”, 13 de noviembre de 1985, página 24.


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