La inserción de un pueblo en un espacio
establece una relación con el mismo transformándolo a su imagen y al mismo
tiempo plegándose el propio espacio. “La imagen del medio exterior y de las
relaciones estables con él pasa a primer plano de la idea sobre este espacio”.
Se establece una memoria colectiva sobre el lugar, memoria viva que se
enriquece y evoluciona a lo largo del tiempo.
Cuando el edificio está próximo en la
historia como es el caso del casino, esta memoria se encuentra presente de modo
inmediato en todos los ciudadanos. Tal vez sin embargo esta inmediatez del
momento nos hace valorar más ciertas vivencias relacionadas con el lugar que el
propio lugar.
Y por ello estas líneas pretenden tan
sólo facilitar la lectura del edificio en el mismo ayudando a su valoración.
La edificación realizada por el
arquitecto Sebastián Rebollar y Muñoz a
finales del siglo pasado se inserta en el momento edificatorio histórico del
que surge. Las soluciones academicistas manejan un repertorio tipológico y
formal ecléctico, alejado de la dimensión urbana y basadas en modelos “clásicos”.
La actividad de Rebollar, refiriéndome
al antiguo Casino, se inserta en esta línea pero con aportaciones muy positivas
en su concepción arquitectónica, aportaciones que analizo a continuación sobre
espacios concretos del edificio y actualmente existentes.
PATIO
CENTRAL
El espacio del patio central se resuelve
con técnica constructiva impecable y con un entendimiento de la arquitectura
como “hecho climático”. Una estructura metálica roblonada constituida por
cuatro cerchas que se cruzan en el centro del patio salvando la zona central
opaca forma la base de la solución constructiva.
La forma cuadrada del espacio se
polariza hacia ese frente. La utilización diversa del espacio exterior ha
potenciado el diálogo exterior interior que será bueno rescatar en alguna
medida potenciando su uso y estudiando soluciones constructivas presentes en
otros momentos.
El espacio interior se potencia con la
decoración de escayola en su perímetro superior y la presencia de la lámpara
central.
En este espacio se hace patente otra
característica importante evidenciada en el patio central: la presencia de la
luz en una doble visión del espacio: la luz natural se utiliza no sólo como
elemento funcional necesario sino como valoración del espacio.
Y en ese sentido cobra una dimensión
totalmente distinto el espacio con luz natural y con luz artificial.
La superficie acristalada pasa de
generadora de luz a fondo neutro oscuro receptor de la luz artificial.
El espacio que emerge desde el techo del
patio central o del paramento frontal en el salón del Prado parece emerger
desde el techo del salón en el Prado o desde los espacios laterales en el patio
central, con la presencia de la luz artificial.
SALON
DE BAILE
El gran salón de baile posee una
estructura arquitectónica simple de forma rectangular con una triple puerta de
acceso y una serie de ventanas en el frente opuesto con ritmo regular.
En este espacio es tal vez donde se
valora más la decoración introducida por Andrade con un rico juego de molduras
en el remate superior y en el techo. Todo ello con la riqueza decorativa que se
valora con criterio barroco y hasta escenográfico, pero donde el mármol “falso”
cobra la dignidad de obra de arte y donde la moldura de escayola es un
ejercicio de diseño ambiental con una utilización ecléctica de formas y
recursos. Todo ello dentro de un ejercicio de equilibrio y mesura totalmente
acorde con la arquitectura en la que se sustenta.
Esta ambientación se refuerza con la
presencia del palco para músicos y sobre todo con las lámparas centrales y
apliques acordes con ellas.
El ambiente ecléctico con lenguajes
clásicos se ha mantenido en la decoración introducida en la rehabilitación con
la presencia del cortinaje, las grandes mesas de Valentí y las cómodas de Época.
En la base de dicha estructura se apoya
el techo acristalado que se observa desde el patio. Terminando la forma a
cuatro aguas de la cubierta, una estructura secundaria soporta los perfiles
inclinados sobre los que se apoya el acristalamiento de la propia cubierta.
Sólo en el remate de la coronación, coincidente con la zona opaca del patio se
utiliza la teja conformando un torreón superior que sirve de acceso al interior
de esta compleja estructura.
La elevación lateral de la edificación
en el conjunto del patio permite una primera ventilación e iluminación lateral
que se controla con persianas metálicas exteriores accesibles desde la
cubierta.
El centro del patio queda abierto en la
zona ocupada por la lámpara colgante permitiendo una segunda ventilación que se
comunica con el cerramiento de la cubierta acristalada que deja todo su perímetro
lateral abierto.
Estructuras metálicas secundarías
evidencian el uso con diferentes sistemas de entoldados que contribuían al
bienestar climático del conjunto.
Solución formalmente compleja y de una
belleza formal fuera de toda duda con un rigor racionalista y tecnológico
cuidado en sus mínimos detalles.
Desde otra perspectiva el patio central
es un buen ejemplo de “arquitectura abierta” donde la circulación y el uso se
confunden y de ahí esa complejidad de perspectivas y superposiciones desde los
diversos accesos que él presenta como espacio servido y a los que comunica como
espacio de servicio.
(Esta visión se vio alterada en
determinados momentos con un cerramiento del espacio central del patio)
SALON
DEL PRADO
El salón del Prado (salón Carlos
Vázquez), presenta otro ejemplo arquitectónico de tratamiento del espacio en
este caso como relación exterior-interior.
El salón se diseña como espacio en
comunicación con la terraza exterior elevada y protegida por las dos alas de la
edificación.
La doble puerta acristalada protege el
espacio y permite la comunicación con el exterior.
Pero no sólo realiza esa función, sino
que define y valora el espacio con su molduración y composición.
Aún con una cierta pobreza constructiva
confiere la significación al espacio a través de la visión exterior. La
restauración realizada ha intentado potenciar esta cualidad jugando con la
visión “a través de” pero matizada y velada intuyendo el espacio natural que se
divisa como fondo.
En otra escala ocurre algo parecido en
el pequeño salón contiguo dedicado actualmente a sala de profesores. La
diferente dimensión y sobriedad decorativa confieren sin embargo otra
significación totalmente distinta al espacio. En el hall de acceso por la calle
Caballeros el rescate de la ornamentación mural puede ser un elemento
anecdótico rememorativo de antiguas ornamentaciones tanto exteriores como
interiores.
Como tal testimonio valora un espacio en
el que se han introducido novedades en la restauración: la puerta del antiguo
juzgado, lámparas del antiguo Ayuntamiento, nuevo zócalo de mármol, supresión
de la puerta giratoria…
Un espacio reducida que valora en otra
forma la relación exterior-interior del edificio creando ese espacio intermedio
entre espacio urbano y espacio interior.
Quedan consideraciones importantes sobre
el edificio referidas a su historia y a la valoración del exterior del mismo.
En cualquier caso esta breve valoración
creo puede contribuir a resaltar la arquitectura de Rebollar en un edificio con
valores importantes en su concepción y en la memoria de nuestro pueblo.
Diego
Peris Sánchez, diario “Lanza”, 13 de noviembre de 1985, página 24.
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