“YO
AFIRMO, Y LA HISTORIA ME DARÁ LA RAZÓN, QUE EL SEGUNDO PAIS CON DICTADURA
PROLETARIA EN EUROPA SERA CIERTAMENTE ESPAÑA”
Lenin
“SI
GANAN LAS DERECHAS, TENDREMOS QUE IR A LA GUERRA CIVIL”
Largo
Caballero
Para comprender la guerra civil española
de 1936, es muy necesario conocer antes sus dramáticos precedentes. Viendo
éstos –que constan con fidelidad en la prensa y escritos de intelectuales de la
época-, hay que meditar las amargas
palabras de aquel republicano duro, Pi y Margal, al derrumbarse en 1873 la I República:
“Entre la dictadura y la anarquía, los
pueblos acaban optando por la dictadura”.
El retorno de la monarquía y la
elevación al trono de Alfonso XIII, -rey complejo incluso para sus propios
biógrafos, pero en definitiva gran rey- trajo a España en parte el principio
del fin de su unidad.
Monárquicos y republicanos, liberales y
progresistas en un inicio del siglo XX que se empezaba a vislumbrar complicado,
y prepararon lo que unos han catalogado como las “dos Españas” y otros como Alcalá Zamora “las tres Españas”. Traicionado Alfonso XIII por la política,
exprimido por la iglesia y la aristocracia, burlado por el ejército a quien
tanto mimó, pasó injustamente por la historia de España como un Luis XVI sin
guillotina, tras el golpe de Estado del 12 al 14 de abril de 1936.
Curiosamente fue muy valorado
internacionalmente, pues su labor de mediador y Jefe de Estado neutral en la
guerra del 14, -ahora se cumplen 100 años- salvando cientos de vidas humanas
por su personal intervención a favor de los potencias beligerantes del
conflicto europeo.
La Dictadura de Primo de Rivera, y otros
errores del Rey, provocaron la caída y precipitación de la monarquía y el
advenimiento por golpe de estado de nuestra II República.
Una vez expulsado de España el Jefe de
Estado y Rey de todos los Españoles, fue proclamada la II República Española,
siendo elegido Presidente Provisional D. Niceto Alcalá Zamora, el 14 de abril
de 1931. Aquí en Ciudad Real, fue su Alcalde electo don Fernando Piñuela
Romero, quien proclamo desde el balcón del ayuntamiento capitalino, e izando la
bandera tricolor, la República en Ciudad Real.
Proclamación
de la II República desde el balcón del Ayuntamiento (15 abril 1931)
Para quienes lo desconozcan, nuestro
primer Alcalde Republicano, no fue como quiere hacerse creer en la persona de
José Maestro San José, como inexplicablemente se ha idealizado por los
neosocialitas de la actual sistema plutocracia. El primer Alcalde republicano,
de condición Socialista fue Fernando Piñuela Romero, que tras varios meses
ejerciendo de primer edil, renunció a la alcaldía al ser elegido Diputado a
Cortes Constituyentes tras las municipales de abril de 1931. Ejerció en la
guerra como Comisario General de los Ejércitos de Centro y fue ejecutado en
Murcia, cuando era Alcalde de esa ciudad, siendo vilmente asesinado por el
bando vencedor, tras haber salvado cientos de vidas, entre ellas las del obispo
de la diócesis, y salvaguardar el patrimonio entre otras circunstancias y muy
particularmente evitó la destrucción de la patrona de Murcia. Conocí siempre de
su biografía y protagonismo en nuestra historia general de España por las veces
que me hablaron de él, Cecilio López Pastor y Ricardo de la Cierva. Ciudad
Real, ni le otorgó calle, ni su fotografía puede hoy ser colocada en la galería
de alcaldes de Ciudad Real, tras reiteradas peticiones formales a los alcaldes
Nicolás Clavero, Francisco Gil-Ortega y la última en ese cargo Rosa Romero. !
Incomprensible!
Durante la etapa de la II República
podemos arrojar datos importantes incluso cuando ocupó la alcaldía en 1934 por
parte de las derechas por don Gaspar A. Sánchez Pérez, que en pleno inicio de
la guerra civil moriría asesinado en el mes de agosto, pero eso es motivo para
otra conferencia sobre la el periodo republicano en la capital de la Mancha.
Fernando
Piñuela Romero, primer Alcalde republicano de Ciudad Real
Centrándonos en nuestro tema, al llegar las elecciones de febrero de 1936, el ambiente se hacía irrespirable en Ciudad Real y provincia. El Frente Popular no estaba seguro del éxito electoral en la provincia, y la situación se hacía insostenible Las graves circunstancia de la revolución de Asturias hacían temerse lo peor, incluso en todo momento se preveía cualquier conflicto armado insalvable. La iglesia católica había sido perseguida hasta límites insospechados durante esos años. Curiosamente Ciudad Real, que era y es Priorato de las Órdenes Militares, diócesis dependiente entonces de propio Papa, había tenido incluso la amenaza de ser suprimida desde el Estado como Priorato de las Órdenes Militares, al estar estas derogadas a titulo civil en 1931. Es justo decir que el Obispo-Prior de entonces, hombre destacado a nivel internacional, y la figura más sobresaliente del episcopado español, junto con los cardenales Gomá y Tomás, Vidal y Barraquer y el obispo Mateo Múgica, al ser proclamada la República, fue el primer obispo español en adelantarse y hacer público oficialmente una circular a todo su clero y diocesanos, pidiendo colaboración con el nuevo poder constituido, a pesar de ser Estenaga un ferviente monárquico. No tiene desperdicio parte del texto elaborado por el Dr. Estenaga, escrito no sin amargura y dolor, pues era un hombre enteramente admirador del Rey Alfonso XIII, quien le había protegido y promocionado al episcopado, aun en contra de las “reticencias” del felón Nuncio Tedeschini, por tratarse de un “episcopable excesivamente joven”.
El 1 de mayo de 1931, el Cardenal
Segura, hizo una pastoral de exaltación a la figura de la monarquía, pastoral
por la que fue expulsado –injustamente- de España, por orden del ministro
católico Miguel Maura. El amiente a partir de entonces contra la iglesia y sus
fieles fue acrecentándose hasta llegar a extremos durísimos; destrucción de
obras de arte religiosa, incendios de conventos, iglesias, asesinatos de
sacerdotes y violación de derechos fundamentales.
El
Frente Popular fue una coalición de los principales partidos de la izquierda
que ganaron las elecciones el 16 de febrero de 1936
Dando un salto en el tiempo y repasando los periódicos editados en aquel
mes febrero del 1936, encontramos el
siguiente dato de interés publicado el 10 en el Pueblo Manchego; “El domingo se celebró misa de comunión
general por España organizada por las instituciones de A.C de Ciudad real. Este
acto revistió una brillantez extraordinaria. Ofició en él el Excmo. Sr. Obispo
Prior que dirigió a los fieles, que
llenaban hasta el límite la inmensa nave y las capillas laterales, un vibrante
fervorín en el que el “motivo” que subrayaba
los brillantes párrafos en los que habla del deber de los católicos españoles
en la hora presente, del deber de patriotas en el momento decisivo de hundir o
salvar a España, eran las palabras de “Paz”
y “Amor”.
Es decir que según testigos
presenciales, el Dr. Estenaga aclamó que era el tiempo eje de que España se
hundiría o se salvaría inevitablemente.
Es decir ya se preveía que la guerra era
un hecho.
El asesinato del jefe de la oposición
por miembros del gobierno del Frente Popular, hizo estallar la guerra civil.
Hablan
los fusiles
El 18 de julio de 1936, a las 5 de la
tarde, el ejército de Marruecos se levanta contra el Gobierno de la Nación. En
Ciudad Real, al carecer de guarnición militar y permanecer la Guardia Civil
indecisa, no hubo el más mínimo movimiento. La preparación de la sublevación en
la capital se llevó a cabo bajo la dirección de Falange. Amadeo Mayor Macías,
estaba al frente de su Jefatura.
Desde Madrid fue enviado un hombre de
íntima confianza de José Antonio Primo de Rivera, siendo este Fernando Aguinaco
Blanco. Su misión; proselitismo y preparar la savia nueva falangista en la
Mancha.
Aquí en Ciudad Real, los primeros en
recibir noticias confusas del pronunciamiento, fueron los oficiales del
gobernador civil de la provincia, Germán Vidal Barreiro, quien convocó
urgentísimamente a los jefes líderes políticos y sindicales del Frente Popular
en la capital, a una reunión en su despacho. Manuel Romero, de Unión
Republicana; Arturo Gómez Lobo, de Izquierda Republicana; Domingo Cepeda, más
conocido por “cepedilla”, del Partido Comunista, José Tirado, de la CNT,
Francisco Colás R. de la Sierra, Fernando Piñuela Romero, Antonio Cano Murillo,
del Partido Socialista; Benigno Cardeñoso de la UGT, -Trabajadores de la
Tierra- ; el presidente de la Comisión Gestora Provincial; Francisco Maeso
Taravilla, manifestaron su inquebrantable fidelidad al Gobierno fretepopulista.
También lo hizo el Coronel de la Guardia Civil Salafranca, garantizando su
fidelidad de la pequeña guarnición militar al poder constituido y a la
República.
Al medio día del 19 se reunieron en la casa
denominada como de Los Corcheros –situada en la calle calatrava 11, esquina con
Audiencia- propiedad de los hermanos Mayor Macías, con un grupo armado a las
ordenes de Fernando Aguinaco Blanco, con la pretensión de comenzar ya el
alzamiento en la capital. Confiados estos que serían secundados por la Guardia
Civil. Al intentar las milicias del Frente Popular registrar la casa, fueron
recibidas con una descarga que causó heridas a los milicianos Ángel Lapeira y
Ángel Cepeda. Durante el tiroteo y forcejeo resultó alcanzado en su cráneo frontal
y muerto por impacto de proyectil, el íntimo amigo de José Antonio Primo de
Rivera, Fernando Aguinaco Blanco. El resto de falangistas intentaron huir por
tejados colindantes, produciéndose una exagerada persecución seguida de
numeroso público asistente.
Casa de los Corcheros
de la calle Calatrava esquina a Elisa Cendrero, lugar donde se desarrolló el levantamiento falangista de Ciudad Real el 19 de julio de 1936
En el A.H.N. hay un documento Pieza
núm.2 Alzamiento Caja 1.031. en el que nos da testimonio el Juez Municipal Juan
Ignacio Morales Sánchez Cantalejo, al salir de misa de la Iglesia de la Merced;
“fue avisado el declarante por el
alguacil del Juzgado ya que estaba actuando como Juez de Instrucción interino
de esa capital y su Partido por estar nombrado Juez especial el propietario.
Concretamente se me dijo que fuera al Juzgado pues habían avisado que había un
hombre muerto en una casa de la calle Calatrava. Personado en el Juzgado se
constituyó éste acompañado del Sr. Teniente Fiscal de la Audiencia, del médico
Forense y el alguacil de servicio con la asistencia del Secretario propietario.
Desde que salimos del edificio de la Audiencia se pudo observar que las
milicias rojas estaban rodeando toda la manzana en que se encontraba la citada
casa y cuya esquina opuesta cae casi enfrente del edificio de la Audiencia,
todos tenían armas cortas y largas y era el primer día que las usaban de forma
descubierta. Desde dicho momento y aún antes sentimos muchos disparos que se
hacían desde los tejados y azoteas y con gran riesgo para todo el Juzgado y
abriéndonos paso entre las filas de hombres y chiquillos armados pudimos llegar
a la casa numero 11 de la calle calatrava de esta Capital llamada de los
Corcheros perteneciente a la familia de D. Amadeo Mayor que entonces nos
dijeron era el Jefe de Falange y estaba detenido. De momento encontramos la
casa vacía y procedimos a registrarla sin
encontrar a nadie, al llegar muy cerca de la puerta de entrada había un
cadáver de un hombre joven que por documentos y manifestaciones pudimos
identificar como perteneciente a D. Fernando Aguinaco que estaba muerto de un
tiro. Al salir del corral se vinieron hacia nosotros, por varios tejados que
rodeaban la casa, varios muchachos jóvenes que andaban huidos y, perseguidos con saña por los rojos que
pretendían cazarlos, se vio claramente que su deseo al ver al Juzgado y a la
Guardia Civil era entregarse a nosotros para ampararse y que no les cogieran
las milicias. Con ese motivo, al ver a estos chicos que venían hacia nosotros
en esa dirección y desde varios tejados
nos hicieron gran numero de descargas de
armas de fuego de todas clases teniendo
la necesidad de arrojarnos al suelo, y arrastrándonos, volver a la esquina del
corral. No obstante, la mayor parte de los muchachos huidos llegaron a nosotros
afortunadamente sin ser heridos, recordando entre ellos algún Ruyra, a Ruiz,
Cambronero y algún otro que no recuerdo. Al poco rato se personaron dos
hermanos del dueño de la casa y no pudimos salir de ésta ni evacuar a los
detenidos por miedo a represalias de las turbas hasta cerca de las cinco de la
tarde después de haber realizado las diligencias propias del caso”.
Amadeo Mayor
Macías (izquierda), jefe provincial de Falange, y su hermano Mateo. Ambos
detenidos el 19 de julio de 1936 en la casa de los Corcheros y posteriormente
asesinados
La Guardia Civil, se inhibió en este
conato de levantamiento, prestándose a la detención de Amadeo, Mateo e Isidoro
Mayor, José Ruiz Cuevas, Juan Cambronero Polo, así como Manuel Ruyra Ruescas
que fueron interceptados en la propia casa. Jesús López Prado y Manuel García
Valencia en viviendas contiguas donde habían buscado salvaguardarse de la
afrenta.
Una vez sofocado el intento de conato de
levantamiento, la primera obsesión y error del Gobernador Civil es trasladar la
Guardia Civil a Madrid. Vidal Barreiro recelaba y mucho de la “lealtad” de la
Benemérita. Con la salida y traslado de la Guardia Civil se hizo un vacío de
poder en nuestra capital. Las milicias locales se hicieron únicas garantes de
la seguridad y “orden” en la capital. Los abusos y desmanes de lesa humanidad
eran constantes desde el mes de julio hasta que el sustituto de Vidal Barreiro
el nuevo Gobernador Civil Serrano Romero, en base del decreto de 27 de
diciembre de 1936 procedió a su parcial disolución por el bien del orden y
mantenimiento general de la autoridad
gubernamental.
Liberto López de
la Franca, Conferencia pronunciada en 2014 sobre la Guerra Civil Española
Fotografía de Fernando
Aguinaco Blanco, primera víctima mortal de la guerra en Ciudad Real a manos de
milicianos del Frente Popular y sepultura en el cementerio capitalino
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