Nuestra ciudad vivió ayer una intensa
jornada de amor mariano, con motivo de los solemnes actos organizados por el
Rvdo. Don Javier María de Castro, párroco de Santiago Apóstol, en honor de la
Stma. Virgen de las Lágrimas. A los actos se sumó Ciudad Real entera y fueron también
muchas las personas que asistieron procedentes de distintos pueblos de la
Mancha y aún de otras provincias españolas. La capital presentaba aire de día
de fiesta, pues muchos balcones estaban engalanados, especialmente en el barrio
de Santiago, habiendo sido adornada e iluminada artísticamente la calle de
Calatrava y la plaza que por reciente acuerdo de nuestro Ayuntamiento, lleva el
nombre de Virgen de las Lágrimas.
MISA
EN LA PARROQUIA CON ASISTENCIA DEL PRELADO
A las distintas Misas que fueron oficiadas desde primera hora de la mañana en la iglesia parroquial de Santiago, asistieron numerosos fieles, muchos de ellos recibieron la Sagrada Comunión. En el altar mayor estaba colocado el cuadro facsímil del que lloró en Siracusa y ante él oficio el señor cura párroco, con asistencia Pontifical del prelado doctor Echevarría, la Misa de doce, a la que asistieron el alcalde de la capital, vicepresidente de la Diputación y otras personalidades. La Schola Cantorum del Seminario Diocesano interpretó de manera magistral la misa “Cum júbilo”. El P. Castro dio cuenta de un telegrama recibido del Vaticano, cuyo texto es el siguiente:
“Augusto Pontífice al bendecirse altar dedicado Virgen de las Lágrimas en parroquia de Santiago esa ciudad, pide Madre celestial obtenga del Señor para esos fieles copiosas gracias y puedan llevar ferviente vida cristiana llena virtudes. Con estos deseos Su Santidad otorga V. E. párroco, autoridades, Clero, feligreses asistentes ceremonia implora bendición apostólica. Montini, prosecretario”
PRIMERA
MISA VESPERTINA EN CIUDAD REAL
Aunque la Misa vespertina –primera de las celebradas en la capital- que había de ser oficiada por el Prelado, no iba a dar comienzo hasta las seis y media de la tarde, ya desde las cinco era muy numeroso el publico que ocupaba el paseo central de la Plaza del Generalísimo, cuyas primeras filas de sillas habían sido reservadas para los enfermos e impedidos llegados de distintos lugares. En la terraza del Ayuntamiento, cuya fachada estaba engalanada, se había levantado un altar, en el que figuraba el cuadro de la Virgen de las Lágrimas.
A las seis y media, en el momento de iniciar la Santa Misa el señor Obispo, la Plaza del Generalísimo y calles adyacentes se hallaban materialmente abarrotadas, pudiendo calcularse sin exageración de cifra, unas quince mil personas. La Misa fue oída con el mayor respeto y recogimiento, mientras el P. Castro pronunciaba ante el micrófono palabras sentidas de consuelo para los enfermos y de unción para todos los fieles, que están escuchadas en toda la Plaza gracias al servicio montado por Radio Nacional de España. La Schola Cantorum del Seminario Diocesano interpretó bellos motetes.
Terminada la Santa Misa, que presidieron a ambos lados de la terraza del Ayuntamiento el gobernador civil y primeras autoridades, así como el Cabildo catedralicio, pronunció una brillante alocución el Ilmo. Sr. D. Juan Mugueta, Prelado domestico de S. Santidad y Chantre de la S. I. P.
TRASLADO
PROCESIONAL Y BENDICIÓN DE ENFERMOS
Al terminar las palabras de monseñor Mugueta, se organizó la procesión para trasladar la imagen de la Stma. Virgen al retablo-altar. Fue llevada bajo palio, cuyas varas portaban jóvenes de A. C. por el Ilmo. Sr. Vicario Dr. Gómez-Rico, presidiendo el Obispo Prior y las autoridades.
Una gran muchedumbre se apiñaba en las calles del recorrido y especialmente la de Calatrava y la Plaza de las Lágrimas eran un hervidero de personas. Al llegar la comitiva ante el altar el P. Castro colocó la imagen en el lugar donde ha de recibir la veneración de los fieles, en medio de grandes aplausos y mientras la banda de música interpretaba el himno nacional. Seguidamente y por el Ilustrísimo Sr. Deán fue llevado el Santísimo Sacramento desde la capilla del Colegio de San José hasta el altar, donde el Prelado, en medio de un silencio impresionante y de la emoción de todos los presentes, dio la bendición a los enfermos y después al pueblo en general, siendo de nuevo llevado el Santísimo al Colegio, mientras se organizaba la adoración de la reliquia, consistente en un trozo de algodón de los que enjugaron las lágrimas de la Virgen, enviado al P. Castro por el Arzobispo de Siracusa, Mons. Baranzini. Durante dos horas largas desfiló público ante la imagen, anunciando el Padre Castro que las limosnas que se recogieran serían repartidas por partes iguales para el templo que se construyo en dicha ciudad italiana en honor de la Virgen de las Lágrimas, el nuevo Seminario Diocesano y las Hermanas de la Cruz.
Diario Lanza, lunes 17 de mayo de 1954
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