Nos ha sorprendido agradablemente la
fijación en la fachada frontera al Colegio de San José de la placa de artística
cerámica, en la que se da nombre de Plaza de la Virgen de las Lágrimas, por
reciente acuerdo de nuestro Ayuntamiento a la pequeña placita que se forma al
terminar el tramo de la calle Calatrava hasta Cardenal Monescillo. En ella se
construye en estos días el retablo-altar que, por iniciativa del Cura Párroco
de Santiago, servirá para llevar la devoción a la Virgen a un barrio que ya
cuenta con advocaciones tan populares como la Santísima Virgen de los Dolores,
la del Rosario y el Inmaculado Corazón de María, y será el homenaje que quede
de recuerdo de estas devociones en el Año Mariano en el que nos encontramos. La
nueva placita está siendo urbanizada y aún quedará mejor cuando, seguramente en
este mismo mes, se inicien las obras de adoquinado que comprenden el mencionado
tramo de la calle Calatrava, que va realizar nuestro Ayuntamiento con toda
urgencia. Si los proyectos que alberga el señor Cura de Santiago llegan a realidad
–y conociendo su actividad estamos seguros de que los llevará a la práctica-
hoy estaba siendo desmontada la fuente, que se traslada a la Plaza de Agustín
Salido- a la que se acercaran muchas personas devotas de la Santísima Virgen para
pedirle protección en sus necesidades y hasta esa misma imagen irán las miradas
de muchos enfermos impetrando de la Celestial Señora su milagrosa curación.
Aunque solo, fuera por este consuelo que puede llevarse a los que padecen,
merece plácemes la iniciativa que ha ejecutado nuestro Municipio a instancias
del popular P. Castro.
Diario Lanza, jueves 4 de marzo de 1954
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