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martes, 11 de abril de 2023

LA RESURRECCIÓN

 



Y si no resucitó Cristo, vacía es nuestra predicación y vacía también nuestra fe… somos los más dignos de compasión de todos los hombres, dice Pablo en la Carta a los Corintios, en una de las manifestaciones más radicales de la fe cristiana.

 

La iconografía del arte cristiano ha representado reiteradas veces el tema de la crucifixión, aunque el acontecimiento más relevante de la fe no es el martirio de Jesús de Nazaret sino su capacidad de superarlo y la resurrección. Un tema, sin embargo, difícil de representar y que remite a una descripción de las Escrituras. A pesar de ello el tema de la resurrección ha estado presente en la iconografía religiosa en diferentes momentos y formas.

 

La Resurrección simbólica

El Antiguo Testamento está anunciando y anticipando la realidad de la Resurrección de diferentes formas. Los tres días de Jonás en el vientre de la ballena, las Tres Marías en el sepulcro. La imagen de la Resurrección va a representar a Jesús saliendo de la tumba o sobre el monte con la presencia de los guardianes, la aparición a los apóstoles, y diferentes versiones de la Ascensión. Juan de Juni representaba el Cristo resucitado en 1570 en su escultura conservada en la catedral de Burgo de Osma y en una obras anónima del siglo XVI aparece el Cristo resucitado en el monasterio de santo Domingo el Real de Segovia.

Un anónimo el siglo XI dibujaba en la Biblia de Ripoll El sepulcro vacío y en el icono de Theófanes de Creta de 1546 titulado La bajada a los infiernos se representa la resurrección. Ya en 1600 el Greco representaba la Resurrección de Cristo en el cuadro conservado en el Museo del Parado. Rembrandt pintaba en 1636 la Ascensión de Cristo conservada en la Pinacoteca de Múnich y Luca della Robbia en el siglo XV en la catedral de Florencia. En 1999 Subirach realizaba la escultura de la Ascensión del Señor para la Sagrada Familia.




La manifestación de Cristo Resucitado

Hay una serie de representaciones que presentan el Cristo resucitado de manera indirecta. La presencia gloriosa con el Padre, las manifestaciones trinitarias o el Agnus Dei, tomado de la referencia apocalíptica de Cristo como cordero degollado que triunfa sobre la muerte, o las múltiples representaciones del Juicio Final.

La imagen del Cristo triunfante de la muerte ha ido cambiando a lo largo de los siglos. El románico tiene la imagen del Pantocrátor que tras la muerte tiene el poder de salvar y condenar y en el Renacimiento es la figura de un Cristo humanizado que ha triunfado sobre la cruz. El Resucitado de Miguel Ángel de 1520 es la imagen humana de una escultura conservada en Santa María sopra Minerva. Una imagen llena de humanidad como la de Jerónimo Hernández de 1580 conservada en la parroquia de la Magdalena de Sevilla o el Greco Resucitado de 1598 conservado en el Hospital de Tavera. El Greco, sin embargo, presentará la imagen del Cristo triunfante que asciende al cielo rodeado de figuras en una visión dinámica y llena de fuerza.

 

Los escultores contemporáneos

Juan de Avalos realiza una imagen de Cristo resucitado en 1993 para Teruel y R. Flecha un Jesús resucitado en 1994 para Valladolid. Son representaciones que repiten criterios de siglos anteriores como en el resucitado de Buiza en la iglesia de santa Marina de Sevilla. Imágenes de simbología y lenguaje más actual están presentes en la escultura de Albareda Agüeras de 1978 para la parroquia de santa Rita en Zaragoza. Un tema recuperado por la visión de la iglesia que ha incorporado la imagen del Resucitado en la Semana Santa de numerosas ciudades.

 


Escultores más contemporáneos como Venancio Blanco, José Luis Sánchez, Coomonte o Lapayese van a introducir una renovación del lenguaje religioso. González Vicario dice respecto de la escultura religiosa de este momento: “Venancio Blanco se destaca muy especialmente dentro de esta tendencia, extraordinario renovador de la escultura religiosa contemporánea, y a su lado, otros nombres como el de José María Subirach, José Luis Sánchez, José Luis Alonso Coomonte, Ramón Lapayese, Joaquín García Donaire, José Carrilero”.

El resucitado de Venancio Blanco de 2010 para la Capilla Monte del Pilar es una figura de un cuerpo tumbado sólo apoyado en los glúteos con la tensión en todo el cuerpo que está incorporándose. La expresión de la cara y la tensión de todos los músculos del cuerpo tienen una fuerza especial en un cuerpo vivo a pesar de la posición en la que se le representa. Una talla en madera con una mínima policromía para unificar los tonos de la figura que subrayan diferentes zonas del cuerpo como el pelo o las heridas. El año 2021 El “Cristo que vuelve a la vida”, de Venancio Blanco, volvió a la Catedral de Salamanca 28 años después, desde la exposición de Las Edades del Hombre de 1993. Durante la Cuaresma y Semana Santa, la talla de madera del escultor salmantino estuvo ubicada en la capilla del Cristo de las Batallas, gracias a la cesión temporal de la Fundación Venancio Blanco. Una escultura con una curiosa historia. Los trabajos previos comenzaron en 1987, cuando hizo 11 bocetos en barro. Y de esos bocetos, fundió 8 en bronce, pero no acababa de estar satisfecho, eran unos Cristos demasiado horizontales, hasta que desarrolló la escultura final.




El resucitado de García Donaire

El año 2018 la procesión del resucitado con la imagen realizada por Donaire llevaba por última vez la imagen por las calles de Ciudad Real. Una de las esculturas más interesantes de Donaire con una presencia de poder, de triunfo y un gesto que reforzaba la visión de la victoria sobre la muerte. Un cuerpo esbelto con músculos marcados, la mano derecha hacia arriba y la izquierda señalando hacia abajo creando así la idea de dinamismo en sus gestos. En su última procesión la imagen sola no estaba acompañada por los soldados caídos en el suelo por el resplandor de la figura que ha surgido venciendo a la muerte. Una representación especialmente atractiva de la Resurrección.

Los problemas de la escultura de Donaire hacen que se realice una nueva imagen de Manuel Martín Nieto, inspirada en la postura del Resucitado de García Donaire, con la mano izquierda bendice y extiende la derecha, al tiempo que sujeta la Sábana Santa estofada. En las muñecas, se aprecian los clavos de la crucifixión y en la parte derecha del pecho la lanzada de Longinos.

Después del Vaticano II numerosas iglesias asumieron el tema de la Resurrección como centro de la iconografía de los templos. Fisac realizaba una iglesia para los carmelitas en Madrid con una imagen del resucitado en su centro en un espacio lleno de luz que superaba ese ámbito más sombrío de otros proyectos. Una imagen que recoge la esencia de la fe cristiana que ha representado reiteradas veces la crucifixión, pero que tiene su esencia en esta visión del resucitado.

Diego Peris

 

Fuente: https://www.lanzadigital.com/blogs/arquitectura-cultura-politica/la-resurreccion/

 


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